Estas son las 5 piezas más valiosas que se han perdido en el Museo Nacional de Brasil

La institución albergaba 20 millones de objetos y documentos históricos, desde tesoros egipcios hasta piezas precolombinas, fósiles y restos humanos.

egipto

Las imágenes del edificio en llamas y su interior destruido por el fuego han provocado un inmenso dolor en el mundo entero. El Museo Nacional de Brasil, hogar de 20 millones de piezas históricas atesoradas a lo largo de dos siglos de recorrido, ha quedado reducido a cenizas tras el incendio que se produjo el pasado domingo por la noche. Según ha confirmado la subdirectora de la institución, Cristiana Serejo, se ha perdido un 90% de su patrimonio artístico e histórico.El museo, ubicado en Rio de Janeiro, albergaba gran parte del acervo artístico del continente y el exterior. Desde el esqueleto de un gran dinosaurio hasta momias egipcias, utensilios que databan de la era precolombina, o el fósil más antiguo de Latinoamérica, la colección de piezas era una de las más valiosas del planeta. A ello se sumaba su equipo de investigación, que los había situado como la quinta institución más importante de la disciplina.»Pueden reconstruir todo, poner paredes de la más alta tecnología… Pero, ¿qué vamos a colocar ahí dentro?», se ha lamentado el paleontólogo Maurílio Silva de Olivo, del departamento de conservación de los fósiles, en declaraciones recogidas por El País. «Todo lo que estaba expuesto se perdió: no resiste a una temperatura tan alta durante tanto tiempo. Nuestra esperanza está en el material guardado en cajas de acero».Aunque cada una de sus piezas guardaba un fragmento de la memoria del continente, la relevancia de alguna de sus pérdidas ha provocado un pesar mayor. Estos son algunos de los tesoros destruidos por el fuego que próximas generaciones nunca tendrán la oportunidad de conocer:



1. El cráneo prehistórico de Luzia

«Perdimos nuestra memoria, nuestra historia. No vamos a tener a Luzia nunca más. Luzia murió en el incendio», ha declarado la presidenta del Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasil, Kátia Bogéa. Este fósil, perteneciente a una mujer que pudo vivir hace 11.500 años, fue encontrado por una expedición franco-brasileña en 1975 en una cueva del estado de Minas Gerais, colindante con San Paulo. Estaba considerado uno de los restos humanos más antiguos encontrados en el hemisferio occidental.

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2. La momia Sha-Amun-en-su

La colección de arqueología egipcia, con más de 700 piezas, empezó a formarse en 1862 tras la aportación del comerciante Nicolau Fiengo de antigüedades egipcias pertenecientes a un explorador italiano. A día de hoy, este acervo representaba el catálogo de arqueología egipcia más grande todo Latinoamérica. En ella se encontraba el sarcófago de Sha-Amun-en-su, con fecha del año 750 a.C., un regalo al emperador Pedro II en una de sus visitas al país africano. Dentro del receptáculo funerario había además otros objetos, como el amuleto del escarabajo-corazón.

3. La colección grecolatina

Según relata ABC, esta selección surgió gracias a la pasión por la arqueología que vivía Teresa Cristina de Borbón, la mujer de Pedro I. Tras su boda, trajo a Brasil los restos que habían extraído de excavaciones en Pompeya y Herculano, algunas provenientes la hermana de Napoleón y esposa del general Joaquín Murat, Carolina.

4. El dinosaurio Maxakalisaurus topai

El museo albergaba una colección paleontológica con más de 56.000 piezas, entre las que destacaba la primera réplica de gran tamaño del esqueleto de un dinosaurio que se hizo en Brasil, el Maxakalisaurus topai. Con 9 toneladas de peso y 13 metros de largo, el herbívoro ocupaba una sala entera y era uno de los puntos más visitados.

5. El trono del rey Dahomey

Fue un regalo del rey Adandozan al emperador Pedro I en el siglo XVIII. Junto a él, la sala exhibía armas de la época, trajes, instrumentos musicales (entre ellos, un tambor tallado de 2,5 metros de alto), además de otros objetos del entorno como unos calendarios que ayudaban a predecir el futuro del pueblo y del rey,Salvador Dalí contó a Soler Serrano aquella vez que fue a visitar el Museo del Prado con Jean Cocteau y unos periodistas les preguntaron poco después qué salvarían de la valiosa pinacoteca si se produjera un incendio. «Me habría llevado el fuego», respondió Cocteau. El pintor español, después de hacer una dramática pausa («ya lo tenía pensado, pero ya saben que yo soy un poco teatral»), contestó: «Pues Dalí se habría llevado nada menos que el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas de Velázquez, que es el aire de mejor claridad que existe». Tras conocer estas pérdidas, quizás habría cambiado su respuesta.Fuente: revistavanityfair.es