Las alusiones a Estados Unidos

image Según el Mandatario, la embajada pagó entonces $us 10.000 a cada legislador…Lo recordó ahora, cuando se esperaba que comenzaría una nueva era en las relaciones… Es difícil entender cómo pudo cometer la torpeza de saludar al nuevo Gobierno de EEUU con más ofensas.

Editorial La Razón.

Las últimas alusiones del presidente Evo Morales a Estados Unidos, que fueron parte del discurso-informe de sus tres primeros años de gobierno, provocaron el disgusto de la diplomacia de ese país y el reproche de la oposición boliviana. Dos días después de la posesión de Barack Obama, un acontecimiento que ha sido saludado incluso por el líder cubano Fidel Castro, Morales volvió a lanzar duras críticas al país del norte.



La Cancillería de la República había estado expresando el espíritu de optimismo que tenía el Gobierno sobre la posibilidad de que las relaciones con EEUU se recuperen luego del trauma de la expulsión del embajador Philip Goldberg. Se daba por descontado que Bolivia aplicaría el criterio de que las relaciones bilaterales con esa nación estaban inaugurando una nueva página, de conciliación y amistad, con el advenimiento de Obama.

Pero, ante la sorpresa de todos, el presidente Morales no solamente recordó y se sintió orgulloso de haber expulsado a Goldberg, sino que hizo mención a los hechos del 2002, en los que, según sus afirmaciones, supuestamente la Embajada de EEUU estuvo involucrada con decisiones que llevaron a la expulsión del entonces líder cocalero del Parlamento.

Según el Mandatario, la embajada pagó entonces 10.000 dólares a cada legislador boliviano que votó por su expulsión. Lo recordó ahora, siete años después, cuando se esperaba que comenzaría una nueva era en las relaciones con la potencia norteamericana. Es difícil entender cómo el Presidente pudo cometer la torpeza de saludar al nuevo Gobierno de EEUU con más ofensas.

Para peor, después de que el encargado de Negocios de la Embajada de EEUU, Kris Urs —quien se encontraba presente en el Congreso—, reaccionó molesto por el ataque a su país, al portavoz de la Presidencia, Iván Canelas, no se le ocurrió mejor idea que aludir al diplomático indicando que esperaba que el gobierno de Obama nombre a funcionarios alejados de la línea de George W. Bush. Extrañamente, al ex periodista Canelas se le pasó el dato de que en EEUU existe la diplomacia de carrera y que, en ese marco, Urs tiene 22 años de trabajo, con republicanos y demócratas, porque en su país no se cambian embajadores o delegados como en Bolivia, por motivos político-partidarios.

Al menos ayer el Gobierno, a través del viceministro Pablo Guzmán, dio una buena señal al hablar de un posible “intercambio de embajadores” con EEUU, como uno de sus objetivos para “los próximos meses”. Por su lado, el gobierno de Obama felicitó a los bolivianos por el referéndum y, tendiendo la mano a la Administración de Morales, se ofreció a trabajar con ella.

A principios de mes, el Presidente anunció la ruptura de relaciones con Israel cuando todo el cuerpo diplomático acreditado en el país le presentaba una salutación protocolar. Y, en su discurso del 22, arremetió de nuevo contra EEUU.

Cuando se trata del interés nacional, este tipo de temas debe ser tratado por un consejo de asesores en relaciones internacionales, de modo que el Presidente tenga referentes claros a la hora de pronunciar un discurso. Quizá convenga que la Cancillería de la República le haga a Morales algunos apuntes sobre las líneas maestras de la política exterior, para que no vuelva a cometer errores a nivel de diplomacia como los cometidos este mes.