Saravia: “Cuando ya no podamos bicicletear la deuda, entonces nos caerá la noche”

Un analista dice que se “bicicleteó” el 42% de la deuda vieja a un alto costo. Opina que fue “irresponsable” rechazar el préstamo del FMI a tasas bajas.

Bolivia acudió a los mercados internacionales para colocar bonos soberanos, operación que terminó siendo un canje de bonos antiguos, por los que habrá que pagar tasas de interés considerablemente más caras. El plazo para la recompra tuvo que ser ampliado por varios días y el monto final quedó muy lejos del objetivo inicial.



Para conocer más detalles de lo sucedido, eju.tv conversó con el prestigioso economista boliviano Antonio Saravia, director del Centro de Estudios sobre Economía y Libertad en Mercer University.

eju.tv: ¿Cómo califica los resultados de la colocación de bonos?

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Antonio Saravia: Es un gran fracaso y además es muy costoso. Los inversionistas ofrecían canjear sólo el 63%, 1.275 millones de dólares, del total de 2.000 millones de dólares que el gobierno estaba queriendo colocar. Al final, el gobierno decidió no aceptar toda la oferta por 1.275 millones y decidió colocar sólo 850 millones. Es decir, el 42% del objetivo de 2.000 millones. Hay que aclarar también que estos 850 millones son sólo canje, no recompra. Es decir, es el bicicleteo exclusivo de deuda interna: AFPs y bancos. Recordemos que los inversores extranjeros sólo aceptaban una recompra con cash.

¿Por qué necesitábamos colocar estos nuevos bonos soberanos?

El 2012 y el 2013 emitimos bonos soberanos por 500 millones de dólares cada año, y el 2017 emitimos bonos por 1.000 millones de dólares. Dado que estos bonos tienen un plazo de 10 años, tenemos que pagar o devolver los mismos valores el 2022, el 2023 y el 2028. Lo más urgente, obviamente, es el pago de los bonos del 2012 que se vencen este año.

El objetivo de emitir estos nuevos bonos por 2.000 millones de dólares era canjearlos por los antiguos y así patear la deuda hacia adelante. Esto era urgente de hacer porque nuestras RIN en divisas a la fecha alcanzan a sólo 1.400 millones. Es decir, si pagamos con las RIN el vencimiento de los bonos del 2012 y el 2013, más algunos intereses de los bonos del 2017, nos quedamos prácticamente sin divisas.

Dado que sólo colocamos 850 de los 2.000 millones, estamos pateando hacia adelante apenas el 42% de la deuda vieja. Los 850 millones permitirán que nuestro pago por bonos soberanos de este año, que era de 500 millones, sea de sólo 50 millones. Esto también permitirá que el pago del próximo año, que también era de 500 millones, sea de sólo 100 millones.

Pero ojo, esta bicicleteada del 42% de la deuda nos está costando mucha plata. Los bonos antiguos tenían una tasa de interés promedio de 5,3% y estos nuevos bonos tendrán que pagar 7,5%. Si bicicleteamos el 90% de los 500 millones que vencen este año, la subida en la tasa de interés representaría alrededor de 60 millones extra sólo por los bonos del 2012. Esto pasa porque nuestra calificación de riesgo ha caído: somos ahora un país B+ y no BB o BB- como antes. En otras palabras, somos un país menos confiable y por eso tenemos que pagar un mayor interés.

¿Qué cambios recomendaría en la política de deuda pública boliviana?

Aquí no hay secretos ni atajos. Lo que hay que hacer es bajarla lo más pronto posible. Necesitamos hacer un esfuerzo grande por reducir los déficits fiscales. Y para eso es necesario reducir el gasto. Pero, claro, a estas alturas, esto es como pedirle peras al olmo. El gobierno vive para gastar. El presupuesto del 2022 supone otro déficit de 8% y con este ya llevamos 9 años consecutivos de déficits. ¡El presupuesto del 2022 representa el 84% del PIB! Así nunca lograremos revertir el problema y cuando ya no podamos bicicletear la deuda, entonces nos caerá la noche. Si no reducimos los déficits nuestra calificación de riesgo seguirá bajando.

El gobierno, además, tendría que estar muy arrepentido de haber rechazado el préstamo del FMI a tasas bajas. Esa fue, desde cualquier punto de vista, una tremenda irresponsabilidad.

Edición y entrevista: Emilio Martínez

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