Evelyn subasta su virginidad

Valencia. Una joven vende su ‘primera vez’ a través de internet. Pretende costear el tratamiento de su madre enferma y estudiar Medicina. Ha recibido más de medio centenar de ofertas, una de ellas de 2,3 millones de euros.

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Evelyn, en su domicilio de Valencia. | Benito Pajares



Francisco Álvarez | Valencia

«Hola me llamo Evelyn y he decidido subastar mi virginidad…» El anuncio circula desde hace semanas en Internet y para sorpresa de muchos es real. Detrás del reclamo se encuentra una joven ecuatoriana de carne y hueso, con 28 años a sus espaldas y una urgencia económica que atender. Necesita el dinero para sufragar el tratamiento de su madre enferma. El sexo será su sacrificio.

Evelyn asegura no tener alternativa. Su salario de media jornada como limpiadora es insuficiente para costear a un buen especialista. En España, apenas cubre los gastos mensuales, por lo que remitir divisas a su país se ha convertido en una misión casi imposible.

En realidad, esta joven sudamericana es una víctima más de la crisis. Ahora sus trabajos escasean y las nóminas adelgazan. Por primera vez desde que aterrizara en España (hace ya siete años) está desesperada.

‘No creo que subastar mi virginidad vaya a resolver todos mis problemas’

De otro modo, jamás se habría embarcado en una aventura similar. Más si cabe cuando en su educación destacan unas firmes raíces religiosas. La antítesis de su propuesta. «Mis padres nos explicaron que una mujer tiene que ser pura, llegar virgen al matrimonio, ser de un sólo hombre y entregarse a la persona que ama», explica.

Aunque niega dilemas morales, está dispuesta a renunciar a estos principios para mejorar la salud de su madre.»Me gustaría poder pagarle un buen especialista y volver a Ecuador a cuidarla», apunta. Y si la cifra es lo suficientemente elevada, incluso estudiar medicina.

Evelyn pretende formarse para no tener que recurrir de nuevo a una solución extrema: «No creo que subastar mi virginidad vaya a resolver todos mis problemas, pero me proporcionará alguna estabilidad financiera. Quiero superarme, salir adelante por mí misma y terminar mis estudios».

Pujas millonarias

Todo indica que no tendrá problemas. En apenas dos meses las pujas (ha recibido más de medio centenar) alcanzan ya cifras escandalosas. La última ha superado los 2,3 millones de euros. En vano. Evelyn no ha dudado en rechazarla porque el postor pretendía seguir viéndola tras la citada noche. Una opción que no contempla ni en la peor de sus pesadillas.

Y es que los ceros extendidos en un cheque no seducen a esta joven ecuatoriana. Afirma, de hecho, que está dispuesta a dejar pasar todas las ofertas que, como ésta, no respeten sus «decisiones». Por muy suculentas que sean.

Estas condiciones figuran en el escueto anuncio: los besos y caricias estarán prohibidos y el preservativo será obligatorio. Además, exige un certificado médico que garantice la buena salud del interesado. Ella, a cambio, corresponderá con otro que acredite su virginidad.

Dice estar sumida en una ‘depresión terrible’ y desea que todo acabe cuanto antes

Ante un asunto de esta naturaleza, toda precaución es poca. Por ello, impone que el pago se efectúe por adelantado y anuncia que acudirá acompañada al encuentro por una persona de su confianza.

La joven no ha dejado ningún cabo suelto. Internet es su escuela. Durante semanas buscó información en la Red sobre casos similares. Allí descubrió que las subastas acostumbran a prolongarse durante meses. Seis, siete, a veces nueve. Y que, en ocasiones, finalizan sin éxito.

La suya, que data del 10 de mayo, ya supera los 70 días en activo. Todos ellos interminables. Desde entonces, Evelyn dice estar sumida en una «depresión terrible». Por eso desea que todo acabe cuanto antes. Eso sí, renunciar, nunca: «Lo estoy pasando muy mal, pero no hay marcha atrás».

Llueven los comentarios

Jamás olvidará ya la noche en que formalizó la subasta: «El día que colgué el anuncio no dormí en toda la noche. Me la pasé entera llorando», explica. Días después tomó fuerzas para desvelar los planes a sus allegados: «Mi mayor temor era que mi madre se enterase por terceras personas así que se lo dije. No le gustó, me pidió que no lo hiciera, pero sé que me entiende».

No sucede así con muchos conocidos, que hablan a sus espaldas, cuchichean: «Algunas amigas me han felicitado, otras me han dado la espalda». Pero Evelyn no se rinde ante los comentarios ajenos: «Los que juzgan son los que más tienen que ocultar, los más sucios. Y desconocen que hay un motivo importante detrás».

‘Yo no estoy robando nada. Es mi cuerpo y con él hago lo que yo quiera’

No entiende por qué en España, un país con más mayor libertad sexual que Ecuador, se ha armado tanto revuelo. «Yo no estoy robando ni quitando nada a nadie. Es mi cuerpo y con él hago lo que yo quiera», argumenta.

Más comprensivos resultan los hombres que responden a su oferta. Asegura que, salvo excepciones (algunos creían que era una prostituta con una técnica comercial diferente) se han mostrado respetuosos y correctos.

De hecho, no cree que los interesados sean «raros», aunque lo cierto es que en los últimos dos meses ha recibido proposiciones de todo tipo. Desde una noche de sexo y desenfreno hasta el papel protagonista en una película porno.

Por eso arrincona cualquier opción de encontrar aquí al hombre de su vida. No seguirá los pasos de Julia Roberts en Pretty Woman. Hace años que Evelyn no cree en los cuentos de hadas. Ni en Hollywood ni en España. (elmundo.es)