Política boliviana: Darwin al revés…

image Dominicus – El Deber

El 12 de febrero de 1809 nació en Inglaterra  Charles Robert Darwin. Durante su reciente bicentenario se le han estado haciendo diversos homenajes.

Todos conocemos la parte elemental de la teoría de la evolución de Darwin y que se resume en la llamada “selección natural” o “sobrevivencia de los más aptos”. Darwin viajó por el sur argentino-chileno (Patagonia y Canal de Beagle) y también visitó las islas Galápagos. Sus observaciones durante ese periplo  establecieron las bases de la teoría de la evolución.



Para Darwin, como los organismos producen más descendencia que la que logra sobrevivir, son los más aptos, fuertes y calificados los que alcanzan dicha sobrevivencia, mientras los menos aptos no lo hacen. Los mejores van pasando sus genes a sus descendientes y así se produce el cambio cualitativo. Por otro lado, Darwin consideraba la diversificación de las especies a partir de un ancestro común, de ahí  que los monos terminen siendo nuestros  “parientes”. En fin, no vale la pena entrar en detalles para lo que quiero transmitir al lector; con este simple “pantallazo” basta y sobra.

Lo dramático en Bolivia es que -a nivel político-  hemos estado en abierta contradicción con la selección natural y la sobrevivencia de los más aptos. Acá son los ineptos los que logran sobrevivir como líderes mientras –por diversos motivos- un tendal de gente honesta y capacitada queda en el camino, u opta por no ahogarse en las azarosas aguas de la política boliviana ante el peligro de ser calumniados, denigrados o por falta de “cuero”, lo que sí le sobra a los políticos profesionales.  El resultado final es que  -con pocas excepciones- hemos sido gobernados por los que sí se animan a los duros embates de la política boliviana y que ciertamente no  son los mejores en términos de moral, valores y talentos. En lugar de “evolucionar” hubo en Bolivia una involución.

De habernos visitado Darwin cuando vino por Sudamérica, ya en esa época con su agudo talento habría percibido la anomalía de nuestras élites políticas. Tal vez hasta hubiera cambiado su teoría o hubiéramos merecido una importante nota a pie de página…

El pueblo boliviano, siempre noble y  bueno en todas sus dimensiones regionales y étnicas, ha soportado impotente  e inerme este proceso mediante el cual los potencialmente mejores líderes quedan botados en el camino y los peores prosiguen orondos. Así nos fue, así nos va.