Las encuestas empiezan a develar que la oposición pierde tirón y “el MAS auténtico” recupera votantes conforme se acerca la fecha decisiva. El gobierno carga en solitario con la responsabilidad de la crisis económica
Fuente: El País.bo
Semana política marcada por el misterio de la cartelería de Andrónico – que acabó en su enésima capitulación -, por el cierre de la USAID y la confirmación mediante encuestas de una tendencia que se palpa en la calle desde hace tiempo: el voto opositor, sea quien sea el candidato, va de caída, y el voto del Movimiento Al Socialismo (MAS), sea quien sea, incluso siendo el candidato Evo Morales, va en ascenso.
Empezando por el final, es posible que esta campaña acabe encumbrando a Morales como estratega sagaz, aunque por el momento su imagen sea más parecida a la de un adicto al poder que no acepta un no por respuesta.
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De momento, y lo señalan las encuestas, el “arcismo” es inviable como opción política por una cuestión: carga con toda la culpa de la crisis económica que, aunque ha bajado de intensidad, sigue golpeando los bolsillos de los bolivianos.
Morales, a su modo, fue el primero en tocar a retirada. Ni bien se empezaron a descoser las costuras del modelo, el expresidente inició la amarga batalla con el presidente Luis Arce con más emoción que razón, con mucha brocha gorda y pocos detalles técnicos. Tanto que en ocasiones Morales ha utilizado los mismos argumentos que todo el arco opositor de derecha incluso libertaria. El objetivo era el que era: señalar a Arce como un mal gestor de un modelo que sí funcionaba con él como presidente y que la mayoría de los bolivianos recuerdan con cierta nostalgia.
Al desmarque del evismo se sumó la crítica académica de esa oposición que copa medios y redes desde hace 20 años y llega a la clase media, y el afán más o menos planificado de ciertos actores interesados en partir al MAS exactamente por el punto medio para dar opciones a una vía alternativa, de oposición, que sumara a las grandes mayorías del país. Obviamente se pasaron de frenada: Arce es inviable como candidato y en ese rincón se están quedando todos los anticuerpos generados por la crisis mientras que “el MAS auténtico”, “perseguido y violentado por altos magistrados del TCP y fiscales” queda libre del descalabro producido, esencialmente, por la reducción de ingresos del gas.
El misterio de Andrónico
Aceptado esto – aunque obviamente habrá quien lo discuta – queda abierta la discusión sobre la propia candidatura de “el MAS auténtico”, pues, aunque es evidente que conforman el bloque mayoritario del país, ejemplos como el de Ecuador o el de Brasil o Colombia indican que no será fácil en un uno contra todos.
En las encuestas en las que le nombra como candidato, Morales sigue siendo el preferido, y en las que no, lo es su sustituto Andrónico añadiendo un voluminoso porcentaje a “otros”. Unos interpretan que el voto es efectivamente suyo y de nadie más; otros que es voto de “el MAS auténtico” incluso “a pesar” de Morales.
Una poderosa corriente de este bloque nacional popular más cercana a las grandes corrientes de opinión tiene claro que la candidatura de Morales será contraproducente, porque podría no alcanzar. La candidatura de 2019 a pesar del “no” en el referéndum de 2016, su huida a México, el choque buscado con Arce que se interpreta como desleal, las denuncias de sus relaciones con mujeres jóvenes y su propio empeño en no considerar alternativas han reducido la posibilidad de llegar a otros sectores de la órbita del MAS que todavía priorizan la institucionalidad democrática. Para ellos, la opción es Andrónico Rodríguez.
Las internas en el MAS nunca han sido fáciles. NI siquiera cuando García Linera y Juan Ramón Quintana dictaban sentencia ejecutoria por dos tuits o un comentario en una entrevista. El pulso reciente entre Andrónico Rodríguez y el círculo cercano de Morales parecía demasiado real para ser teatro, por mucho que los actores sean profesionales.
Las encuestas señalan a Andrónico como el sustituto perfecto, y solo por eso, la guardia pretoriana de Morales parece desconfiar: Leonardo Loza y Héctor Arce no han dudado en disparar con bala, changuear, ningunear y amenazar a Rodríguez y a cualquiera que se ponga de su lado en este pulso, que por cierto han sido varios.
Andrónico reitera una y otra vez su lealtad a Morales – ayer lo hizo de nuevo en una conferencia muy formal sentado al lado de Morales y rodeado de dirigentes -, pero en enero ha ensayado un distanciamiento “viral”– “no sea celoso”, “sea humilde”, etc. – y ha emprendido un extraño viaje al centro hablando de achicar el Estado, denostar BoA y otros temas que forman parte del argumentario liberal.
Lo de la cartelería gigante con su cara y el lema “Andrónico Bicentenario”, con una maraña de facturas y personerías jurídicas que opacan quién pagó en serio esa iniciativa solo tiene dos interpretaciones: alguien está pidiendo a Morales que lo ejecute públicamente, o alguien necesita medir en serio cuales son las posibilidades reales de un chico elegido desde la cuna y que apenas ha tenido que pelear sus espacios y que ayer volvió a negarse a entrar en batalla, atando tal vez definitivamente su destino al de Morales.
Como sea, en estas cosas todo se sabe tarde o temprano, porque de eso se trata.
La semana opositora: El efecto USAID
Jaime Dunn, analista y potencial candidato presidencial, añadió la semana pasada en Tarija dos “p” (plata, pueblo) a las que tradicionalmente se manejaban desde los años 80 en las consultorías políticas (partido, programa, persona) para ganar unas elecciones, y señalaba que ser candidato en Bolivia era una cuestión absolutamente “cara”.
Una de las primeras cosas que hizo el MAS al llegar al poder fue cortar la subvención a los partidos políticos para hacer política. De esa forma, aspirar a representar los intereses del pueblo por la vía política quedó reducida a quienes en ese momento ya usufructuaban una institución pública o a millonarios. No es distinto de lo que sucede en Estados Unidos.
En esa debilidad se encontró una tercera vía, que aunque prohibida expresamente en la Constitución Política del Estado, se utiliza por la falta de control: buscar financiamiento extranjero. El propio Donald Trump reconoció que Estados Unidos lleva años haciéndolo incluso “en contra de sus propios intereses” financiando fundaciones o políticos que generan inestabilidad en algunas regiones del mundo que a la larga se vuelven en su contra. Lo hizo cuando firmó una orden ejecutiva congelando los fondos de “asistencia extranjera” que esencialmente reparte el Capitolio y que sirve para financiar exactamente eso. Después cerró la USAID, que tiene un papel más operativo y que también ha afectado a miles de proyectos y también activistas en todo el mundo.
En Bolivia hay candidatos millonarios – Branko Marinkovic, Samuel Doria Medina, Chi Hyun Chung -, candidatos que usufructuaron instituciones – Rodrigo Paz, Vicente Cuéllar – y combinaciones de ambas – Manfred Reyes Villa, Luis Fernando Camacho -, pero hay otros que ya han empezado a rebajar expectativas y colocarse en tonos más conciliadores.
Es verdad que Trump todo lo negocia y el asunto “Bolivia” puede ser prioridad para sus socios por aquello del litio y la China, pero probablemente solo quiera “invertir sobre seguro”. Toca anotar.
Fuente: El País.bo