Los «triunfalistas» en emergencia

El domingo los oficialistas evaluaron la coyuntura electoral; las cosas no son color de rosas y decidieron arremeter con todo y contra todo para asegurar la re-elección de Evo.

imageTodos están en campaña, la gestión pública a la deriva (foto archivo Gabinete del Poder Ejecutivo)

Un fantasma ronda el palacio de Gobierno. Es el fantasma del miedo que no puede ser disimulado por los funcionarios del MAS que están reemplazando a la rápida sus discursos una vez que esa victoria contundente y arrasadora que esperaban no es segura a la vez que la situación económica es de todo menos prometedora.



Hasta hace pocos días, el candidato Evo Morales, su acompañante de fórmula, Alvaro García, además de ministros y viceministros que están cobrando sus salarios por hacer campaña, se llenaban la boca con la supuesta inexistencia de un candidato que pueda hacer frente al oficialismo y con ese globo inflado mañosamente que son la reservas internacionales.

Sin embargo, al parecer y a la luz de los últimos acontecimientos, ese desmedido optimismo está atenuándose para dar paso a un indisimulado nerviosismo que los está impulsando a asumir todo tipo de iniciativas, hasta las más sucias y descabelladas, con el objetivo de garantizar la victoria electoral a partir de lo cual tienen previsto asumir el control absoluto de todos los organismos del Estado.

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Este domingo en horas de la tarde fue convocada una reunión de emergencia, se dijo con motivo de evaluar la gestión pública, aspecto que ha sido identificado como la más débil en la actual administración gubernamental, al punto que se considera que es inexistente y que en el aparato estatal todo funciona por inercia.

En esta reunión se indicó, con mucha razón, que no habrá mecanismo que pueda reemplazar a una adecuada gestión; ni el apoyo de las “organizaciones sociales”, ni los mecanismos de rectificación de la voluntad popular, como se llama de manera muy elegante al fraude o el cohecho electoral que preparan, por ejemplo, en Pando.

Se observó también que desde que los ministros se han dedicado a hacer campaña electoral en los departamentos que les han sido asignados, todo ha quedado en manos de segundones que conocen de los asuntos de Estado aún menos que los titulares, con lo que la ejecución presupuestaria se encuentra muy lejos de los niveles que pudieran ser considerados aceptables.

Aquí nos encontramos con una situación paradójica: los precios de las materias primas en el mercado internacional ha posibilitado que el actual gobierno cuente con recursos en una magnitud rara vez vista pero, contrariamente no tiene capacidad alguna para invertirlos y los Programas Operativos Anuales no son más que saludos a la bandera que se sabe de antemano no serán cumplidos.

Los ministros y viceministros se apresuraron a justificarse y atribuyeron la mala gestión a un supuesto sabotaje de los funcionarios que permanecen en sus puestos desde pasados gobiernos. Sin embargo, se olvidaron de decir que estos funcionarios son cada vez menos y los que quedan, son los únicos que garantizan un funcionamiento más o menos regular de las entidades estatales, porque los masistas solo se han «destacado» por su ignorancia en el manejo de la gestión pública.

A esto se suma que en el año 2010, los recursos disponibles disminuirán en forma dramática por diversos factores y solo tomando en cuenta la merma de las exportaciones de hidrocarburos a Brasil y Argentina se tendrá una caída superior al 50 por ciento, lo que significa que a la ineficiencia de los funcionarios gubernamentales, se sumará la escasez de recursos.

A pesar de lo triunfalistas de los discursos gubernamentales, la cúpula masista sabe que el país está entrando a una época de vacas flacas sin que se haya tomado las previsiones necesarias y existen dudas más que razonables de que en este periodo seguirán reemplazando la gestión pública por la gestión política, porque esta visto que Evo y su gente no saben hacer otra cosa que política, de la mala, populista y demagógica, pero cero en economía.

Sin embargo, como ya es costumbre en el partido gobernante, se prefiere eludir el fondo del problema y durante la reunión de este domingo se ha emitido una instructiva determinando que partir de enero del próximo año, la totalidad de los cargos en la administración pública, desde los mensajeros hasta los ministros, deberán estar en manos de masistas y que no habrán excepciones de ningún tipo.

Es claro que hubieran querido hacerlo antes pero saben que una masacre blanca como la que tienen programada necesariamente tendrá un impacto político cuyos efectos prefieren postergar hasta pasadas las elecciones del 6 de diciembre próximo.

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