Así se casaron Ário Freire y Mariliza dos Reis

Fiesta, risas y lágrimas. En la ceremonia religiosa y en el festejo del exmodelo y Mariliza dos Reis hubo de todo: buena música, emociones bien vividas y baile al ritmo brasileño

Elegantísimo, enfundado en el traje que la diseñadora Rosita Hurtado le hizo a medida, Ário reconoce que dos cuadras antes de llegar a la iglesia comenzó a temblar.

Está nervioso. Sin embargo no se nota porque bromea con los amigos, ríe y recuerda anécdotas de su debut en el modelaje. Algunos minutos después las carcajadas se apoderan del ambiente y la ansiedad parece haberse disipado cuando la organizadora del evento se acerca para indicarle que es la hora.



Padres y padrinos recorren el camino al altar y luego es el turno del exmodelo y más tarde de Mariliza dos Reis, la novia, que viste, como es tradicional, un vestido blanco. El suyo tiene el sello de la casa española Rosa Clará. Al momento de decir sus votos, mientras el grupo Triunphal interpreta Romeo & Julieta, los nervios previos se transforman en lágrimas apenas perceptibles y luego el torbellino de emociones asoma a un par de ojos rojos que ya no pueden contenerse.

Ário llora y busca en su bolsillo un pañuelo. Los músicos tocan She, de Charles Asnavour, y Mariliza también tiene que secar sus ojos.

Sentimientos a flor de piel y la ceremonia sigue su curso…

Cuando el sacerdote da la bendición a los ahora esposos, llega el beso que se convierte en un abrazo apretado, necesario e incluso tranquilizador. Al salir de la iglesia, la tensión es parte del pasado. Todo es risa y felicitaciones y 40 minutos después están en el Espacio Toledo, el salón donde Bendita tu luz, de Maná, los recibe, en medio de la pista de baile y de 200 amigos y familiares, que aplauden a su paso.

¡Tiempo de fiesta! y los brasileños hacen gala de esa mezcla de alegría y euforia que se ha convertido en su sello.

La pista está llena en todo momento, mientras el grupo Oasis toca un repertorio que transita del inglés al portugués sin mayores inconvenientes. El novio se escabulle para conversar con los amigos que vinieron desde Bolivia, mientras Mariliza saca brillo a la pista en su noche. Un poco después de las 4:00 y como si todos se hubiesen puesto de acuerdo, el baile para y comienzan las despedidas.

Los recién casados se alistan para su luna de miel en Cancún y cada quien vuelve a casa. Pasó la euforia y lo único cierto es que Ário es ya un hombre casado.

Fuente: PAT, El Deber

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