Los políticos de las corrientes popular y conservadora no llenan los requerimientos del electorado; la falta de renovación es la principal observación de los votantes, quienes piden caras nuevas que restituyan la confianza en la política.
La gente volverá a las urnas el próximo 17 de agosto. Foto: Unitel
A 34 días de las elecciones generales en el país, las encuestas reflejan un fenómeno que inquieta a los frentes políticos que buscan estar al frente de la administración del país por los próximos cinco años y es que el respaldo a los principales candidatos no crece; en tanto, el voto en blanco, nulo y los indecisos mantienen su tendencia a incrementar en los porcentajes; así se colige tras la más reciente encuesta nacional de la red Unitel, difundida la pasada jornada, que confirma esta propensión al mostrar que los votos residuales superan a cualquiera de los aspirantes.
Según el estudio realizado por Ipsos Ciesmori para Unitel entre el 5 y el 7 de julio, los indecisos representan el 11,3 %, los votos nulos el 12,5 % y los blancos el 8,2 %, lo que hace un total del 31,9 %, que supera por mucho el apoyo registrado por los principales contendientes, ya que Samuel Doria Medina registra un 18,7 % y Jorge Tuto Quiroga el 18,1 %. Más abajo aparecen Andrónico Rodríguez con un 11,8 % y Manfred Reyes Villa con el 8,2 %; Rodrigo Paz salva apenas con un 3,2 % y el resto tiene porcentajes menores al 3 %.
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Este resultado marca una diferencia significativa respecto a la primera encuesta de Unitel, publicada el 1 de junio, cuando los votos residuales alcanzaban el 27 %. En esa medición, Doria Medina lideraba con 19,1 % y Quiroga le seguía con 18,4 %. Quien resulta el más afectado en esta nueva muestra es el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, porque baja del 14,2 % a 11,8 %, lo que representa un 2,4 % menos. Los otros candidatos del denominado bloque popular presentan un voto marginal.
Los resultados de la encuesta presentada por Unitel. Foto: captura pantalla
El voto blanco registra el 8,2 % luego de que en la primera encuesta estuviera en el rango del 6,5%, es decir subió un 1,7%; el voto nulo tiene 12,5%, lo que es un 2% superior al 10,5% de junio; mientras que el voto indeciso es del 11,3%, que es 1,3% más que el 10% de la primera investigación presentada por la cadena televisiva. Es decir, el voto residual suma 31,9%, un 4,9% más que el residual del 1 de junio. Esta cifra es mayor a la de la preferencia de cualquier candidato.
En comparación a las investigaciones presentadas por otros medos de comunicación. La encuesta de El Deber del 18 de junio, elaborada por la consultora SPIE, mostró un panorama similar en la tendencia del primer y segundo mejor posicionados: Doria Medina encabezaba la preferencia con un 24,02 %, seguido por Quiroga con 22,07 %; sin embargo, el voto blanco era del 9,84 % y el nulo registraba un 4,54 % y los indecisos apenas representaban el 3,01 %, sumaban en total un 17,39 %.
En tanto, el 29 de junio, la red Uno difundió su segunda encuesta a nivel nacional a través de Captura Consulting, pero era la primera con la verificación del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Los resultados confirmaban el estancamiento de los candidatos: Doria Medina tenía 19,6 %, Quiroga el 16,6 %, Rodríguez un 13,7 % y Reyes Villa apenas un 8,8 %. Pero el dato más llamativo fue que los votos indecisos alcanzaban el 15,5 %, sumados al 5 % de blancos y al 7,4 % de nulos, totalizaron un 27,4 %, prácticamente el mismo porcentaje que la primera encuesta de Unitel.
Encuesta de Unitel: votos blancos, nulos e indecisos. Foto: Unitel.
La mayoría de los analistas coincide en que la fragmentación es producto de la decepción. La periodista Amalia Pando señala que existe un desencanto del electorado respecto a los políticos que buscan la Presidencia del país y que atañe tanto a los del bloque popular como aquellos del frente conservador, sobre todo por esa incapacidad de ofrecer una renovación tal cual era la exigencia de la mayoría de la población. “Querían gente nueva, un cambio radical y que se unieran, como no lo hicieron, ese es el resultado”, apuntó respecto a la oposición.
Para el analista político Manuel Suárez, la actual dispersión del voto refleja una doble crisis: “tras 20 años, la izquierda queda marginada al 20 % en intención de voto, pero la oposición no logra consolidar un liderazgo que canalice el descontento”, señaló. A su juicio, los votantes se enfrentan a una oferta electoral que no satisface las demandas sociales ni genera confianza. Nuevamente, la incertidumbre se antepone a la certeza sobre quién puede ser la solución a los problemas estructurales del país.
Amalia Pando analiza los resultados de la última encuesta. Foto: Unitel
Similar criterio tiene Gustavo Pedraza, excandidato a vicepresidente de Carlos Mesa en 2019, afirma que la campaña aún no está en el cien por ciento, lo que pudo haber incidido en el pobre apoyo a los candidatos que están en la contienda electoral; pero, introduce un elemento de análisis que no deja de tener asidero y es que un buen porcentaje de quienes están indecisos o votarán nulo o blanco corresponde a militantes o simpatizantes masistas que aún no han definido su voto.
“Hay que analizar el tema de los indecisos, la última elección el MAS sacó 55% y ahora sumadas las tres corrientes (que se desprenden del partido azul) que están en carrera apenas llegan al 20%, yo infiero que los indecisos en gran parte son los que votaron por el MAS, lo que quiere decir que no han mostrado su definición”, asegura el analista político. La baja performance del oficialismo, sin Evo Morales en la carrera y con candidatos sin arrastre, profundiza el desencanto de sus bases.
Además, en criterio de Ricardo Paz, Evo Morales, a quien considera el personaje político más importante de Bolivia en lo que va del siglo XXI, vuelve a sorprender ya que nadie del establishment político “está haciendo más que él para provocar la derrota del neopopulismo autoritario. Se ha convertido en el principal escollo de Andrónico Rodríguez y de las corporaciones sindicales que buscan reproducir al neopopulismo en el poder”, enfatiza.
El analista William Herrera. Foto: Red Uno
Desde el otro lado, la fragmentación del voto opositor también es preocupante. En declaraciones recientes, el analista William Herrera sostuvo que “ningún candidato ha logrado despegar. La suma de todos los opositores ronda el 60 %, pero divididos, ninguno genera expectativa de victoria en primera vuelta”. Pero, lo que debe inquietar a los estrategas de esos frentes es que, tal cual muestran los resultados, parecería que los aspirantes de la oposición prácticamente llegaron a su techo.
El creciente porcentaje de indecisos, blancos y nulos abre una ventana de incertidumbre. Para algunos expertos, este voto residual no solo refleja desinterés, sino una forma de protesta frente al sistema político. “No es apatía. Es una forma de decir: no creo en ninguno”, afirma el sociólogo Luis Rocha. Mientras tanto, los equipos de campaña intentan leer estos datos en clave favorable. Desde el entorno de Samuel Doria Medina resaltan su primer lugar como ‘el único capaz de ganarle al MAS’. Sin embargo, las cifras ponen en duda ese optimismo.
El crecimiento del voto residual plantea desafíos para todos los frentes políticos. Hasta el momento no hay posibilidad de una victoria en primera vuelta. Es evidente. Pero, en lo que resta, tal cual sucedió en 2020, puede suceder que la intensificación de las campañas, algún escándalo o alianzas inesperadas puedan inclinar la balanza para alguno de los actores electorales. Pero, el fenómeno actual vuelve imprescindible una estrategia de conexión emocional y programática con el electorado. No se trata solamente de votos, sino de recuperar la confianza.