La «narcocracia» ¿del Estado Plurinacional?

Bolivia se está insertando de manera cada vez más estrecha a los circuitos del narcotráfico y no es exagerado decir que la situación que se vive en el país es muy parecida a la que se confrontó el año 1980 cuando Luis García Meza y sus secuaces asaltaron el poder para establecer una especie de “narcocracia”. En esa oportunidad se dijo que por primera vez en la historia, las mafias del narcotráfico se apoderaron de toda una nación.

imageProductores y comerciantes en un mercado legal de coca en la tarea de prensar la hoja(chanchitos) que va directamente al narcotráfico porque ya no es apta para el consumo (foto tomada de La Prensa)

El informe de la situación de la producción de coca y droga en Bolivia emitido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en realidad confirma lo que ya sabíamos todos acerca del ostensible incremento de más del 50 % de la producción de cocaína a la par de los cultivos ilegales de la hoja de coca.



De igual forma ya advertimos que el territorio nacional se estaba convirtiendo en santuario de los carteles de la droga colombianos y mexicanos que se estaban asentando al amparo de una actitud permisiva del gobierno de Evo Morales y de una legislación antidroga cuya aplicación se hace cada vez más flexible a la par que las leyes para perseguir e inmovilizar a la oposición política se endurecen.

Como es natural y comprensible, las autoridades bolivianas han “rechazado” el contenido del informe, lo que equivale a pretender tapar el sol con un dedo. Las evidencias sobre el incremento de las actividades del narcotráfico en Bolivia son incontrovertibles. Baste decir que hasta antes del 2005, cuando e l MAS llegó gobierno, era noticia de primera plana la incautación de alguna centena de kilos de cocaína. En la actualidad, por la recurrencia con que se producen, son mencionadas en algún pequeño espacio de paginas interiores de los periódicos y por lo que se ve la tendencia es ascendente y no es improbable que se llegue al extremo de que solo valdrá la pena consignar las incautaciones que hablen de toneladas.

El informe no es un invento y lo demuestra la forma burda y torpe en la que los oficialistas pretenden salirse por la tangente e intentar justificar lo injustificable.

Pedir que el senador y dirigente de los “ponchos rojos”, Eugenio Rojas, aguce algo su imaginación para intentar justificar el apreciable incremento en la producción de hoja de coca y de droga que se ha producido en los cuatro años de gobierno del MAS, pudiera ser como pedir peras al olmo. Sin embargo decir que el incremento en la producción de hoja de coca se debe al crecimiento de la población o que la droga que se incauta en el territorio nacional proviene enteramente del Perú suena a una tomadura de pelo cuando no a la ignorancia supina o al simple cinismo político.

imageFoto. El Presidente Morales con sus bases cocaleras en una reunión en el Chapare.

Lo cierto es que en Bolivia, el gobierno del presidente Evo Morales -que además es jefe nacional del MAS y secretario ejecutivo de las federaciones de cocaleros del Chapare- ha generado las condiciones para que el narcotráfico incremente sus actividades. La coartada es el consumo tradicional de la hoja de coca, cuyo estudio de mercado ha sido demorado en forma deliberada porque es evidente que el verdadero negocio es la coca que se destina al narcotráfico.

Esta cada vez mayor inserción de Bolivia en el circuito del narcotráfico puede tener funestas consecuencias no solo para la estabilidad del sistema democrático, que a estas alturas ya está bastante vapuleado, sino para la propia supervivencia de Bolivia. Es claro que a nadie, excepto a los involucrados directa o indirectamente con el negocio, le gustaría constatar que nuestro país volvió a ser un rehén de las mafias del narcotráfico.