Washington autorizó a Ucrania el 17 de noviembre atacar objetivos en territorio ruso con misiles de largo alcance proporcionados por Estados Unidos. Este visto bueno es un cambio estratégico de gran envergadura a pocas semanas de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Fuente: RFI
Hasta ahora, Ucrania combatía con una mano atada a la espalda. Sufría los ataques aéreos, como los ocurridos el pasado fin de semana, sin poder responder en el territorio del adversario, salvo con drones propios con efectos limitados.
En esta guerra de trincheras, con un frente estático y previsible, los ataques en profundidad son fundamentales. De hecho, son la clave de la batalla, ya que las concentraciones de tropas y equipos, los nodos logísticos y los aeródromos están ubicados lejos de los combates. Es necesario poder destruirlos a grandes profundidades, a distancias de varios cientos de kilómetros.
El sistema de artillería de cohetes ATACMS (Army Tactical Missile System) es un misil táctico semibalístico tierra-tierra, lanzado desde plataformas móviles M270 MLRS o camiones M142 HIMARS. Proporcionados por Estados Unidos, estos misiles permiten destruir objetivos a 300 kilómetros de distancia. Así, estos sistemas representan una amenaza considerable para las zonas traseras de Rusia, que hasta ahora habían sido prácticamente un santuario.
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«El avance ruso será ralentizado, pero no detenido»
Aunque significativa, esta autorización no será sin embargo un factor que pueda cambiar las reglas de juego («game changer»). Esto piensan al menos alguno altos responsables militares franceses, quienes consideran que estas armas «servirán para ralentizar a los rusos, pero no para detenerlos». A pesar de llegar tarde, la autorización para atacar territorio ruso con armas estadounidenses es bien recibida por el bando ucraniano, ya que permite equilibrar una balanza ampliamente favorable en estos momentos a Moscú.
Es posible que la presencia de tropas norcoreanas en la región de Kursk (una división, equivalente a 10.000 hombres) junto a las fuerzas rusas haya influido en la decisión del presidente saliente Joe Biden. Sin embargo, el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca podría cambiar nuevamente el panorama, ya que el presidente electo ha asegurado repetidamente que «terminará la guerra en un día».
Francia y Reino Unido despacharon Misiles Scalp
La decisión del presidente Biden marca un giro significativo, ya que hasta ahora la Casa Blanca se había negado a dar ese visto bueno por temor a una escalada con Moscú. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha afirmado en repetidas ocasiones que, ante una amenaza a su territorio, la doctrina nuclear rusa permite el uso de armas nucleares tácticas (de pocas kilotoneladas). Además, ha advertido que tal decisión implicaría que “los países de la OTAN están en guerra contra Rusia”.
El canciller alemán Olaf Scholz, cuyo país es el segundo mayor proveedor de ayuda militar a Ucrania, sigue negándose a enviar los misiles Taurus de largo alcance. Sin embargo, Polonia, uno de los aliados más firmes de Kiev, ha celebrado la decisión estadounidense, que podría motivar a otros aliados, como el Reino Unido, a actuar de manera similar.
Londres y París ya han suministrado a Ucrania misiles de crucero Scalp (Storm Shadow en su versión británica). Los primeros ejemplares se entregaron en la segunda mitad de 2023. En agosto, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski incluso dedicó un misil Scalp escribiendo en su superficie «Slava Ukraïni» («Gloria a Ucrania» en ucraniano).
El primer disparo con este sistema alcanzó un centro de mando ruso en la región de Lugansk, que hasta entonces estaba fuera del alcance del arsenal ucraniano. Pero los misiles Scalp, con su alcance de 300 kilómetros, también fueron clave para el éxito en el Mar Negro. El 12 de septiembre, un ataque masivo destruyó dos embarcaciones en reparación en el puerto de Sebastopol: un gran buque de desembarco y un submarino de la clase Kilo, el Rostov del Don.
París tiene postura más matizada
¿Podría el Gobierno francés seguir el ejemplo de Washington? El lunes 18 de noviembre, el jefe de la diplomacia francesa, Jean-Noël Barrot, reiteró las declaraciones del presidente Emmanuel Macron de hace seis meses: «El 25 de mayo en Meseberg, el presidente Macron dejó claro que consideraríamos permitir ataques contra objetivos desde los cuales los rusos atacan territorio ucraniano», indicó Barrot, añadiendo: «Así que no hay nada nuevo bajo el sol».
Tras la autorización de Washington para que Kiev utilice misiles de largo alcance estadounidenses, Europa no está unida en esta cuestión, a pesar de los llamamientos del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. «Cada decisión para ayudar a Ucrania ha tardado demasiado», lamentó. Según Borrell, los intensos ataques rusos del 17 de noviembre contra infraestructuras energéticas ucranianas son la respuesta de Putin a cualquier intento de negociación.
El lunes 18 de noviembre, los 27 no lograron una posición común. Alemania sigue rechazando el uso de misiles Taurus contra territorio ruso, mientras que Italia insiste en que sus armas sólo pueden usarse dentro del territorio ucraniano. Francia, por su parte, mantiene la puerta abierta, aunque de manera discreta: cualquier decisión en este sentido probablemente no será anunciada públicamente.