¡Borrachos al poder!

En los últimos tres años han proliferado los lujosos vehículos propiedad del Estado que son utilizados en forma discrecional por las «autoridades» del sector público, lo que contradice la política de austeridad que dice aplicar «el gobierno del cambio».

image Felix Patzi es secretario general de la prefectura de La Paz desde el mes de septiembre de 2008.

A bordo de uno de ellos, el exministro de Educación y actual secretario general de la Prefectura paceña, Felix Patzi, el «sociologo» del MAS, protagonizó la pasada un hecho de tránsito en la autopista la Paz-El Alto, en completo estado de ebriedad.



El accidente se produjo en horas de la madrugada del pasado martes. Patzi es múltiple reincidente en este tipo de actitudes pero sus barrabasadas -que incluyen cobro de dos sueldos del Estado- eran velozmente tapadas cuando era ministro y los son ahora como funcionario de la Prefectura.

El vehículo propiedad de la Prefectura quedó totalmente destrozado y lo más interesante es que ni el prefecto Pablo Ramos ni ningún funcionario de la institución le pidió una explicación sobre el «accidente» y no solo eso sino que se le dotó prestamente de otro vehículo, al cual, naturalmente no se le augura una larga vida.

En dependencias de Tránsito no existe informe alguno sobre el asunto. Se sabe que se movieron influencias del más alto nivel y en consecuencia los policías hicieron desaparecer cualquier referencia al hecho protagonizado por Patzi.

Cabe recordar que conducir en estado de ebriedad es un delito y de acuerdo a las imágenes mostradas por un canal de televisión, el ideólogo indigenista se tomó bastante más que un vasito de cerveza.

El problema se acrecienta cuando el vehículo que se conducía es de propiedad del Estado y más aún cuando se muestra un alto grado de prepotencia con los oficiales de policía. Al parecer existen funcionarios gubernamentales que consideran que, literalmente, pueden hacer lo que les da la gana, desde poner en riesgo la vida de los ciudadanos conduciendo borrachos y disponer a su antojo de los bienes del Estado.

Este tipo de actitudes son recurrentes en los militantes del MAS que no están dejando pasar la oportunidad de disfrutar a plenitud las mieles del poder. Tienen, además, la certeza de actuar con total impunidad y que nadie les pedirá cuentas de sus acciones; finalmente todos hacen los mismo.

Recordemos que otro hecho similar fue protagonizado por el diputado René Ramos en El Alto y el caso, como era de esperarse quedó en nada, con la sola destitución de un funcionario subalterno. Ramos, bien gracias.

Además debe recordarse que existen disposiciones que norman la entrega de vehículos a los funcionarios del Estado y que esta debe realizarse en casos de estricta necesidad como puede ocurrir con un ministro o un viceministro. Pero ocurre que ahora el único requisito para tener una vagoneta de lujo, con gasolina y en algunos casos chofer, es ser dirigente del MAS.

Con estos hechos y centenares de denuncias de corrupción y abusos de poder protagonizados por gente del oficialismo y que quedan solo para el archivo de los medios sin sanción alguna, se evidencia que la proclamada austeridad y moral «revolucionaria» de los que entonan los himnos con el puño izquierdo en alto, es simple discurso.