Ramón Xirau: “La lengua no se elige”

image Entrevista al poeta y filósofo catalán Ramón Xirau, que cumple 85 años

“SIN JUAN RULFO NO HABRÍA GARCIA MÁRQUEZ”

“Vargas Llosa merece el Nóbel, es el mejor novelista en español”



“La poesía sólo la puedo escribir en catalán, es un asunto de sonido y ritmo”

MEXICO (CORRESPONSAL  LA VANGUARDIA)

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Ramón Xirau cumple 85 años en pleno proceso de creatividad. Como ha hecho toda su vida, el poeta y filósofo sigue escribiendo y continúa dando clases en la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), de la que es profesor desde 1947. El intelectual catalán de mayor proyección en América puede contar en primera persona historias infinitas de las figuras del exilio republicano y de los grandes autores mexicanos con los que convivió y  mantuvo estrecha amistad, como Octavio Paz y Juan Rulfo. En el salón de su casa,  situada en una calle empedrada del barrio colonial de San Ángel, desgrana para “La Vanguardia” recuerdos, vivencias, proyectos….

Con motivo de sus 85 años, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y el Instituto Nacional de Bellas Artes le rindieron un homenaje y le entregaron la medalla de oro. “Es un reconocimiento –matiza Xirau-, que uno agradece. La palabra homenaje es muy pomposa. Está bien que lo reconozcan a uno, a todos nos gusta”.

Con 14 años llegó a México. Con excepción del Orfeó Català, el recibiendo fue más bien hostil. “El presidente Cárdenas tuvo valor al acogernos a los republicanos, ya que incluso la mayoría de la colonia española estaba en contra.  Casi toda era franquista, salvo personas como el industrial Carlos Prieto, que acogió gente en su casa. También fue muy generoso con mi familia el historiador Pablo Martínez del Río”, cuenta Xirau. 

Poeta y filósofo, Ramón Xirau ha destacado como ensayista y crítico literario, traductor, editor y profesor.

-Yo estaba, en el buen sentido, condenado a la filosofía. Mi padre, Joaquim Xirau, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona durante la República, antes de emprender el exilio a México en 1939, fue un gran filósofo, muy amigo de José Gaos y de Juan David García Baca. Josep Carner y Agustí Bartra me llevaron hacia la poesía. ¿Qué soy más, poeta o filósofo? Las dos cosas. Lo primero que escribí en mi vida fue un poema corto sobre un bombardeo en Barcelona. Me acuerdo del principio: ‘Como águilas que se lanzaban hacia su presa/ trajeron muerte y crimen…’, algo así”.

La editorial Fondo de Cultura Económica (FCE) ha reunido los poemas en catalán de Xirau en un volumen en edición bilingüe -catalán y español-, con el título “Poesía completa”. “Yo prefiero llamar a esa compilación poesía reunida, porque sigo vivo y todavía puedo escribir”, matiza.

-¿Qué publicó primero, poesía o filosofía?

-Poesía. Un pequeño librito que se llamaba “Deu poemas”. En mi poesía completa, que publicó en México FCE, el primer poema que aparece es el más antiguo.

-Escribe la poesía en catalán y la filosofía en castellano. ¿Fue una opción deliberada?

-La lengua no se elige, así me salió. Ignoro cuando empecé a escribir poesía. Quizás cuando tenía diez u once años.  Intenté crear poesía en francés y en castellano, pero me salía en catalán, la lengua de las sonoridades maternas y de la escuela. Escribo poesía en catalán por razones evidentes, por ser mi lengua materna, aprendida en el ámbito familiar y en las aulas. La poesía sólo la puedo escribir en catalán, es un asunto de sonido y ritmo. Mi padre, muy lector de poetas, y Agustí Bartra influyeron en que escribiera poesía. La primera educación la tuve en catalán, en la Escuela Montessori de Barcelona. En casa, en Figueres con los abuelos, siempre hablamos en catalán. Mi formación básica fue en catalán. Después vino la guerra y todo lo anterior se nubló un poco.

-¿La poesía va ligada a la lengua materna?

-La poesía es lo más enraizado al origen; origen como lugar, espacio y cultura que te rodea, pero también como raíz que nos liga con un todo. Simone Weil habla de arraigo en dos sentidos, el de la tierra y el del mundo trascendente. Mi esperanza es que mi catalán no se haya enmohecido demasiado. Sobre filosofía oía hablar constantemente en casa; a mi padre y a sus discípulos, en especial a Pep Calsamiglia, Jordi Maragall, Eduard Nicol, Udina, que fue mi maestro y murió. La prosa vino después y espontáneamente empecé a escribir en castellano. Las dos lenguas son importantes, ése es mi modo de trabajar.

-¿De qué manera le influyó Bartra?

-De todos los autores catalanes que vivían en México, Bartra destacaba por su inteligencia y generosidad. Me influyó en el sentido personal, me daba ánimos para escribir. Le debo mucho. Nos recibía en su casa cada semana. Apoyaba a los jóvenes, nos informaba sobre lo que pasaba en Cataluña durante el franquismo. Su mujer, Anna Murià, era extraordinaria. En aquella  casa, Bartra era el entusiasmo; Anna Murià, el orden y la disciplina. Se combinaban bien. Anna fue una excelente escritora y, como persona, muy equilibrada.

-¿La poesía de Bartra es valorada como se merece?

– Fue un autor capital del exilio catalán, básico para la pervivencia del catalán. "Es un auténtico poeta”, dijo de él Octavio Paz. Bartra tiene que ver con el surrealismo y con los movimientos de vanguardia, muy en la tradición de la poesía catalana ligada al surrealismo. Con otro amigo, hice la traducción del catalán al castellano de “Odiseo”, un poema lírico de gran belleza, publicado por FCE. Le consulté la traducción y le gustó. Agustí siempre fue muy ético, como su  hijo Roger.  

-Durante décadas ha sido uno de los amigos más cercanos de Octavio Paz. ¿Cómo inició esa relación?

-Paz era consejero en la embajada mexicana en Paris. Le escribí, me contestó.  La relación con Octavio fue diferente, fue maestro y amigo.  Paz me llamó el ‘hombre-puente’: puente múltiple, firme y ancho; puente entre poesía y filosofía, entre catalán y castellano, entre México y Cataluña. Con Alfonso Reyes, otro gran escritor mexicano, tuve buena amistad pese a la diferencia de edad. Con Octavio fue un trato más directo. Desde siempre me interesó la obra de Paz, he escrito mucho sobre él. Y él me dedicó textos generosos. Octavio hizo un escrito muy bonito sobre mi hijo Joaquim, que murió muy joven cuando estudiaba en Harvard.

-En una entrevista que en 1991 le hice a Octavio Paz, me dijo: “Si hay algo de vivo e importante en la cultura hispánica es la poesía en catalán”. ¿Por qué Paz se interesó tanto por la literatura catalana?

-Para un mexicano como él, que seguía la literatura española, le sorprendía la lengua catalana. Probablemente  empezó a interesarse por la literatura catalana cuando en 1937, en plena guerra civil española, asistió en Valencia al Congreso de Intelectuales Antifascistas, que también sesionó en Barcelona. Sabía mucho sobre literatura catalana, conocía bien la obra de Llull, Ausias March, Maragall, Joan Brossa. Ausias March le gustaba mucho. Paz era muy amigo de Pere Gimferrer. La primera vez que visité Barcelona tras la muerte de Franco, fui a saludar a Gimferrer a su despacho. Tenía un enorme retrato de Paz al lado de su mesa. También le gustaba Antoni Tàpies.

Octavio y yo éramos grandes amigos. Tanto que cuando le dieron el Nobel Ana María fuimos con él a Estocolmo. En una fiesta que hubo después de la premiación, fue maravilloso ver bailar a Octavio. De México fuimos a Suecia un grupo no muy grande. Fue un acto muy impresionante, entre solemne y alegre al mismo tiempo.

-Paz tenía saber enciclopédico.

-Era lector de todo. Sabía de todas las culturas y de todas literaturas. Sobre la india escribió un libro maravilloso. Cuando era embajador en la India nos invitó a conocer el país. No fuimos porque en aquella época no volábamos, nos daba miedo.

-¿Se sintió huérfano al morir Paz?

-Terrible. Perdíamos a un amigo y a alguien que nos había ayudado mucho.  Paz era un referente literario, político y moral. 

-¿Octavio Paz promocionó personalmente su candidatura al Premio Nobel como hace ahora Carlos fuentes?

-No sé la verdad, no sé como se organiza eso. Sé el caso de Alfonso Reyes, que no lo tuvo. Yo era muy joven cuando asumí la subdirección del Centro Mexicano de Escritores. Propusimos a Reyes al Nobel, varias instituciones se sumaron. Mereció haberlo tenido, porque es uno de los grandes pensadores de México, y un gran escritor.

-En el verano de 1990, Octavio Paz convocó a intelectuales de renombre al Encuentro Vuelta, La experiencia de la libertad. Vargas Llosa causó polémica al calificar al régimen mexicano de “dictadura perfecta”, hasta el punto de abandonar el simposio y marchar del país.  Vargas llosa comentó: "Paz me estiró las orejas". ¿Paz era más condescendiente con el sistema del Partido Revolucionario Institucional (PRI)?

-Octavio veía que el PRI había dado estabilidad y crecimiento a México. Consideraba que con defectos y todo el PRI había sido básico para México. El PAN ha empezado a gobernar, peor creo que es bastante inferior al PRI. Por ello, el PRI puede ganar en julio las elecciones legislativas y en 2012 recuperar la presidencia.  El PAN no sabe gobernar, no tiene experiencia.

-¿Cómo explica estos nexos estrechos que mantuvo Octavio Paz con salinas de Gortari y otros presidentes del PRI?

-Octavio nunca fue del PRI. Valoraba del PRI la estabilidad y que hacía un gobierno de izquierdas sin caer en excesos. Sobre todo sin caer en la dictadura cubana ni en el populismo de Hugo Chávez. Había un equilibrio. El PAN viene de la antigua derecha. El PRI viene de la izquierda de la revolución. Está bien que se mantenga todavía. El sistema funcionó bien.

-¿Cómo ve la campaña para que se dé el Nobel a Carlos Fuentes?

-Prefiero no comentar.

-¿Vargas Llosa lo merece?

-Rotundamente sí. Nos hicimos muy amigos al coincidir dando clases en la Universidad de Columbia. Vargas Llosa es un gran novelista, de primera, de los mejores. Si un día se da el Nobel a un escritor en español, debe tenerlo Vargas Llosa. Es quién más se lo merece.

-¿Qué relación tuvo con Juan Rulfo?

-Lo conocí muchísimo. Es el mejor novelista del México moderno; era un hombre introvertido, modesto, más bien tímido y callado,  muy especial. Parecía hosco, pero en realidad era tierno. En un viaje de regreso de Yucatán, en pleno vuelo me dijo: “Miren, allá hay un cementerio”. Todos estábamos asustadísimos. Pero él seguía platicando muy tranquilo. Lo conocí cuando fui subdirector del Centro Latinoamericano de Escritores. Rulfo era becario.

-¿Por qué es el mejor novelista mexicano?

-Se lo planteo al revés. García Márquez no sería posible sin Rulfo. Fue un escritor con gran presencia. Sin quererlo ni pretenderlo, influyó mucho en la literatura mexicana. 

-¿Con sólo dos libros poco extensos?

-San Juan de la Cruz escribió cinco poemas. Casi es una virtud haber publicado poco. “Pedro Páramo” es una novela maravillosa. Tiene un sabor muy de la tierra de México y al mismo tiempo es universal. Es difícil  combinar local y universal. Y la forma de escribir que es muy visible, es muy tocable cuando describe un paisaje. 

JOAQUIM IBARZ