A Evo Morales no le cae bien la ley. Es más, le parece un estorbo. Su postura contraria al Estado de Derecho está asentada en múltiples declaraciones y, lo que es peor, en un sistemático desprecio hacia el ordenamiento jurídico constatable en la práctica de su gobierno.Entre sus “perlas” más recientes en el tema recordemos su rechazo confeso al debido proceso, su respaldo al Ministro de Salud infidente a pesar de su violación de todos los códigos de ética médica, y su aseveración de que las instituciones de derechos humanos “perjudican” la formación física de los soldados.Estas vienen a sumarse a otras anteriores, como la clásica “le metemos nomás y que después arreglen los abogados”, sus consejos al presidente de YPFB para que proceda al margen de las normas legales y su opinión de que era “innecesario” consultar al Tribunal Constitucional para ir a la re-reelección.Entramos de esta forma en el reino del autoritarismo electivo, con un monarca absoluto surgido de las urnas y periódicamente ratificado a como dé lugar, pero sin ninguno de los límites y balances que caracterizan a la democracia republicana…[email protected]