En memoria de Lizandro Coca Olmos


Luis Christian Rivas SalazarLUISCHRISTIAN_thumb2111Conocí a Lizandro el año 2007 cuando empezábamos a escribir nuestras columnas en Los Tiempos, espacios para la defensa de una causa común: la libertad. Durante ese tiempo, se planeaba la muerte de la República de Bolivia para el posterior nacimiento de un proyecto estatal reprochable por su esencia autoritaria. Junto con otras personas, formamos parte de la Red Confianza, gente preocupada por la democracia y trabajábamos como activistas políticos en contra de un proyecto político, que al presente, sólo ha cambiado la oligarquía de este país.También, formamos parte del Instituto Libertad, Democracia y Empresa (Ilde), la fuente productora de pensamiento de la Red Confianza, nos ocupamos de analizar el proyecto constitucional y advertimos en la medida de nuestras posibilidades, con informes, documentos y un programa televisivo llamado “Conversatorio”; el afán estatista, demagógico, autoritario y socialista que tenían los gobernantes. Lamentablemente, los resultados populares han consolidado dicha norma constitucional que se forjó sobre violencia y sangre, un mamotreto incoherente y contradictorio que es violado por sus mismos creadores. Ya sabíamos que la constitución y el discurso indigenista eran solo pretextos para eternizarse en el poder.Como vicepresidente del Ilde, fui supervisor de su Trabajo Dirigido para su titulación como politólogo, sus columnas eran parte de la misión y objetivos de la asociación: “promover, difundir, defender y desarrollar los ideales de libertad, democracia e iniciativa privada como elementos esenciales para la efectiva vigencia de las libertades individuales y los derechos fundamentales de las personas”. Compartíamos el mismo espacio del periódico alternativamente cada miércoles desde el 2007, como si fuera una trinchera que es relevada por soldados que defienden la misma causa, voy a extrañar a mi camarada.Junto con Lizandro y otros compañeros redactamos el documento de análisis “Libertad Económica y Ciudadanía” publicado por la Fundación Milenio e Ilde; en forma personal tiene un ensayo denominado: “Determinación de la posición política en base al tamaño del Estado”, y obtuvo un reconocimiento en el sexto concurso mexicano de ensayos “Caminos de la Libertad” por el trabajo “La Destrucción del Estado en Bolivia”.Alguna vez me comentó su afán por entrar en las arenas políticas, lo que reprobé como amigo, porque esos campos todavía son lodazales de traición que no admiten personas honestas; aun así, valientemente decidió entrar para ser crítico de sus mismos compañeros. Su voz firme y el análisis objetivo que llegó a desarrollar durante este tiempo, le fue quitando el apasionamiento juvenil para otorgarle una imagen madura que se proyectaba en una carrera política sólida; muere joven y nos deja el recuerdo de un político consecuente con su pensamiento, de temple teórico sólido consolidado por sus lecturas de Karl Popper, F.A. Hayek y Ayn Rand principalmente.Estos últimos meses nos distanciamos por motivo del debate: feminismo y antifeminismo, diferentes puntos de vista de personas que respetan a la mujer por haber sido concebidos por tan maravilloso ser; fuera de esto, queda en mi memoria todos esos años consagrados a la divulgación de nuestras ideas liberales.En el ámbito sentimental fue un hijo, hermano, padre y amigo excepcional; muy apreciado por ser una grata compañía al momento de tomar un café en Casablanca, servirse un pique en un restaurant o estar rodeado de árboles en la casa de Luis René, incluso admirable cuando cantaba con su espléndida voz en el karaoke; tampoco puedo olvidar cuando fue solidario conmigo en uno de los momentos más difíciles de mi vida. Así era él, ¡fortaleza para su familia!