La plata o la vida

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El 23 del presente la Policía Nacional festejó los 183 años de su fundación, acto que se llevó a cabo en Santa Cruz y contó nada menos que con la presencia del Presidente Evo Morales. La mentada conmemoración se realizó en un día especialmente lluvioso, húmedo, frío, pero esto no congeló los ánimos de los asistentes que realizaron discursos calientes en los que se enalteció la labor policial y su lucha contra la delincuencia y el narcotráfico.

Lo contradictorio del caso es que esto ocurría justamente dentro de un clima de incremento de la inseguridad ciudadana, con un dramático aumento de la criminalidad y la delincuencia, desatada en la ciudad de Santa Cruz en coincidencia con el sonado caso de supuesto terrorismo, con el que el gobierno tiene en ascuas a la sociedad cruceña, que toma esta situación como una persecución política, debido a que a nombre de la mencionada investigación, se han desechado los conductos propios del marco jurídico y legal a fin de realizarla dentro de una especie de parodia legal donde un fiscal que ha sido adscrito al caso directamente desde esferas del gobierno tiene amplios poderes concentrados en sus manos y donde además los ciudadanos viven en permanente estado de amedrentamiento expuestos a ser relacionados con el mencionado caso que no solo ha previsto el encarcelamiento de los sospechosos e implicados sino también la expropiación de los bienes con los que estos cuenten.



Es innegable que el departamento de Santa Cruz se ha convertido en objeto de persecución. Identificado por el oficialismo como el departamento opositor, oligarca y rico, está sufriendo medidas y estrategias que terminan conjuncionando la inseguridad jurídica creciente con una ola también in crescendo de inseguridad ciudadana. Esta es la razón por la que las medidas que toma el gobierno no gozan de credibilidad, puesto que en todos los casos se observa que estas vienen acompañadas de acciones que se pueden identificar como políticas que en gran medida se ensañan con los virtuales opositores. Pero más allá de estas disquicisiones lo cierto es que fue precisamente en el acto en conmemoración de la creación de la Policía, que “casualmente” se realizó en la ciudad de Santa Cruz, que el presidente y su ministro de Gobierno Alfredo Rada anunciaron un polémico decreto con el que recortarán presupuesto a las prefecturas para entregárselo a la Policía, conviniendo que este decreto se habría firmado porque las prefecturas no estarían ejecutando el presupuesto con el que cuentan para diagramar políticas de seguridad ciudadana.

Que nos disculpe el gobierno, pero es que resulta difícil seguir creyendo en tantas coincidencias juntas. Es difícil seguir creyendo que es casual que la delincuencia se incremente junto con una especie de toma de Santa Cruz, situación sobre la que muchos analistas desde el exterior y desde el interior del país habían advertido, planteando que esta sería una forma de actuar de los gobiernos que siguen la corriente del Socialismo del Siglo XXI, a quienes se les adjudica la generación de situaciones de caos social, de descontrol de la delincuencia y aumento de la criminalidad a fin de crear consenso para ejecutar acciones que impliquen recortes presupuestarios, creando además la necesidad de que las sociedades sean militarizadas o queden en manos de las fuerzas militares y policiales que se constituyen en parte activa del aparato represor.

Por todos estos conceptos, es que las casualidades resultan muy sospechosas, puesto que parece muy improbable que coincidan tantos hechos y que estos terminen desembocando en una reversión de recursos, quitándoselos a las prefecturas para dárselos a la Policía, tal como antes se ha hecho con los recursos del IDH y con los incrementos de presupuesto a favor del Ejercito, lo que nos estaría mostrando que los brazos con los que el gobierno quiere gobernar, los poderes que quiere dejar como sus seudópodos son la Policía y el Ejército, que son precisamente los organismos que pueden fungir como represores y ejecutores de políticas en las que se privilegie el uso de la fuerza.

Las casualidades no ocurren fácilmente y más temprano que tarde terminan respondiendo a acciones creadas en la consecución de un plan establecido en el que Santa Cruz parece destinada a convertirse en blanco de estrategias controvertidas, irracionales y muy duras para con la población, que acabarán por hacer que este departamento sea el destinatario del uso de esa extrema manipulación que impone la política por la política, o en otras palabras el poder por el poder ciego que inevitablemente termina en el denigrante final de “levanten las manos, o la plata o la vida”…