La oposición y sus mutaciones

Fernando-MayorgaFernando MayorgaEl referéndum como coyuntura crítica puso en evidencia algunas mutaciones en el escenario político. Una de ellas se refiere a la modificación del campo opositor, en la medida en que aparecieron actores políticos y plataformas ciudadanas que no formaban parte de la interacción parlamentaria entre oficialismo y oposición.La Asamblea Legislativa es el espacio privilegiado del funcionamiento del sistema de partidos, una categoría útil para ilustrar la distribución horizontal del poder político. Esta dimensión (otra es la distribución vertical de poder que se plasmó en las elecciones departamentales de 2015) se caracteriza por la supremacía del MAS como partido predominante y la presencia de tres bancadas de oposición: Partido Demócrata Cristiano (PDC), Unidad Nacional (UN) y Demócratas.En el proceso referendario adquirieron un nítido protagonismo dos nuevas entidades: la agrupación política Soberanía y Libertad (Sol.bo) y la plataforma ciudadana Nueva Oportunidad (N.O.). La primera tiene presencia, y recursos de poder institucionales, en el departamento de La Paz, porque controla la Gobernación y la Alcaldía de la capital, aunque sus autoridades —Patzi y Revilla— actuaron de manera divergente, poniendo en evidencia el carácter circunstancial de su alianza. En cierta medida Sol.bo ocupó el lugar del extinto Movimiento Sin Miedo (MSM) en una suerte de renovación accidental en el ámbito de la izquierda partidista que, después de apoyar a Evo Morales en su primera gestión, asumió posiciones de crítica al Gobierno.A diferencia del MSM, esta agrupación carece de presencia en la Asamblea Legislativa Plurinacional. La plataforma ciudadana N.O. pretendió otorgar un significado distinto al rechazo del plan oficialista de reforma del Art. 168, exponiendo una propuesta de corte programático: “Una Nueva Oportunidad para la democracia, el medioambiente y la Justicia”. Esta agrupación articuló diversos grupos y personalidades públicas en un “colectivo” ciudadano de tinte progresista (varios actores individuales tuvieron vínculos con el MAS en diversas circunstancias), y tuvo un accionar ajeno a la disputa polarizada entre el MAS y “la derecha” parlamentaria o los partidos “neoliberales”.Sin duda la reglamentación aprobada por el Tribunal Supremo Electoral fue un incentivo para la gestación de acciones ciudadanas autónomas de la representación política formal y, es evidente, que N.O. fue la que más destacó en términos discursivos y capacidad movilizadora porque, a la usanza de Sol.bo, ocupó el espacio dejado por el MSM para cuestionar a Evo Morales desde posiciones de izquierda.A partir de esta lectura se afirma que la mutación en el campo opositor se expresó en la aparición y actuación de una oposición “extraparlamentaria” que, a diferencia de la oposición cívico-regional de antaño, no tiene ligazón con los partidos con presencia legislativa. Es difícil auscultar el derrotero de este esfuerzo de organización ciudadana; tampoco es pertinente percibirlo como un hecho meramente coyuntural, puesto que sus figuras representativas tienen una innegable presencia en el espacio público.Es dable suponer que estas agrupaciones (Sol.bo y N.O.) jugarán un papel importante en la definición del escenario electoral de 2019, el cual, por lo señalado, no se distinguirá solamente por la ausencia de Evo Morales, sino también por la posibilidad de la reconfiguración del sistema de partidos en una lógica más pluralista, no solo en términos de cantidad, sino de calidad de la representación política.La Razón – La Paz