Narcotraficantes utilizan a niños y adolescentes para transportar droga

Las mafias generalmente operan en el Chapare. Ubican a sus víctimas en plazuelas, plazas o parques de los diferentes pueblos, a quienes pagan entre Bs 100 y $us 50.

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Los secuestros de droga que realiza la FELCN, son cotidianos



OPINION

Sulema Meza Tiga

Niños y adolescentes se involucran en narcotráfico como «tragones» y «mulas»

No sólo son captados para transportar droga en sus mochilas o bolsos, sino que se están convirtiendo en “tragones” poniendo en riesgo su salud y vida.

Julián, nombre ficticio de un adolescente, era un alumno ejemplar, un hijo modelo. Si bien sólo vivía con su mamá porque sus padres estaban divorciados, eso no afectaba en nada su intachable comportamiento en casa y el colegio.

Su sueño más grande era tener una bicicleta, pero aunque su mamá hacía todos los esfuerzos por darle ese regalo no lograba hacer realidad el sueño de su hijo.

Su papá vivía y trabajaba en el trópico cochabambino. Como la separación no fue nada agradable y habían rencores de por medio, Julián habló con su papá y le comunicó de su sueño de tener una bicicleta, el progenitor aprovechó de esa necesidad del adolescente y con una serie de engaños lo convenció para que se vaya a vivir al trópico y haría su sueño realidad.

Julián se fue con su papá, estudiaba como cualquier otro adolescente, continuaba siendo responsable. Un día se prestó un anillo de una amiga del colegio y lo perdió. La madre de la otra menor se enteró de lo que sucedió y conminó a Julián a devolver el anillo en 24 horas o lo iba a denunciar a la Policía por robo.

En la plazuela

El menor asustado deambulaba por la plazuela del pueblo donde vivía, preocupado y sin saber qué hacer, no podía pedirle a su padre que lo ayude, su mamá estaba en la ciudad y él tenía la premura de devolver el anillo para evitar ser denunciado.

Mientras permanecía sentado en un banco de la plazuela se le acercó un señor, le habló amigablemente y le preguntó qué problema tenía. Julián le contó su desgracia y éste ofreció ayudarlo. “Vas a llevar un encargo a Cochabamba y te ganarás un buen dinero, con eso solucionas el problema del anillo”, le dijo el desconocido. El menor accedió a viajar de forma inmediata, ya que a la vuelta de viaje tendría el dinero; sin embargo, fue detenido en el camino. Atrás quedaron los sueños de ser grande y estudiar, de tener una bicicleta, porque luego de un proceso legal fue encerrado en un centro de infractores.

Hay 20 casos

La historia de Julián se repite con más frecuencia en Cochabamba, donde los adolescentes no sólo son captados para transportar droga en sus mochilas o bolsos, sino que se están convirtiendo en “tragones” poniendo en riesgo su salud y vida.

La jefa de Defensorías de la Alcaldía de Cochabamba, Cira Castro, informó que tienen registrados 20 casos de adolescentes cuyas edades oscilan entre 13 y 16 años que fueron descubiertos en esa ilícita actividad del narcotráfico, todos dieron sus declaraciones en narcóticos y fueron derivados a los juzgados de la Niñez y Adolescencia, así como también a los juzgados Mixtos Provinciales.

En la mayoría de casos los narcotraficantes aprovecharon la necesidad económica de los menores, los problemas de tipo familiar, para reclutarles e involucrarles en ese ilícito negocio.

Indicó que se han presentado varios casos donde los menores fueron “entrenados” como “tragones” y luego les enviaron con las cápsulas de droga en el estómago del trópico cochabambino a Santa Cruz o Cochabamba.

Para su fortuna fueron detectados a tiempo y no se les reventaron las cápsulas en el estómago, sino hubieran muerto en el intento de ganar unas cuantas monedas.

La mayoría de los menores no está consciente de la gravedad del delito que está cometiendo cuando trasladan droga, es más, ni siquiera saben que pueden recibir condenas y ser encerrados en un centro de infractores.

El Código del Niño, Niña y Adolescente es la norma legal con que son juzgados los menores que cometen cualquier tipo de delito tipificado en el Código Penal, ésta prevé que la sanción máxima para un menor metido en narcotráfico es de cinco años de reclusión.