Reservas de oro: ¿Cuánto tenemos realmente, por qué las queremos vender y cuáles son las consecuencias de monetizarlas?

Por: Luis Fernando Romero Torrejón

 

Después de un par de días muy polémicos, debido a la nueva normativa del BCB, que mediante la Resolución de Directorio Nº 148/2024, entre tantas cosas, establecía en su artículo 1, que modificaba el artículo 11 de la ley 1503, que el total de reservas podría ser invertido en el exterior, que el BCB debía mantener un mínimo de 22 toneladas de reservas de oro, pero solo a ser “computables” o demostrables dicha condición 2 veces al año. Y que “en función” a las condiciones de mercado y liquidez de divisas de las Reservas Internacionales Netas (RIN), el BCB iba a tomar las acciones necesarias para reponer las reservas de oro.

En fin, el pasado 8 de noviembre, el BCB dio de baja a dicha resolución, para evitar especulaciones, y acuso de desinformar a ciertos analistas (u opinadores) al respecto, sobre todo por la posible venta de nuestro oro, por encima de lo permitido por la ley. Es ahí, que debemos recordar lo que indica la ley 1503 y su R.D. 070/2023, que en realidad ya indicaban que las reservas de oro ya iban a ser computables semestralmente (sin fechas), como también y que de manera cuatrimestral el BCB informaría sobre las operaciones con reservas de oro a la ALP.



Más allá del tema normativo, y a la interpretación que se la pueda dar, la realidad es que el BCB no cumplió a cabalidad con lo que decía la ley del oro, fortalecer las RIN. En todo caso, si hacemos una simple comparativa, en abril de 2023, las RIN eran por $us. 3.158,3 millones, cuyo valor cayo en un 38% hasta el 07 de noviembre de 2024. Otro simple dato, desde esta ley 1503, se ha monetizado (vendido) 32,97 toneladas de nuestro oro de reserva, pero simplemente se han comprado 14,92 toneladas de oro fino del mercado interno, lo cual representa el 0,45% de lo que hemos vendido. Y, de hecho, este oro fino, no se considera como reserva de oro, como lo indica la misma ley. Es decir, poco y nada hemos “repuesto” de las reservas de oro que hemos tranzado en los mercados internacionales.

En mayo de 2023, previo a la implementación de la ley del oro, teníamos 42,50 toneladas en reservas de oro, el último dato a agosto de 2024, indicaba que teníamos 22,37 toneladas, denotando una caída de un 47% durante la aplicación de esta normativa, la cual no está cumpliendo a cabalidad sus objetivos, tenemos menos oro a favor del estado boliviano, ya que el mismo se vendió para financiar el gasto corriente gubernamental, principalmente para el pago del servicio de deuda externa y la compra de carburantes, tal como lo dicen los propios informes del BCB.

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Un dato no menor, es que, en su último informe, el BCB incluye en las reservas de oro también al oro en proceso de refinación (0,92 ton.), el cual según la normativa vigente no debería tomárselo en cuanta, tal como indica el artículo 11 de la R.D. N° 071/2023. En este sentido, si esto es valedero, tuviéramos menos de las 22 toneladas en reservas de oro exigidas por normativa vigente, solo 21,45 toneladas.

La pasada semana, en conferencia de prensa, el BCB indico que tenemos en reservas de oro un valor de $us. 1.914 millones. Si tomamos en cuenta el valor de mercado actual de la onza troy que está cerca a los $us. 2.631, estaríamos observando que solo tuviéramos aproximadamente 20,61 toneladas. Sin embargo, esta cifra no es concluyente, solo un estimativo, pero nos deja la duda. Es importante que el BCB, indique a la fecha efectivamente cuanto en valor ($us.) y en físico (ton.) tenemos de reservas de oro a favor del estado boliviano, solo asi evitaremos de verdad mayor incertidumbre y expectativas negativas en nuestra economía.

Si bien nuestras RIN de agosto (finales) al 7 de noviembre de 2024 crecieron en un 3%, todos sus componentes decrecieron, sobre todo las divisas, en un 21%. El oro es lo único que realmente sostiene a nuestras reservas internacionales muy alicaídas, aumentaron en un 5% en su valor. Pero según datos del BCB, no sería porque las mismas aumentaron en volumen, sino porque el precio del oro en el mercado internación ha roto récords históricos en este año. Sin embargo, eso es bueno y malo para Bolivia, bueno, ya que a medida que el oro siga caro en el mundo, esto mantendrá el valor de nuestras RIN, y lo que implica una estabilidad relativa pero frágil. Malo, ya que tendrá un costo de oportunidad elevado para nuestra economía, ya que estamos vendiendo barato, reponer nos costará mucho más. Además, ante la necesidad de liquidez del gobierno de divisas, hay una gran tentación de monetizarlas, lo cual va a gasto y no inversión pública.

Finalizando, vender nuestras reservas de oro, no es lo más sensato para una nación subdesarrollada, y menos en un escenario de crisis económica y política. Nuestras reservas de oro, administradas por el BCB, son activos estratégicos y claves para la economía nacional, son como un rompe olas ante shocks externos, entre ellos los financieros. Somos uno de los pocos países del planeta que lo “estamos” vendiendo, según datos de la WGC (World Gould Council), la corriente es sumar oro para sus bancos centrales, para garantizar la estabilidad macroeconómica, además que el oro es un activo de mucha confianza por excelencia, inclusive por encima que cualquier divisa, y para rematar, su valor tiene una tendencia a subir en los mercados internacionales, cada vez más.

Sin dudas, vender nuestro oro se debe considerar como una solución coyuntural y a corto plazo para palear nuestra iliquidez, cumplir nuestras obligaciones (deuda, carburantes, otros) y “evitar un default o una crisis de balanza de pagos”, pero muy riesgosa a mediano plazo y largo plazo.

En los posibles efectos negativos:

  1. a) Disminución de activos estatales claves a nivel macroeconómico, los cuales garantizan su estabilidad, además también de la moneda nacional.
  2. b) Uso de las RIN (oro, divisas, DEG) para financiar el gasto corriente y no para invertir, se puede tornar en una política económica riesgosa y viciosa. Que, si bien puede financiar el gasto público a corto plazo,
  3. c) Presión inflacionaria a mediano plazo, con devaluación y pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda. Debido a que el oro que se convierte en divisas para gastar (y no invertir), y no se reponga, es como quitarle el esqueleto a nuestra estabilidad monetaria.
  4. d) Menos reservas de oro, más desconfianza e incertidumbre antes los ojos del mundo. Y esto ya lo observaron los diferentes organismos internacionales de financiamiento, como también las calificadoras de riesgo, crédito e inversión a nivel mundial. Bolivia con su crisis fiscal y cada vez con menos RIN, en divisas, sobre todo, y con riesgo a que su oro se monetice en su totalidad, afectaría notablemente no solo a nuestra estabilidad económica sino a futuras calificaciones, lo que cual luego se traduciría en menos inversión, créditos externos más caros y consecuentemente menor crecimiento económico.

En conclusión, no es bueno “comerse el pan de mañana para no tener hambre hoy”. Se debe reevaluar cualquier política económica que pueda comprometer el futuro económico y social del país y de sus habitantes. Si bien tenemos serios problemas financieros, que se han evidenciado principalmente en este 2024 con el desabastecimiento de carburantes, escasez de dólares y una inflación creciente, es mejor ahora, “vender a la abuela y no sus joyas”.

 

Luis Fernando Romero Torrejón es Pdte. Colegio Departamental de Economistas Tarija

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