“Intocables”, no se los puede echar ni mandar

El nuevo ministro de Hidrocarburos, Saúl Ávalos, no ha comenzado su gestión con un buen pie. No se trata solo de los problemas debidos al desabastecimiento de combustibles en buena parte del país o de los percances que se está confrontando para cumplir con los cupos de exportación de gas natural al Brasil y a la Argentina, sino de otros temitas que sin bien podrían ser considerados domésticos, muestran las situaciones que se pueden presentar cuando no existen criterios adecuados de gestión administrativa.

Ocurre que el ministro Ávalos, como una de sus primeras medidas, decidió el retiro de Iván Canelas Lizárraga del puesto de relacionista público de esa dependencia. Pero sucede que no sabía y nadie le avisó que el susodicho es hijo de Iván Canelas, quien es en la actualidad portavoz gubernamental.

Iván Canelas padre, anoticiado del despropósito del ministro Ávalos movió cielo y tierra y obtuvo que su entrañable vástago continuara en el cargo. Es conveniente hacer notar que Canelas junior ocupó anteriormente el cargo de jefe de prensa de YPFB de donde fue retirado por orden de Santos Ramirez y en este caso, su progenitor no pudo hacer nada, excepto conseguirle otra pega mejor, esta vez en el Ministerio de Hidrocarburos, donde, al parecer, lo tiene bien atornillado.



Iván Canelas padre, mirista en su temprana juventud, logró ocupar varios cargos en la dirección sindical de los periodistas de Bolivia y a nivel Latinoamericano. Se caracterizaba por sus duros embates contra todo lo que pudiera significar corrupción y nepotismo. El poder le ha cambiado su escala de valores.

Pero, los dolores de cabeza no terminan para el nuevo ministro. Le pidió al superintendente de Hidrocarburos, Guillermo Aruquipa, que elabore un plan para garantizar el suministro de gas licuado, este le respondió que el solo recibía instrucciones de Santos Ramírez, que por otra parte es a quien debe todos los cargos que ocupó en el Senado Nacional, en YPFB y ahora en la Superintendencia de Hidrocarburos. Los masistas dicen que Aruquipa fue siempre como «el chico de los mandados» del ex maestro rural y hoy hombre fuerte del gobierno.

Por tanto, Ávalos tendrá que lidiar no solo con su franco desconocimiento del tema hidrocarburífero, sino también con la imposición de los variados sectores que tiene el MAS, que, como corresponde, también tienen derecho a una parte del pastel. Es un problema llegar a un terreno que ya esta loteado.