Luis Fernando Camacho y Evo Morales coinciden en que un cambio de timón en la administración del Estado es inminente, aunque desde visiones opuestas.
Luis Fernando Camacho y Evo Morales
El proceso electoral rumbo a los comicios presidenciales de 2025 puede marcar un cambio en la administración del Estado, que en las últimas dos décadas tuvo al Movimiento al Socialismo (MAS) como el dueño absoluto del poder; sin embargo, las desavenencias internas provocaron una fractura irreparable que devino en la escisión del partido oficialista en tres corrientes: una radical, que sigue al exmandatario Evo Morales; la renovadora, encabezada por el actual presidente Luis Arce y la generacional, con Andrónico Rodríguez al frente.
Sin embargo, el contexto actual no es nada prometedor para el otrora detentador exclusivo del poder. Evo Morales no participará en las elecciones nacionales de agosto venidero, porque tiene una prohibición constitucional expresa que le inhibe ser candidato, aunque sus abogados dicen lo contrario; pero, a ello se suma que la personería jurídica del partido con el que iba a participar en los comicios fue cancelada. Se habla de un acuerdo con Unidad Cívica Solidaridad (UCS), pero solamente sería para tener presencia en el Legislativo.
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La línea de Luis Arce Catacora probablemente es la más afectada por la pugna fratricida, las encuestas le dan menos de dos puntos porcentuales a menos de dos meses de las justas electorales, aspecto que prácticamente anuncia una probable muerte del partido que dominó el espectro político durante más de veinte años y el único que tuvo más de un millón de habitantes en la historia democrática del país. El exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, no logra enamorar a la militancia del MAS, que opta por otras opciones.
Andrónico, Arce y Morales en los tiempos buenos. Foto: El Deber
De los tres líderes del partido azul, el mejor ubicado es el actual presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, quien ostenta poco más de 14% en una última encuesta encargada por un matutino cruceño; empero, queda lejos de los dos candidatos favoritos hasta el momento: Samuel Doria Medina, que le lleva diez puntos, y Jorge Tuto Quiroga, que le lleva ocho. El panorama no es nada halagador para el bloque de izquierda habida cuenta que quienes llevan las de ganar son del denominado bloqueo conservador.
Por tanto, el escenario político boliviano empieza a delinear un nuevo rumbo ante la proximidad de los comicios previstos para el 17 de agosto venidero. Así lo entienden también dos figuras excluyentes de estos cinco últimos años: el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y el expresidente Evo Morales, quienes están diametralmente enfrentados en el aspecto ideológico; pero, desde sus enfoques opuestos, coinciden en que un cambio profundo en el timón del Estado es una posibilidad real.
Camacho, desde la oposición, afirma que “los bolivianos estamos cada vez más cerca de lograr un cambio histórico”. Para el líder cruceño, es inminente una transición política que pondrá fin al ciclo liderado por el Movimiento Al Socialismo (MAS). “Vamos a pasar la página del régimen que instalaron personajes como Evo (Morales), Arce, Andrónico o Del Castillo”, escribe en su cuenta personal de la red social X.
Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga parten como favoritos. Foto: infobae
Aunque con ciertos matices, Evo Morales admite la gran posibilidad de una victoria de la derecha en las urnas el próximo mes de agosto, tal cual dejó sentado en su programa dominical en la radio de los cocaleros del trópico de Cochabamba en la que admite que sus adversarios podrían imponerse en las próximas elecciones, aunque no de la forma contundente de las tres últimas elecciones. “A este paso, de lejos gana la derecha, no gana en primera vuelta, vamos a volver a los tiempos neoliberales; no creo que el candidato pase el 40%, ni 30%”, afirma, aunque anuncia un escenario de segunda vuelta electoral.
Tienen dos consideraciones muy diferentes también sobre su situación de cara a las presidenciales. Camacho respalda de manera abierta a su aliado, el empresario Samuel Doria Medina a quien considera el más idóneo para conducir el país. “Confío en Samuel Doria Medina. Él puede ganar las elecciones, pero además, tiene un plan serio para estabilizar la economía del país. Juntos vamos a arreglar las cosas y vamos a poner en marcha el modelo productivo cruceño, un modelo que traerá empleo y prosperidad a cada departamento de Bolivia”, asegura.
En cambio, Morales resume en sus palabras la escisión del MAS y dice sentirse traicionado por antiguos aliados que han optado por respaldar a otras fuerzas políticas, en lo que considera una estrategia para aislarlo políticamente. “Para la historia, creo que soy el político más traicionado en Bolivia por ser antimperialista”, dice. Afirma que incluso personas que recientemente lo alentaban a continuar en la ‘última batalla’, ahora se han sumado a otros proyectos políticos. “Se van cobardemente, yo les llamo, pero ya no me contestan”, lamenta.
Ubicaciones de los candidatos en la papeleta electoral. Foto composición: Los Tiempos
Estas declaraciones reflejan la creciente fragmentación del oficialismo y las corrientes de izquierda y el ascenso de las alianzas en la oposición, aunque, la gran incertidumbre que aún se cierne sobre el electorado, debido a que seis de diez aún no definieron su voto, pone presión sobre los frentes progresistas y conservadores, cuyos candidatos no logran marcar una diferencia respecto a sus contendores. Nada está cerrado aún, pero en la fotografía actual, es la tendencia de derecha la que tiene las de ganar. Eso sí, todo apunta a que el panorama electoral de 2025 será uno de los más disputados y fragmentados desde la recuperación de la democracia.