La selección nacional de Quinteros sigue sin ganar y esa es una realidad que no se la debe soslayar por más amistoso que haya sido el partido —y la derrota— con Panamá (1-3). Algo está pasando, y quizás ese algo se volvió a reflejar anoche en el Tahuichi: Bolivia fue una en el primer tiempo, con actitud y detalles colectivos e individuales positivos; y otra —desdibujada— en el segundo, incluso antes de que el árbitro peruano Carrillo metiera la mano y lo arruinara.
Renglón aparte, Carrillo le anuló un gol legítimo a Bolivia (pudo ser el dos-uno), expulsó a dos jugadores uno por bando vaya uno a saber por qué y cobró un penal en contra de la selección viendo una supuesta falta de Gutiérrez, lo que disgustó a Raldes, a quien expulsó por su reacción. Un árbitro al que se le paga por su trabajo lo menos que tendría que hacer es esforzarse por cumplir lo mejor posible. El partido en su primera parte corroboró cuánto le cuesta a la selección convertir. El primer elemento, que es pararse firme en todas sus líneas, lo hizo bien, controló el juego, no pasó más que algún susto esporádico atrás, y de mitad de cancha para adelante generó bastante, por eso es que las opciones comenzaron a llegar y esa es la razón para que a los 7 minutos se pusiera arriba en el marcador (buena acción de Peña, que desequilibró a su marcador y dio un pase atrás, y buena definición de Arce, que primero se perfiló y luego lanzó el disparo).
En esa primera parte pudo hacer uno o dos goles más, incluido el penal que remató Arce para que se luciera Mejía y tapara. El segundo tiempo fue totalmente diferente. Panamá tomó el control básicamente a través de un rendimiento físico mayor al del cuadro boliviano y lo pasó por encima. Bolivia no lograba pararse en ninguna línea. La doble expulsión (Peña-Argandona) la sintió más el equipo local, que quedó destruido arriba, y de paso desde el banco Quinteros tardó demasiado en efectuar las variantes. Los goles de Tejada (dos) y Cooper dieron vuelta el resultado, los dos últimos en circunstancias especiales, sin que eso suponga desmerecer el triunfo panameño. La Bolivia del primer período es la que hay que rescatar y apuntalar; la del segundo.
Fuente: ATB.
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