Un reportaje de El País de Madrid sostiene que “El anuncio del gobierno (de Nicolás Maduro) sobre el derribo de aeronaves parece una respuesta a las críticas por su poco compromiso con la lucha contra el narcotráfico”.
La nota detalla la rutina empleada para dar a conocer estos supuestos operativos: “Los altos jefes militares del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela reciben una fotografía de un avión incinerado que luego publican en las redes sociales. No hay registro gráfico de todas las operaciones contra el narcotráfico pero el presidente Nicolás Maduro asegura que han ´inutilizado` 30 aeronaves. ´Inutilizar` es el eufemismo que mejor define el misterio que encierran esas operaciones. No hay detalles de la nacionalidad de los pilotos, no se sabe si murieron en combate o si fueron obligados a aterrizar. Se desconoce cuántos kilos de droga transportaban. Lo que sí hay son imágenes de hierros retorcidos y humeantes y un amplio ejercicio propagandístico para reivindicar el compromiso de Venezuela en la lucha contra el tráfico de drogas”.
Esto nos recuerda mucho los operativos que diseñaba desde el Centro de Inteligencia del Ministerio de Gobierno, en Bolivia, el general René Sanabria, ahora encarcelado en Miami por tráfico de drogas.
Mientras se desempeñaba como jefe de la inteligencia antinarcóticos, impulsó cientos de operaciones contra fábricas de cocaína que invariablemente conducían al mismo resultado: el desmontaje de un laboratorio sin ocupantes, a lo sumo vigilado por un sereno, sin que se conociera quiénes habían montado aquellas instalaciones.
Parecería que estamos ante una metodología compartida en varios países de la ALBA, elaborada para dar la imagen de que sí se hace algo contra el narcotráfico, cuando la realidad apunta hacia todo lo contrario.
Una pantomima de interdicción que en ocasiones encandila a los burócratas -ingenuos o colaboracionistas- de ciertos organismos internacionales…