Mauricio Aira
Las últimas semanas se caracterizan por graves sucesos próximos a la gran tragedia nacional. La ausencia de dólares en el mercado, las denuncias cada vez más escandalosas en contra de la Administración de Luis Arce, la manifiesta e inocultable corrupción del masista Juan Santos desde el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, la crisis económica que se vive por el alza de los alimentos, consecuencia entre otros del nuevo salario básico y aumento general a los trabajadores cuyo efecto multiplicador se traduce el mayor costo de la canasta familiar, las protestas de masivos grupos laborales como médicos y maestros.
La intervención y cierre de un banco que al parecer gozó de preferencia entre los ahorristas y cuyo freno de su actividad por ASFI (La autoridad para el control de finanzas) han provocado el deshonor, el descrédito de un Gobierno que ha perdido el respeto de los ciudadanos. Este menosprecio por el valor humano, quién pudiera dudarlo es la mofa, la humillación rayana en el sarcasmo de todo un pueblo.
Cómo disimular la vergüenza que sufre ante el mundo la imagen de Bolivia, es por cierto una infamia, la mayor iniquidad tipificada en la entrega de vehículos robados en Chile, plenamente comprobada, a sindicatos y masistas enlistados en la Asamblea Legislativa, más todavía cuando los medios debelan otras entregas en las mismas condiciones de burla y profanación a la dignidad nacional, víctima de innombrable afrenta.
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Habrá pensado el Jefe de Estado que este proceder de ”regalar cosas robas” le iría a proporcionar alabanzas y elogios de la generalidad? Más por el contrario el delito que en jerga delincuencial ”coba” se ejecuta por ”los albertos”, merece todo el oprobio, la canallada de ciudadanos de a pie, los que desde las calles se están movilizando en las ciudades principales como Potosí, Sucre, Cochabamba, le seguirán Trinidad, Tarija, Santa Cruz y La Paz, nos referimos a la cruzada cívica de ”los bunkeros” promovida por líderes cívicos voluntarios que mediante plataformas mediáticas practican el contacto diario por todo el país, con la simpatía y el respaldo de tantísimos ciudadanos cuya expresión no puede dejar de tomarse en cuenta.
Así nos encuentra la Patria que se encamina a grandes pasos hacia la celebración de los 200 años de creación un 6 de agosto de 1825. Da pena escribirlo, imposible ignorarlo en tiempos de escarnio de mofa, de imperdonable ofensa de los mandones de El Chapare, lo que significa un baldón de la mayor bajeza en contra de los ciudadanos manifiestamente patriotas, fieles al mandato de los fundadores de Bolivia.