Por la senda equivocada

MANFREDManfredo Kempff SuárezEs responsabilidad de S.E. haberse embarcado en esta forzosa reforma a la Constitución que será sometida a referéndum, al parecer en febrero próximo. Todo el mundo sabe que la modificación del artículo 168 de la Carta Magna no es otra cosa que darle gusto a S.E. para que esté tranquilo durante toda la gestión que le queda por delante y pueda candidatear en el año 2019, sin mosquearse siquiera. Es el prorroguismo pensado, planificado, acordado, que sale del seno del MAS y que resulta otra ficha clave puesta en el tablero que busca la eternización de S.E. en el Gobierno.Pese a que S.E. afirmaba que estaba dispuesto a sacrificarse una vez más por la patria si el pueblo se lo pedía, aunque su deseo era poner un chiringuito en el Chapare y ganar plata ofreciendo su imagen para que los turistas se fotografiaran con él –  ¡vaya modestia! –, se sabe que nada le gusta más que gobernar. En vez de gobernar, quiere ser presidente cósmico, que es distinto. No estar perdiendo el tiempo sentado en la silla del Palacio leyendo informes, ni mirando números, ni enterándose de algunas cosas malas que le podría contar algún ministro honesto. Eso es para los que gobiernan en juntucha. Es oficio de mandatarios yescas.S.E. quiere que lo lleven de un lado a otro inaugurando obras con fanfarria y fútbol, viviendo la fantasía del País de las Maravillas, donde todo sea aplausos y éxitos. ¿Qué pensará de sus antecesores? ¿Qué todos eran unos burros y unos incapaces? Pero, claro, si no podían pagar doble aguinaldo (apenas uno y sudando), ni podían viajar a Europa o Asia en un super-jet sin pedirle permiso a la Asamblea, ni podían inaugurar una o dos obras diarias. Nadie le ha dicho a S.E. que los “neo-liberales” tenían que gobernar,  trabajar y traspirar. Que tenían que sacar cuentas siempre con números en rojo y plagados de bloqueos. Aunque S.E. es muy vivo y sabe que los anteriores presidentes recibían una décima parte de recursos que él y que él no ha hecho diez veces más cosas que los que se fueron.Ahora sí que se pueden sembrar nabos en las espaldas de los bolivianos. Así que en vez de perfeccionar la democracia, S.E. ha decidido por africanizarla, que no es lo mismo. Es decir que en vez de imitar a un Humala, Santos, Bachelet, Tabaré Vásquez, ha preferido ir por la senda de los africanos peligrosos como Mugabe,  Obiang, Nguesso, Kabila, Campaoré y del tutsi ruandés racista Kagame. ¡Kagame! ¡Pero si es el colmo!