George ChayaLa forma en la que el presidente Vladimir Putin habla de una gran conspiración diseñada para negarle a Rusia una posición de liderazgo dentro de la comunidad internacional apunta a EE.UU. y Europa. Hoy, según Putin ésta conspiración desea obstruir el derecho de Rusia a organizar la Copa Mundial de fútbol 2018.Para Putin, los estadounidenses están tratando de asfixiar a Rusia mediante sanciones internacionales por su actuación en Ucrania, así como los franceses conspiran para sabotear los planes de modernización de la marina de guerra rusa al negarse a entregar dos portaaviones que Moscú ha comprado y pagado. Por último, pero no menos importante, incluso los estados árabes estarían tratando de dañar la economía rusa forzando la baja del precio del petróleo.Incluso dentro de Rusia, Putin acusa a las organizaciones no gubernamentales que trabajan por la eficiente eliminación de residuos nucleares y los sindica como «agentes de potencias extranjeras» supuestamente enviados a reprobar la industria nuclear de Rusia. Putin habla de una «conspiración siniestra” liderada por la rama rusa de Greenpeace a quien sindica como «un semillero» de conspiradores.Los Comités ciudadanos que piden la reforma penitenciaria y más oportunidades para las mujeres son «agentes extranjeros especialmente entrenados» trabajando para el derrocamiento del gobierno a través a lo que Putin llama «revolución de terciopelo».En la narrativa de Putin, Rusia está rodeada de enemigos. China, alberga un profundo resentimiento por el hecho de que Rusia anexionó grandes porciones de su territorio durante la era soviética. Las Repúblicas de Asia Central están tratando de poner los mayores obstáculos a Rusia y boicotear a Moscú tanto como les resulte posible. Incluso Bielorrusia, el último anacronismo al estilo soviético en Europa, es considerado como un enemigo de Rusia por Putin.No hay duda que muchos países, cercanos y lejanos, grandes o pequeños, no simpatizan con la Rusia actual. Pero Rusia es sencillamente muy grande y en todo sentido, demasiado poderosa para ser ignorada. Sin embargo, no hay evidencia de una conspiración mundial que pretenda impedir algún derecho de Rusia a un lugar de mayor relevancia dentro de los patrones emergentes de las relaciones internacionales.Lo concreto es que el análisis conspirativo de Putin busca apelar a la franja nacionalista que constituye la columna vertebral de su continua popularidad. Esto es típico en todas las sociedades inmaduras políticamente que culpan de sus propios errores a países extranjeros. En tales sociedades pocas personas pueden concebir el significado de las diferencias políticas y/o legitimas rivalidades. Por tanto, se culpa a cualquier persona que no está de acuerdo con el régimen de ser «un agente extranjero» o «un traidor».Ese tipo de mentalidad es malo para Rusia y peligroso para los demás. Algunos de sus efectos negativos ya se manifiestan en Europa y el conflicto con Ucrania ha creado una herida abierta que afecta las políticas del continente.Ha sido el propio Putin quien ha creado la crisis con su conducta imperial y típica del siglo XVIII, también con la apropiación de tierras en la guerra de Crimea al igual que en el Cáucaso con la virtual anexión de Osetia del Sur y Abjasia generó un clima de inseguridad que afecta toda la región más allá de la propia Georgia.Más aun, Rusia ha hecho todo lo posible para reducir la presión internacional sobre el régimen dictatorial de Corea del Norte, lo que hace de Pyongyang una capital de un “estado paria” en ese rincón de Asia.En Oriente Medio, Moscú ha respaldado con puño de hierro el régimen de Bashar Al-Assad en Damasco: El resultado ha sido una de las mayores tragedias humanas del pasado medio siglo en Siria. Así, Rusia ha generado una gran tensión en sus relaciones con casi todos los países árabes y musulmanes.La camaradería bizarra de Putin con Teherán ha reavivado viejos sentimientos anti-rusos muy arraigados en la historia de las relaciones con Irán. El coqueteo de Moscú con los chiitas yemenitas fue breve pero hizo muchísimo daño a la causa de la paz de ese país convirtiéndolo hoy en un Estado fallido.Putin lamenta el hecho que, incluso las antiguas Repúblicas de la Unión Soviética se están distanciando de la «Madre Rusia» mediante la adopción de idiomas como el árabe y el persa reemplazando el idioma ruso y también con el inglés como lengua popular para las nuevas generaciones. Sin embargo, Incluso Mongolia, a partir de Putin, ahora tiene más relaciones comerciales con Estados Unidos que con Rusia, con la que la une casi 3.500 kilómetros de fronteras en común.En un contexto más amplio, las relaciones de Rusia con la Unión Europea y los Estados Unidos están más tensas ahora que en cualquier otro momento desde la década de 1950 y el inicio de la Guerra Fría.Si bien no hay duda que la UE y los EE.UU. deben compartir parte de culpa, no se puede soslayar el insistente gusto de Putin por las teorías conspirativas que, indudablemente, han contribuido a esta situación lamentable de las posiciones de Rusia en la actualidad.Rusia es una gran nación, destinada a hacer una importante contribución a la paz y a la comunidad internacional. Sin embargo, ese lugar no puede ser reclamado a partir de la intimidación y agitando el puño hacia los vecinos más débiles y en estos días, la gente ve las bombas rusas caer sobre las cabezas de los sirios indefensos y los cohetes rusos golpear objetivos civiles en el este de Ucrania. Por ello la capacidad de Rusia de aspirar a constituirse en un nuevo e importante jugador en las relaciones internacionales es un gran desafío para todos los interesados.Sin embargo, poco se podrá lograr en esa dirección hasta que Putin efectúe una mirada crítica y seria a su creencia de que la política solo puede ser efectivamente visible a la luz de grandes conspiraciones.El Diario Exterior – Madrid