Poroshenko tiende la mano al este con una promesa de descentralización

Asegura que nunca renunciará a Crimea, anexionada por Rusia recientemente



El nuevo presidente ucranio, Petro Poroshenko, en el acto de investidura. / REUTERS



Petro Poroshenko, el magnate que ganó las elecciones ucranias del 25 de mayo con el 54,7% de los votos en la primera vuelta, ha sido investido presidente del país hoy a las nueve de la mañana (10 locales). En su primer discurso como jefe de Estado ha pedido a los rebeldes que no reconocen su autoridad en el este del país que abandonen la lucha, y ha ofrecido un corredor de salida a los combatientes rusos implicados en el conflicto: “Por favor deponed las armas y garantizaré inmunidad a todos aquellos que no tengan las manos manchadas de sangre”.

El acto, celebrado en el Parlamento de Kiev, ha contado con la presencia de representantes de una cincuentena de estamentos internacionales, incluidos el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden; el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius. Ucrania es uno de los centros de atención internacional desde que en febrero su anterior presidente, Víctor Yanukóvich, huyó del país forzado por los manifestantes de Kiev, que comenzaron demandando la firma de un tratado de asociación con la Unión Europea y terminaron exigiendo la salida del Gobierno por sus modos autoritarios y la corrupción imperante. Rusia, aliada de Yanukóvich y en liza con Kiev desde que se anexionó Crimea, ha enviado también un representante a la ceremonia: el embajador Mijaíl Zurábov, que había sido retirado por el Kremlin tras los disturbios de febrero.

Poroshenko (quinto presidente en la reciente historia del país) ha hablado ante los representantes de la Rada (Parlamento), en número mayoritario diputados que apoyaron a Yanukóvich. En su discurso ha prometido trabajar en la descentralización del Estado, aunque ha negado la posibilidad de la federación. También ha garantizado la protección del idioma ruso en el este y ha prometido poner coto a la corrupción que campa por el país. Poroshenko ha anunciado que su primera visita oficial será a la cuenca del Donbás, centro de la rebelión secesionista, pero ha derramado un vaso de agua fría por la espalda de los partidarios del diálogo declarando que no tiene nada que negociar con los rebeldes. Eso sí, se mostró dispuesto a convocar elecciones locales en las regiones de Donetsk y Lugansk. Respecto a su otro gran conflicto territorial, Poroshenko ha asegurado que Crimea es y seguirá siendo ucrania. En esa misma línea de rechazo de la injerencia rusa, ha rechazado cualquier “compromiso” con la orientación europea de su país, de la que es firme defensor.

El reto más urgente de su presidencia es detener el conflicto en el sur del país, zona que reúne a seis millones de habitantes y donde las milicias rebeldes no reconocen su autoridad. La ciudad de Slaviansk ha continuado siendo atacada por las fuerzas de Kiev, causando la salida de refugiados. Un policía murió ayer en los choques y un avión militar fue derribado, Kiev asegura que mientras viajaba cargado con ayuda humanitaria.

Los contactos diplomáticos de Poroshenko esta semana en Varsovia con Barack Obama, presidente de Estados Unidos, y ayer con Vladimir Putin en la conmemoración del 70 aniversario del Desembarco de Normandía, han servido al presidente ucranio para ensayar un tono más conciliador en sus acercamientos al este. En un primer momento aseguró que sometería a la disidencia por medio de una operación militar (que Kiev denomina “antiterrorista”) y sus consejeros aseguraron que planeaban imponer la ley marcial en las provincias insubordinadas. Sin embargo, Poroshenko esta semana se refirió varias veces a la necesidad de llegar a una solución pacífica. Durante un encuentro de 15 minutos con Putin, Poroshenko acordó que un emisario ruso viajará mañana domingo a Kiev para abordar los primeros pasos para el arreglo del conflicto.

Los habitantes del este del país, que protestan por la falta de voluntad negociadora hasta ahora exhibida por el Gobierno central, esperan una salida pacífica al conflicto. Los rumores sobre un ataque final de las fuerzas de Kiev son constantes, y todo suceso cotidiano se analiza desde esa óptica. Por ejemplo, la decisión de la compañía nacional de ferrocarriles de no vender más billetes hacia el oeste a partir del día 15 ha suscitado gran preocupación entre los ciudadanos, que lo asumen como el anuncio de un cerco. La compañía ha negado este punto y asegura que se trata únicamente de una decisión técnica.

La crisis económica del país es otro de los grandes desafíos de la presidencia de Poroshenko, un hombre de negocios enriquecido con una empresa de chocolate. El país lleva casi dos años de recesión. El nuevo presidente ha asegurado que Kiev debe firmar en breve un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea como primer paso para el futuro ingreso de Ucrania en la UE, un tema muy espinoso con Moscú, que ve con malos ojos la posición geoestratégica en la que podría dejarle la llegada de la Unión a sus fronteras.

La negociación de las provisiones de gas ruso esta semana será un termómetro de la disposición al diálogo entre Kiev y Moscú. La empresa rusa Gazprom ha dado hasta el martes a Ucrania para ponerse al corriente de su deuda multimillonaria. Kiev, que acaba de ser rescatada de la quiebra por un plan de ayuda internacional, exige que los precios del gas bajen hasta el mismo nivel al que se cobra al resto de países europeos, puesto que para Ucrania son muy superiores desde la caída de Yanukóvich.

Poroshenko ya ha anunciado que piensa conservar al primer ministro del país, Arseni Yatseniuk, miembro del partido de su gran rival en las elecciones presidenciales, la ex primera ministra Yulia Timoshenko.

Desde que Yanukóvich abandonó el poder y el país ha estado sin jefe de Estado estable, Ucrania ha perdido Crimea, integrada en Rusia después de un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional, y se ha enredado en un conflicto militar en el este del país con más de 200 víctimas.

Fuente: elpais.com