Daniel A. Pasquier Rivero
Todas son buenas intenciones, y de eso, se dice, está empedrado el camino al infierno. El gobierno del MAS repite hasta el hastío logros que no se pueden comprobar: democracia, reducida a la formalidad escasa de conseguir los quórums necesarios y “meterle nomás” a lo que sea. En el camino van quedando las huellas, las más frescas han sido documentadas exhaustivamente por la prensa y, en el caso de los muertos, en especial por documentales como el de Carlos Valverde, ¿Qué pasó?, a estrenarse este jueves en las principales salas de cine del país. Dedicarle algo parecido a los heridos, golpeados, azotados, etc., sería como intentar un remake del clásico de Eisenstein “Acorazado Potemkin”; son tantos y sería tan complejo que han superado los cálculos más pesimistas de los que pensaron en el cambio cuando votaron a favor del MAS el 2005.
Se inauguran obras a cada minuto, siendo muchas de gestiones y autoridades anteriores; en algunas nada tuvo que ver el gobierno central. Pero lo que más abunda son anuncios de obras que no están ni en proyectos, menos a nivel de diseño final, listos para ser empezados. De nuevo las promesas que sólo la demagogia hace realidad, a todos ofrece, promete, que al final nadie va a exigir rendición de cuentas. Se anuncian inversiones multimillonarias, las mismas de hace cuatro años que no se han cumplido en lo más mínimo. El patético caso de YPFB, emblema de la recuperación de los recursos naturales, con una inversión menor al 2 % de lo presupuestado y, como postrera demostración de eficiencia, se compromete a invertir 27 MD (millones de dólares) hasta fin de año, monto que en este sector simplemente mueve a risa. ¿En qué quedaron las ampliaciones de refinerías, las nuevas plantas, gasoductos y mercados? No se han cumplido ni los viejos contratos. Hasta Chile, tradicional importador de gas, se ha convertido en competencia en la oferta al mercado argentino. ¿En qué quedaron los frutos de tanto compañerismo, de cantos a la solidaridad latinoamericana, de la alianza de los pueblos y otros compromisos arriesgados con la revolución mundial y la declaración de guerra al imperialismo norteamericano? La empresa bandera del Estado Plurinacional se dedica a organizar campeonatos de fulbito.
Pero es la corrupción generalizada en las empresas del estado, nuestras empresas, la que puso la cereza en la torta. No hay repartición que se salve; casi siempre se trató de justificar con la falta de experiencia de los nuevos administradores. Conclusión, parece que para lo único que estaban preparados y experimentados era para hacer piñatas con los recursos ajenos. El Cristo ya levanta las manos, no para detener la migración de collas, como se decía antes, sino para señalar, ¡Paren de robar! Un tractor, pasaporte mas pasaporte menos, coimita de cien, de mil, de millones; por último, 1000 MD a una empresa sin proyectos de inversión ni garantías: este es el invento más original del Estado Plurinacional. Después de todo esto, ¿cuáles son las reservas del BCB sin contar la verdad sobre la deuda pública externa e interna? ¿Qué hicieron con los millones recuperados con la nacionalización?
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El narcotráfico en auge es la mayor amenaza para el Estado, sea República o Plurinacional. A pesar de la reserva, con cifras oficiales, los resultados de la política de autocontrol en la siembra de coca, es un fracaso; los sembradíos siguen aumentando más allá de lo ilegal, que ya lo eran, hasta convertirse en obligatoria en algunas zonas. ¿Para qué la interdicción? Escalofriantes cantidades de droga incautada en el país y sus fronteras: la realidad, el narcotráfico está en su auge, a escala nunca conocida ni soñada. No se reportan kilos sino toneladas; no es hoja de coca ni pasta base sino cocaína pura, cristalizada, y se trata de cubrir toneladas de cocaína como si fueran de marihuana. Todo indica que el negocio ilícito de la droga tiene cancha libre. ¿Quién podrá salvarnos? La delincuencia incontrolable, la violencia sin límites, los ajustes de cuentas multiplicados, la plata fácil, son un simple corolario.
¿Algo ha cambiado? Aparentemente sí. La marginación, la negación de derechos, la exclusión, ya no se ejerce sólo contra los pobres. Están presos políticos de todos los colores, sin juicio. El aparato represivo ha sumado a parte del aparato judicial, se aplican técnicas de infiltración sofisticadas, el amedrentamiento físico y psicológico, aprendidas o perfeccionadas en La Habana y Caracas. Se ha adquirido frialdad en la ejecución de los operativos; el límite al respeto por la vida ha sido levantado hace rato. Dirigen, actúan y entrenan los que han hecho posible llenar páginas como www.cubaarchive.org; no hay respeto por los Derechos Humanos. Sabina Cuellar se convierte en un ícono de la rebeldía en democracia: no es paceña ni es aymara.
Pero todo huele a….eso. El 6/12 se podría reencauzar el proceso de cambio en el país, sin embargo, las fuerzas políticas opositoras, la resistencia democrática, se convierten en aliadas del partido que enfrentó a los bolivianos; dividida, con escasas excepciones, muestra un espectáculo increíblemente pobre y lamentable. Como si no hubieran temas ni motivos para una agresiva campaña. Es que no basta el dinero. Sólo falta que alguien sugiera a los candidatos barrer las calles con escoba para derrotar al bastión oficialista. ¡No se lo va a derrotar en la componenda! Sin vocación de victoria no se gana batalla. Trasunta falta de convicción y hasta el perro olfatea donde hay miedo. Se han doblado, arrugadas, las banderas principales. Hoy el MAS defiende “su” autonomía. Qué lejos aparece el 21 de noviembre del 2000, se fundaba el Movimiento Autonomista Nación Camba, que inyectó fuerza, vigor, entusiasmo y claridad conceptual a la defensa del derecho a la autodeterminación; el viernes en el Museo de Historia conmemora su noveno aniversario presentando “Tumbando Mitos”. La lucha continúa. No bastan las buenas intenciones.