¿Evo tortura?

El Mundo

El Director

La confesión desgarradora de la suboficial policial Mirtha Sosa Chalar, mujer de 49 años con 31 años de servicio en la institución verde olivo, que como premio a su desempeño cumplía la labor de sub comandante en Porvenir, Cobija, justo en el lugar donde se produjo el enfrentamiento para unos -y los que vimos los reportajes en televisión- y la matanza como señala insistentemente el gobierno. Esa mujer en un testimonio a los medios de comunicación denuncio a los militares como los responsables de haberla torturado, golpeado como en la mejor época de García Meza; si, fue hecha mierda, esta mujer que orina sangre por el trato militar, que fue amarrada con alambres, que fue lanzada a un camión como carga, que fue confinada y que se le negó hasta hace 48 horas asistencia medica, no tuvo visita alguna, fue permanentemente amedrentada y todo esto supuestamente por ser esposa de un consejero prefectural (que se encuentra confinado).



El testimonio de esta policía viene a demostrar que en el gobierno de Evo Morales -autonombrado líder de los derechos humanos y la lucha contra la discriminación- se tortura a mujeres, no delincuentes, no subversivas, no terroristas ni autonomista, sino a mujeres policías que cumplen con dignidad sus funciones.

Sabemos que es difícil sostener que Evo torture, pero esta practica es permitida en su gobierno, justificada por sus colaboradores entre ellos Sacha Llorente que trata de desvirtuar las denuncias (seria mejor que guarde silencio), pero que Evo tortura eso si es una verdad que ya no la podrán esconder, es el mismo concepto cuando este gobierno señala a Leopoldo Fernández como asesino cuando no existe el menor indicio de que él hubiera disparado, es como cuando le dicen genocida a Goni y no fue el quien disparó contra los alteños sino los militares a la cabeza del jefe de estado mayor General López, hoy aduanero de este gobierno. De Banzer incluso nunca se logró establecer algún vinculo con un hecho de muerte, pero su responsabilidad política los conlleva a la responsabilidad administrativa de asumir los hechos como suyos, y hoy Quintana, Rada o Llorente son finalmente obra de Evo Morales.

Ante la comunidad internacional estas denuncias de una mujer policía torturada con sadismo servirán para observar con más dedicación lo que está sucediendo en Bolivia. Hoy en pleno gobierno de Evo Morales existe miles de bolivianos que están escapando de las persecuciones, y no son los ricos que temen por sus privilegios, tampoco son los pandinos que escapan de la represión en Cobija, sino honorables ciudadanos como el Embajador Jorge Gumucio (el de la embajada del Japón en Lima) que pidió asilo a las NN.UU. por persecución. Si este gobierno ya alcanzó la cifra de 66 muertos, algunos en forma cruel como el caso de Chistian Urresti, hoy ya se habla con naturalidad de los secuestros de ciudadanos, esta historia empezó con el cubano Amauri Samartino (que hablaba hasta por los codos) pero esa detención no se ajustaba al ordenamiento jurídico, después fue con el jefe de campaña de la Prefecta de Chuquisaca y hoy ya con todos, empezó ayer en Villamontes, en Boyuibe, sin contar Cobija donde se secuestra a ciudadanos sin ordenes fiscales por enmascarados portando armas que actúan con total impunidad, ¿Qué pasó, en que momento se perdió Evo Morales?, ¿donde se jodió su espíritu humanista?. La forma cruel que fue torturada la suboficial Mirtha Sosa Chalar ya no es un secuestro normal es sadismo de estado con una mujer.