La polémica decisión del presidente Rafael Correa de permitir la explotación petrolera en la región amazónica pone en riesgo la supervivencia de la flora y la fauna autóctona
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Parque nacional Yasuní
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El decreto que abrió la puerta a la extracción de 920 millones de barriles de petróleo que se encuentran en el subsuelo del Parque Nacional Yasuní, ubicado en la Amazonía ecuatoriana, establece que la explotación afectará "sólo" el 1% de la superficie del parque.
Ese aparentemente ínfimo porcentaje representa unas mil hectáreas en las que habitan miles de especies vegetales y animales que no existen en otras partes del planeta. El proyecto petrolero supone la tala y parcial destrucción de toda esa superficie.
El agravante es que muchas de esas especies tienen un escaso número de representantes, con lo cual, puede ser suficiente matar a algunos cientos para borrarlas del planeta, según explica el biólogo Pablo Jarrín, consultado por El Comercio.
Además, si bien la explotación se centrará en una parte específica del parque, sus efectos pueden alterar al resto. "Lo que pasará es que se alterará la cadena", dice el biólogo Hugo Navarrete, también en diálogo con el periódico ecuatoriano.
"En la selva los animales viven el día a día. Es decir que comen lo que encuentran en una zona específica. Si se les quita ese área tendrán que buscar dónde conseguir alimento, pero será mucho más difícil y podría pasar que no encuentren comida por mucho tiempo y mueran de hambre", afirma Jarrín.
Además, la sola exploración de la superficie, antes de empezar a perforar, puede provocar importantes desplazamientos, ya que ese proceso previo se realiza haciendo explotar cartuchos de dinamita en ciertos lugares. Los fuertes ruidos desencadenarán la huida de varios especímenes.
Por otro lado, todo proyecto de estas características contempla la construcción de carreteras y caminos para el ingreso de camiones y maquinarias, lo que trae aparejado el asentamiento de nuevas poblaciones.
"Si se construye comienza una colonización que no se controla: entran los huaorani, kichwa, colonos. Ellos se asientan en fincas y tienen hijos que poseen más fincas y luego esas familias van a reclamar agua potable, luz eléctrica y para vivir cortan la madera del bosque y cazan animales", explica Jarrín.
"En los discursos políticos no se está considerando esto y creo que es hora de que lo mencionen", concluye.
Fuente: Infobae