Goldberg dijo que EE.UU evalúa la política exterior hacia Bolivia

Philip Goldberg: Qué paradoja. Mientras a mí me decían que me marchara porque estaba según ellos interfiriendo con la política interna, el presidente venezolano Hugo Chávez le daba órdenes a un general boliviano. ¿A eso no le llaman interferencia?» 

Dijo que Irán desarrolla una «preocupante» relación política. Consideró que su expulsión de Bolivia responde a tres factores: el uso de EE.UU. como pretexto o «distracción» a la crisis interna; factores externos, como la presencia de Venezuela e Irán, y las pugnas entre las fuerzas de autonomía y centralismo.

La Razón.com



El embajador estadounidense Philip Goldberg, expulsado de Bolivia la semana pasada, dijo hoy que EE.UU. evalúa la política exterior hacia ese país, donde Irán desarrolla una «preocupante» relación política.

«Estamos evaluando los distintos programas y políticas, pero la inclinación general es de intentar permanecer involucrados en los asuntos que han sido importantes durante siglos, como el desarrollo, (la lucha) antinarcóticos» y las buenas relaciones, dijo Goldberg.

El diplomático formuló estas declaraciones durante un encuentro con periodistas en el Diálogo Interamericano, un centro de análisis político, en Washington.

Se trata de la primera aparición en público de Goldberg en Washington desde que la semana pasada fue declarado «persona non grata» y expulsado por el Gobierno del presidente boliviano, Evo Morales, que lo acusó de instar a la violencia generada por la oposición política.

Goldberg manifestó el deseo de Washington de continuar cooperando con el Gobierno de Morales en la lucha antinarcóticos, pese a la decisión de EE.UU. de retirarle a Bolivia la «certificación» en la lucha global contra el narcotráfico.

No obstante, señaló: «Tenemos que calibrar nuestro proceso de toma decisiones» en respuesta a las acciones de La Paz, porque «se trata de una relación de doble vía».

Asimismo, Golberg, que presentó sus credenciales en Bolivia el 13 de octubre de 2006, indicó que el Gobierno de EE.UU. está evaluando si recomienda o no la extensión de las preferencias arancelarias andinas, que vencen en diciembre próximo.

Sin embargo, destacó que «las preferencias arancelarias son antes que nada una decisión del Congreso bajo las leyes en vigencia» y que el Legislativo también tendrá que decidir si incluye o no a Bolivia en esa posible extensión.

Se prevé que el Congreso decida sobre el asunto para fines de septiembre y, según Goldberg, el Gobierno de Bolivia ha dejado entrever que desea la continuación de esas preferencias, contenidas en el programa conocido por su sigla en inglés ATPDEA.

Golberg dijo que a Washington le preocupan los lazos que están desarrollando Bolivia e Irán, al indicar que EE.UU. sabe «la naturaleza» de ese país.

El Gobierno iraní, al que Washington acusa de querer desarrollar armas nucleares, ha abierto una embajada en La Paz y Morales, a su regreso de un viaje reciente a Teherán, hizo declaraciones de admiración a esa administración.

Irán también ha anunciado un proyecto de inversión en el sector de gas de Bolivia y los vínculos entre ambos países, lejos de ser meramente económicos -como le aseguraron a Goldberg- han «evolucionado en una relación política», señaló el diplomático.

También se refirió a la influencia de Venezuela en Bolivia mediante programas de asistencia que marcan, según él, una «diferencia filosófica» respecto a los programas de asistencia y desarrollo de EE.UU.

Por otra parte, Goldberg negó rotundamente las acusaciones y las teorías de conspiración vertidas contra él y EE.UU., aunque dijo comprender las sospechas de Morales.

«Comprendo las sospechas, pero no creo que sean justas, no creo que son correctas o que se apoyan en los hechos», manifestó.

«Nunca hemos hecho nada más que participar en proyectos de desarrollo, proyectos contra el narcotráfico. Ese fue nuestro deber y sigue siendo nuestro deber en Bolivia», explicó.

A su juicio, su expulsión de La Paz responde a tres factores: el uso de EE.UU. como pretexto o «distracción» a la crisis interna; factores externos, como la presencia de Venezuela e Irán, y las pugnas entre las fuerzas de autonomía y centralismo.

Consideró que no hay nada malo en que un diplomático estadounidense se reúna con líderes de la oposición, especialmente en un momento tan conflictivo en ese país.

«No hay nada malo en ello, es parte de nuestro trabajo», sostuvo, al referirse a las reuniones «no muy frecuentes» que sostuvo con líderes opositores en Pando, Cochabamba y Santa Cruz.

Goldberg dijo que el Gobierno de Bolivia ha tomado medidas que dificultan la relación bilateral, como la expulsión de un equipo de la Dirección Estadounidense Antinarcóticos (DEA) y de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) de la región cocalera del Chapare.

«No ayuda a una relación bilateral lanzar acusaciones que son completamente falsas», concluyó.

 

EE.UU.: Bolivia bajo «evaluación»

Lourdes Heredia
BBC Mundo, Washington

Philip Goldberg

Goldberg expresó preocupación por los lazos que están desarrollando Bolivia e Irán

En las primeras declaraciones públicas desde que fuera expulsado de Bolivia, el embajador estadounidense Philip Goldberg dijo que EE.UU. tendrá que evaluar la política hacia el país latinoamericano.

Sin embargo, aseguró que a corto plazo a Washington le gustaría continuar con los programas de colaboración entre ambas naciones.

«Estamos evaluando los distintos programas y políticas, pero la inclinación general es de intentar permanecer involucrados en los asuntos que han sido importantes durante siglos, como el desarrollo, (la lucha) antinarcóticos, etc.», dijo Goldberg en un encuentro de periodistas en el centro de análisis del Diálogo Interamericano.

Hace exactamente una semana Goldberg fue declarado como «persona non grata» por el presidente Evo Morales, que lo acusó de instar a la violencia generada por la oposición política. En represalia, Washington expulsó de EE.UU. al embajador boliviano Gustavo Guzmán.

«Creo que fue un error. Me acusaron de falsedades, sin ninguna prueba», señaló el embajador quien se mostró aún sorprendido de cómo finalizó su misión en Bolivia.

«Si lo pienso ahora, me doy cuenta que todo empezó con mal pie. Cuando fui a presentar mis credenciales, el 13 de octubre de 2006, tuve una conferencia de prensa y la primera pregunta que me hicieron fue si yo estaba involucrado en una conspiración para asesinar a Morales», recordó Goldberg.

Philip Goldberg

Qué paradoja. Mientras a mí me decían que me marchara porque estaba según ellos interfiriendo con la política interna, el presidente venezolano Hugo Chávez le daba órdenes a un general boliviano. ¿A eso no le llaman interferencia?» 

El diplomático explicó que entiende el contexto histórico y la desconfianza hacia EE.UU., sin embargo, defendió que las acusaciones en su contra no se apoyan en ningún hecho.

«Nunca hemos hecho nada más que participar en proyectos de desarrollo, proyectos contra el narcotráfico. Ese fue nuestro deber y sigue siendo nuestro deber en Bolivia», enfatizó y aseguró que reunirse con líderes de la oposición es parte del trabajo diplomático.

«No hay nada malo en ello. Todos los diplomáticos lo hacen, lo hicieron también los europeos, pero a ellos no se les criticó», señaló.

Para Goldberg, su expulsión se debe en gran parte a los problemas internos que enfrenta Morales y aseguró que el mandatario boliviano utiliza su supuesta confrontación con EE.UU. como una distracción.

Bolivia en la lista negra

El diplomático, sin embargo, aseguró que la decisión para quitarle la «certificación» a Bolivia en la colaboración con EE.UU contra el narcotráfico no era un castigo político, aun cuando el anuncio se dio después de su expulsión.

Erradicación de cultivos ilícitos en Bolivia

Washington considera que Bolivia ha fallado en su lucha antidrogas.

«Tal como dice el documento, se analiza el grado de colaboración con el país y no hay duda que la cooperación entre ambos países se había deteriorado», explicó.

El presidente Morales calificó la decisión de Washington como una medida política.

«Yo estoy seguro de que si no se expulsaba al embajador de Estados Unidos no había ninguna lista negra», dijo Morales, quien aseguró que Washington no tiene la moral ni la ética para hablar de certificación o descertificación.

El año pasado Bolivia no estuvo en la lista negra, lo que refleja sin duda el empeoramiento de las relaciones bilaterales. La gran pregunta ahora es si Washington también decidirá quitarle las preferencias arancelarias al país latinoamericano cuando venza el plazo el próximo primero de diciembre.

«Se está evaluando que hacer con el APTDEA pero la decisión será del Congreso, es el legislativo que tendrá que decidir si incluye o no a Bolivia en esa posible extensión», explicó el diplomático.

La Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y de Erradicación de Drogas (APTDEA, por sus siglas en inglés), es una legislación adoptada por Estados Unidos en los años 90 como una compensación a estos países por su lucha contra el narcotráfico que beneficia a Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.

El gobierno boliviano ha dicho que sí le interesa el APTDEA, pero ya comenzó a buscar otro tipo de ayuda en el tema de narcotráfico.

Por ejemplo, este jueves el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, anunció que mandarán una misión a Rusia para acordar un convenio bilateral de cooperación en la lucha contra el narcotráfico para sustituir la ayuda estadounidense.

En sus declaraciones Goldberg habló sobre este tipo de influencia, pero se refirió sobre todo a Venezuela e Irán.

«Qué paradoja. Mientras a mí me decían que me marchara por que estaba según ellos interfiriendo con la política interna, el presidente venezolano Hugo Chávez le daba órdenes a un general boliviano. ¿A eso no le llaman interferencia?», señaló el embajador.

A Washington, señaló, también le preocupan los lazos que están desarrollando Bolivia e Irán, que abrió una embajada en La Paz.

«Dijeron que sería una relación comercial, pero también es política», señaló el diplomático.