¿Y ahora?

dantepino1 DANTE N. PINO ARCHONDO

Desde el momento en que el Gobierno lanzó la convocatoria para conformar la Asamblea Constituyente, el objetivo número uno era la reelección y detrás de esta, lo que pueda caber de innovador o “revolucionario”.  Por eso su aprobación costó sangre en Chuquisaca, cerco en Oruro y oficinas de la Lotería Nacional en La Paz. ¿Si la reelección no hubiera estado en el contenido constitucional, el MAS habría llegado a esos extremos?

La respuesta es NO. La prueba de esta respuesta es la presencia real de los indígenas originarios campesinos en la nueva Asamblea Plurinacional. Les interesaban estos asuntos tanto como sostener a Tuto Quiroga en la oposición. Los derechos de los pueblos indígenas originarios campesinos son un envoltorio que les permite ponerse el poncho y el lluchu, pero valen tanto como valían para las élites criollas hegemónicas, es decir: un pepino.



Evo Morales, es cocalero. Y no puede ni parece pretender querer ser otra cosa. Su lógica es la Asamblea donde él manda y decide y quien no está de acuerdo está fuera del sindicato, pero encarna el cambio, guste o no a la oposición: Evo es el cambio. Y fuera de él, al menos por ahora, no hay otro líder que encarne lo mismo.

Los candidatos opositores son la presencia del ayer, con más o menos matices, pero son el ayer. Y hasta ahora, todos sin excepción han desgranado un discurso de quejas y lloriqueos sin ninguna oferta ideológica y programática seria. Lo que no quiere decir que el M.A.S. tenga lo que se reclama a la oposición. Ninguno nos ha dicho con claridad hacía donde va el nuevo Estado Plurinacional.

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Pero el M.A.S. a diferencia de la oposición tiene “pueblo”. Y eso le da contenido popular y máscara política, mientras Evo este presente. Sin él todo el panorama se revierte a fojas cero. Así que el cambio reclamado por el pueblo se sostiene, otra vez, en el caudillo y en el entorno que lo sostiene. El caudillo y su entorno se convierten en mismo cuerpo político. El uno sin el otro deja de ser lo que son.

Al frente no tenemos sino proyectos personales. Personalidades, es decir personas destacadas socialmente. Simpáticos algunos, pero ¿y qué? No son tiempos para las simpatías, ni las poses solemnes de la vieja aristocracia política. Y muchos de ellos perdieron sus partidos en la deblaque del año 2003. Se fueron junto con Goni, políticamente hablando. Y están haciendo esfuerzos por retornar de las sombras encarajinados ante la sucesión de hechos que nunca se imaginaron que existirían sin su presencia.

Aún con este cuadro triste, se espera un esfuerzo de estos candidatos, para que le otorguen una opción de elegibilidad al pueblo. Existen candidatos sin partido y partidos sin candidato. Esta es la verdad. Los que no tiene partido no tienen tiempo para crearlo y potenciarlo, y los que lo tienen carecen del carisma para actuar solos.  Así que hay que usar, en el tiempo que resta, lo que se tiene. Los candidatos sin partido con los partidos sin candidatos.

Cuando más se demoren en establecer esta plataforma de lanzamiento, el M.A.S. tiene mayores ventajas. Se me reclamará que lo primero es ponerse de acuerdo en la visión de país. Debo contestarles que es cierto, y me temo que lo único en que todos estarán de acuerdo es en evitar que Evo gane las elecciones. Unidos contra Evo no es suficiente. El pueblo quiere respuestas y sus demandas han tomado otro nivel.

Estamos viviendo una etapa histórica en la que la conciencia nacional asume como suyo el cambio y quiere ser su protagonista. Ya no se trata de “contentar a las masas” ahora es cuestión de hacerlas participar. Y este de este asunto dependerá que la oposición pueda recuperar su capacidad de inserción social. De este tema hablaremos después.