La economía bartolizada

bartolinas-768482 Las tropas de asalto del partido de gobierno anuncian la implementación del “control social” de precios, en un nuevo paso hacia la dictadura económica. La Federación “Bartolina Sisa” será la primera “organización social” que vigilará los precios en tiendas y mercados, seguramente a punta de chicotazos. Es el comienzo de la economía bartolizada, donde, como hemos dicho en días recientes desde esta misma columna, los productores y comerciantes privados -por pequeños que sean- son percibidos más como potenciales criminales que como agentes creadores y difusores de riqueza. Es el resultado de toda una concepción ideológica radical que sataniza a la economía de mercado (el capitalismo) y que desemboca en una visión punitiva de la producción y el comercio. Lo más lamentable es el triste papel desempeñado por muchos medios privados de comunicación, de los mismos que protestan por la ley mordaza, pero que se prestan al juego de divulgar la versión gubernamental que explica la inflación por la supuesta acción de siniestros “especuladores”. La especulación existe, por supuesto, pero nunca es el factor fundamental en los procesos inflacionarios, sino un fenómeno surgido a consecuencia de la subida de precios. Pero, claro, parece que el show mediático de las requisas de galpones es taquillero para los noticieros de televisión… Pocos son los que apuntan a un análisis de fondo sobre las verdaderas causas de la inflación y el desabastecimiento, generados en parte por la misma intromisión del Estado en el mercado con el sistema de comercio paralelo de Emapa y sus “precios justos”, y por una acumulación de errores políticos del propio gobierno central: desincentivo a la producción agropecuaria por la inseguridad jurídica, escaso o nulo apoyo a los productores azotados por inclemencias climáticas (inundaciones, sequías) por el solo hecho de estar en zonas netamente opositoras, prohibiciones a la exportación que provocan efectos contraproducentes, etc.. El poder central es, por lo tanto, la causa fundamental de este estado de cosas, pero también el principal beneficiario, ya que las presiones inflacionarias le sirven de excusa para desplegar un mayor intervencionismo estatal en la economía, en un perverso círculo vicioso que sólo puede llevar a desastrosas consecuencias, similares a las vistas en la Venezuela de Chávez con el “Mercal” o en el racionamiento cubano.

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