Trasfondo sórdido en el Chapare


Los Tiempos, Por: Winston Estremadoiro

Shannon debería proponer que el gobierno de Evo Morales saque de la congeladora un nuevo estudio sobre la comercialización y uso tradicional de la coca, actualizando trabajos realizados hace 30 años. Es un empeño que EEUU financiaría de buen talante, la ONU realizaría con eficiencia y hasta la OEA podría supervisar con veedores de campo, no vejetes de escritorio.

Hace años, cuando fundé la entidad que tiempo después haría mitosis bajo la ilusión del desarrollo alternativo, fui entrevistado por uno con tarjeta de corresponsal de medios estadounidenses. Al mes, el número 2 de la Embajada de EEUU expresó su preocupación por un reportaje en la revista High Times, clarín de la despenalización de las drogas.



Habían citado mi deseo de que exportando el mate de coca en bolsitas, el digestivo aliviara la pesadez estomacal luego de tragantonas en las ciudades del mundo, como en Bolivia. Quizá por amarillista, el reportero acotó que el Departamento de Estado frunció las cejas, medroso, decía, de que sus drogos comprasen las bolsitas y elaborasen cocaína en sus casas, igual que durante la prohibición con la ginebra de bañera. ¿Para qué, si la nieve les llega en submarinos?, acotaría hoy.

La anécdota da pié a lo sardónico en un despacho de la Ap desde Sinahota, que otrora fuera capital de la pichicata en el Chapare. Daba cuenta que Evo Morales ha puesto a sembrar alimentos a los cocaleros. Decía que «el alza de los precios de los productos alimenticios podría lograr algo que EEUU no consiguió pese a invertir millones de dólares: convencer a los campesinos bolivianos de que reemplacen los sembrados de coca con otros cultivos.»

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Imagínense, quien no dejó su cargo de mandamás de los cocaleros ni como Presidente, ni tampoco su sabotaje de los programas de sustitución de cultivos de coca, aguijoneado por altos precios alimentarios había pedido «a los cocaleros que complementen sus cosechas con la siembra de arroz y maíz.» La meta será 50 mil Has de arroz para el próximo año, según el propio Evo.

Ignora la gente que común a la selva virgen hollada y a la tierra en barbecho, el arroz es el cultivo de cabecera cuando están fértiles los suelos pobres del Chapare. Luego viene el maíz, la yuca y la coca, entremezclados de forma que se cosechan a tiempo de que la coca crece. Quiere decir, gringos ingenuos, que Evo Morales está proponiendo, ni más ni menos, un horizonte de cultivos de coca de 50 mil Has adicionales para su satrapía chapareña, asesorada hoy por las FARC.

Hecha la ley, hecha la trampa, es un aforismo que se practica a diario en una Bolivia tan pechugona de normas y tan flaca de muslos y nalgas de capacidad de hacerlas cumplir, que anda cayéndose de bruces.

La repartija de un cato de coca por familia ha resbalado a un cato por persona. Hace poco invitaron a un amigo a una festichola chapareña: tres días de bebendurria y comilonas con orquesta paceña, banda orureña y mariachis cruceños. ¿La chicha valluna no se agrió en el calor?, pregunté, socarrón. Ni chicha ni humilde yungueño de alcohol venteado con naranja: puro escocés de 12 años, vodka francés de 40 dólares, ron nicaragüense de 7 años, singani tarijeño de primera y la mejor cerveza nacional.

El cumpleañero tiene 10 Has de coca, claro, no adyacentes, repartidas a cato por nuca entre su familia, parientes, allegados y arrimados. No es el único latifundista de la coca. Son 40 catos, en el cato de 2.500 m2 del Chapare, no de 1.640 m2 que reporta la fuente del despacho de Ap. Si un cato rinde 16 cargas de 125 libras por año, a Bs 1.750 en promedio cada una, 40 catos rinden Bs 1,12 millones anuales.

Con esos ingresos para qué meterse en líos con la burrada de elaborar droga. Pero la ambición rompe el saco. Estos días, pichicateros del valle alto están comprando terrenos en el Chapare, para integrar verticalmente su quehacer con materia prima propia. ¿Cuántos cocaleros del Chapare ya pensaron lo mismo? Si de 100 a 150 kilos de hoja de coca se obtiene un kilo de pasta base de cocaína, que se vende a $ 2.500 en el Chapare, un cato de coca convertida a pasta base de cocaína, rinde un ingreso bruto de $18.432, casi 130 mil bolivianos.

Se quejaba un alto oficial de Umopar de estar a dieta de lectura, feliz él, confinado a su cuartel y a la carretera principal, porque los cocaleros han prohibido que sus patrullas entren a las sendas. Ya se reportan misteriosos aterrizajes de avionetas en caminos chapareños, lo que deja entrever que producir la materia prima de la cocaína no es lo único que está sucediendo en la republiqueta de Evo.

En un cónclave organizado por la ONU en 1981, Colombia anunció con alarma que habían 5 mil Has de coca ilegal en sus selvas; ahora son 120 mil Has y las FARC son sus guachimanes. No es de extrañar, pues, que en los Parques Nacionales Isiboro-Sécure y Carrasco, ya haya unas 10 mil Has de coca. Yo visité La Asunta, en el desparrame de los Yungas en el pie de monte vecino a ríos benianos, cuando tenía 200 Has de coca ilegal: ahora tiene 5 mil Has. Hay más coca de lo que se piensa en Caranavi y Alto Beni. Hasta los colonizadores de Yapacaní exigen su cupo.

Por ello, el colmo del cinismo es que Evo Morales pida recursos para financiar la mentirosa campaña de propaganda «Evo Cumple», a Thomas Shannon, secretario adjunto en el Departamento de Estado para asuntos del hemisferio occidental. El colmo del quiebre de cola sería que el gringo acepte, más aún luego de que Evo ratificó la condición de «territorio libre de Usaid», que un enorme pasacalle proclama en Villa Tunari. Y de las veces que el régimen ha sopapeado con una mano a EEUU, para luego ocultarla y sacar la otra con la palma hacia arriba para lloriquear prórrogas del Atpdea.

Más bien, Shannon debería proponer que el gobierno de Evo Morales saque de la congeladora un nuevo estudio sobre la comercialización y uso tradicional de la coca, actualizando trabajos realizados hace 30 años. Es un empeño que EEUU financiaría de buen talante, la ONU realizaría con eficiencia y hasta la OEA, prestada más bien a designios politiqueros de uno que quizá apunta a ser el Evo chileno, podría supervisar con veedores de campo, no vejetes de escritorio.

 


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