El Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró en marzo una variación negativa de 0,02 por ciento con relación a febrero, mes que a su vez registró otra deflación de 0,15 por ciento. Es decir, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios están bajando desde enero, y el rubro que más baja es el de los alimentos. Sin embargo, una visita realizada por este medio a mercados devela que muchos productos subieron de precio hasta en 10 bolivianos durante las últimas semanas. ¿Qué ocurre?
Tres economistas consultados por este medio, Gabriel Espinoza, Alberto Bonadona y Mauricio Ríos, coinciden en que la baja o nula inflación se debe a que la gente no gasta su dinero y la economía se desacelera, pero, además, hacen observaciones a los parámetros de medición del INE.
Ríos observa “problemas” en el cálculo del IPC. Detalla que en todo el mundo lo que más sube son los alimentos, pero en Bolivia pasa lo contrario, según el INE.
“¿Por qué se da una desinflación? En cualquier economía, es porque está cayendo el consumo. Eso corresponde a problemas estructurales. Tiene que haber modificaciones porque los productos que son naturalmente demandados ya no son demandados”, dice.
Para Espinoza, la baja inflación es un indicador de que la economía se desacelera y la población ya no quiere gastar su dinero. El economista cree, además, que el INE mide en base a una canasta promedio, pero para tener datos más exactos debería actualizarse cada tres o cuatro años. “El problema es cómo se mide en base a una canasta de hace un par de años y que trata de dar información respecto al consumo representativo de las familias. Lo que el INE dice es que los precios han bajado respecto del mes pasado”.
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Espinoza añade que un caso específico es el de las pensiones escolares, que sólo se elevan en febrero y el resto de los meses no se considera el incremento, por lo que baja, pero para las familias es un gasto elevado a diferencia de la gestión pasada.
Otro caso, al l IPC entran productos importados. Si los nacionales suben, se compran los importados, lo que contribuye a que bajen los precios, explica.
Para Bonadona, lo que ocurre es que la población gasta menos en productos no manufacturados, primarios de origen agrícola y más en secundarios y terciarios. El ciudadano “va a ir más a restaurante, ya no come en casa, por ejemplo”, explica.
El economista cree que el IPC debería actualizarse con productos que son más de uso actual. “Ésa es una decisión técnica, pero siempre tiene repercusiones políticas porque al modificar la canasta se incorporan productos manufacturados, más que primarios y en el porcentaje bajan los alimentos”, afirma.
Además, la población tiene cierto temor por gastar, por tanto, hay productos o servicios que bajaron de precio.
VERDURAS SUBIERON HASTA EN BS 10
En un recorrido por el mercado La Cancha, de Cochabamba, las comerciantes indicaron que el precio de la verdura registra un alza debido a las inundaciones y sequía. “El granizo ha dañado la arveja. Está a 26 bolivianos la cuartilla; antes estaba a 12”, dijo una comerciante de La Cancha.
En tanto, la cuartilla de tomate se vende a 16 bolivianos; el mes pasado estaba a 8 bolivianos. El principal productor de tomate del departamento, Omereque, declaró emergencia por sequía.
La zanahoria, la papa y la cebolla también subieron de precio (ver tabla en infografía).
Según el INE, la inflación acumulada de enero a marzo fue de 0,06 por ciento, y los rubros que más encarecidos fueron educación, salud, recreación y cultura, comunicaciones y bienes de casa.
OPINIONES
«La gente lo ve en la calle. No necesariamente debe ir al INE para saber cuánto de su sueldo se pierde por la inflación al momento de hacer mercado». Mauricio Ríos. Economista
«El consumo se ha relentizado, las familias en Bolivia ya no están incrementando el consumo y los países vecinos han devaluado mucho el año pasado». José Gabriel Espinoza. Economista
«Hay observadores internacionales que vigilan el IPC y no se alteran con los datos. Eso quiere decir que tienen una medida promedio de artículos importados». Alberto Bonadona. Economista