No más héroes por el amor de Dios


Un héroe niño es siempre héroe por la equivocación de una sociedad, en el consentimiento de los actos dañinos que los depravados ocasionan en la vida de quienes ven la vida de una manera inocente y sin maldad. Quién pudiera saber si su destino no era continuar soñando con ser un cobarde honesto como todo el mundo, sin que una experiencia amarga sea la superación de dificultades que tendrá que afrontar durante el resto de sus días.

Desgraciado el país que necesita héroes de este tipo, héroes niños que terminan sus días a temprana edad enterrados en un canchón, como José Andrés en Yapacani, gracias a la benevolencia de una justicia corrupta que libera a criminales sin medir consecuencias. O, héroes niños que conviven en el colegio con alumnos adolescentes y jóvenes con una marcada ausencia de valores, como si fuera una suerte de pandemia que viene desde hace tiempo generando muchos de los males que enfrenta nuestra sociedad: la insensibilidad, la falta de respeto, la ausencia de honestidad y la falta de justicia.



El acoso escolar, el abuso sexual y el bullying en la formación de nuestros niños, se está convirtiendo en un problema grave que requiere una respuesta adecuada por parte de la comunidad educativa, de los padres de familia y de la sociedad en su conjunto, ya que tarde o temprano, siempre tendremos niños alrededor de nuestras familias.

Nuestros valores cristianos, como ciudadanos de bien, provienen siempre de nuestras creencias muy arraigadas y suelen estar a favor o en contra de algo. No es ninguna sorpresa que la palabra valores venga de una palabra que significa «ser digno de algo»: La gente tendría que rememorar y recuperar estos principios, para inculcarles a esos rebeldes jóvenes sin causa ni ley. Y de esa manera encarrilarlos a vivir y a convivir con los límites de donde empiezan los derechos de los demás.

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Crear conciencia y educación en todos los miembros de cualquier comunidad escolar, incluidos estudiantes, padres y profesores, debería ser una prioridad.  Realizar campañas de concientización y brindar programas educativos sobre el tema de cualquier tipo de abuso que pueda sufrir un estudiante, puede ayudar a prevenir el acoso y fomentar una cultura de respeto y empatía.

La consecuencia de los actos realizados por unos cuantos jóvenes en el colegio, del cual todos hablan, es una evidencia clara de la ausencia de valores en el núcleo familiar de quienes cometieron el delito, o, que demuestran a unas familias desestructuradas que se caracterizan por una constante conflictividad e inestabilidad familiar. Toda familia se defiende inculcando a los menores los valores universales de la convivencia y primeramente el respeto a todos los seres humanos, este es el camino correcto donde la mayoría nos hemos formado y la educación que hemos transmitido a las generaciones siguientes.

Porque la familia es la base de la sociedad y el lugar donde aprendemos por vez primera los valores que nos guían durante toda nuestra vida. Este es el núcleo cercano donde se forja la espiritualidad, la generosidad, la solidaridad, la perseverancia, la fraternidad, la alegría; que son valores que hemos encontrado la mayoría, en nuestra fe cristiana.

El escándalo, que salió públicamente en estos días, aparte de consistir en atentar contra los valores morales, también atenta contra los principios de una nación y nos muestra una realidad que el país está atravesando. Donde el gobierno tiene un único fin, que es conseguir la total destrucción de los valores eternos del ser humano y de esa manera direccionarnos a un nuevo orden mundial sin familia y sin religión. Mientras más libertad desproporcionada a través de una malla curricular se enseñe, más degenerados y pervertidos tendrá la sociedad. Preferible para los gobernantes, es que los jóvenes no tengan valores, enseñándoles a vivir en una negación con cinismo, sarcasmo y orgasmo, puesto, que los valores morales se pierden sepultados por los económicos.

Los valores no se dicen, se actúan, y es una vergüenza haber asistido a una protesta ínfima de padres de familia, afuera del colegio donde se cometió el abuso de menores. Pocos, pero con dignidad, que lo único que nos hizo notar, es que se diferenciaban de aquellos tan pobres moralmente que solo tienen dinero para mantener su estatus y proteger a sus hijos descarrilados y depravados. Manteniendo valores y creencias obsoletos, una conciencia fragmentada y un espíritu egoísta, también están manteniendo objetivos y comportamientos obsoletos, una verdadera pena.

El consenso ausente mayoritario que reflejó esta protesta, parece ser el proceso de abandono de todas las creencias, principios, valores y políticas. O sea que es algo en lo que nadie cree y a lo que nadie pone objeciones hasta que les toque a ellos sufrirlas en carne propia. Siempre hay cosas que nunca vuelven atrás: Los actos perversos sobre los niños, la palabra pronunciada, los dardos lanzados y la oportunidad perdida.

Los cruceños, como la mayoría de los bolivianos, deberíamos pronunciarnos en contra de una malla curricular que no está de acorde a los principios y valores de la mayoría de los padres de familias, donde los padres son hombre y mujer y no los inventos de un discurso inclusivo. Se debe exigir a las unidades escolares privadas, por algo se les paga, que establezcan políticas y protocolos claros ante el bullying, el abuso y el maltrato que cualquier niño pueda sufrir. Estos deben incluir detalles claros de lo que constituye el acoso, cómo denunciarlo y las consecuencias para los agresores. Asegurándose de que estas políticas se comuniquen de manera efectiva a todos los miembros de la comunidad escolar.

Se debe fomentar un entorno seguro y de apoyo, promoviendo un entorno escolar seguro y de apoyo, donde los estudiantes se sientan cómodos al expresar sus preocupaciones. Creando programas de tutoría, grupos de apoyo o actividades que fomenten la inclusión y el respeto mutuo entre los estudiantes.

Es urgente proporcionarles una capacitación regular a los profesores y al personal escolar sobre cómo identificar, prevenir y abordar el bullying, abuso y maltrato al estudiante de manera efectiva. Deben saber cómo intervenir adecuadamente en situaciones de acoso, brindar apoyo a las víctimas y aplicar las consecuencias correspondientes a los agresores.

Cada colegio debe establecer canales de denuncia confidenciales, asegurándoles a los niños seguridad, ante todo. Es importante que se sientan seguros al informar sobre situaciones de acoso y confíen en que se tomarán las medidas necesarias y para nada como aconteció últimamente.

Es fundamental que los profesores y el personal escolar intervengan de manera rápida y consistente cuando se reporta un caso de bullying, de abuso y de maltrato. Se debe tomar medidas con prontitud proporcionando un mensaje claro de que el acoso no será tolerado, esto ayudará a prevenir situaciones más graves.

Mi homenaje a todos aquellos niños:

Gritos que el silencio ahoga, días interminables y con el miedo esperando que vayan a salvarlo

Palabras que nunca oímos, miradas que no quisimos ver, sin darnos cuenta del tiempo perdido

No vimos sus lágrimas porque estaban secas, no vimos nada, porque vivimos en un mundo vacío

No vimos sus sueños rotos, ni el abismo a nuestros pies, peor una infancia ultrajada

Ahora pretenden que olvidemos, cuando el mismo habla de nosotros y ruegan que perdonemos

Hoy te decimos sin decirte, que sin matarnos nos mataste

No nos pidas sin pedirnos, que te cuidemos, y que sin querer te amemos

Hoy parece igual que ayer, solo que nuestra alma se la robaron

Y en compensación héroes hemos creado

Por el amor a Dios, no más héroes infantiles, nuestra sociedad necesita infancia sana.

Por. Alberto De Oliva Maya


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