Zelaya entra y sale de Honduras

image LAS MANOS (FRONTERA DE HONDURAS CON NICARAGUA)

(ENVIADO ESPECIAL JOAQUIM IBARZ – LA VANGUARDIA)

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Manuel Zelaya entró en Honduras sin problemas. El derrocado presidente llegó desde Nicaragua al puesto aduanero de Las Manos. Primero penetró en la zona de soberanía compartida y después ingresó en su país días antes de cumplirse un mes de su derrocamiento por un golpe militar. “Si me apresan al entrar a Honduras provocarán la indignación del pueblo hondureño”, dijo Zelaya al traspasar la cadena oxidada que separa los dos países. Al cabo de una hora de estar en su país, regresó pacíficamente a territorio nicaragüense. 

Zelaya tuvo una corta estancia en su país con el aparente beneplácito del coronel jefe del puesto fronterizo hondureño. El militar le cedió el paso tras hablar por teléfono con sus superiores. Zelaya volvió a pisar suelo de su país en medio de un cordón de simpatizantes, periodistas y cámaras de televisión. El fuerte cordón policial se retiró veinte metros, sin aparente intención de detener al depuesto presidente.

Zelaya pidió al coronel hablar con el general Romeo Vásquez, jefe de las Fuerzas Armadas que ejecutaron su derrocamiento, y con el Estado Mayor, para hablar sobre su situación. El coronel se retiró aparentemente para celebrar consultas. Zelaya reiteró varias veces su deseo de hablar con los jefes del Ejército.

Al cabo de más de una hora de espera, Zelaya regresó a territorio nicaragüense en el jeep blanco en el que llegó. Según dijo, mantuvo conversaciones con los asesores de los generales hondureños. “Aunque he sido valiente, no soy suicida, soy prudente, responsable de mis actos. No ha sido una acción temeraria”, dijo Zelaya a la cadena venezolana TeleSur. Después dio la bienvenida a un grupo de hondureños que pudieron llegar por la montaña hasta Nicaragua. El propio Zelaya dictó las consignas que repetirían sus partidarios: “Zelaya, aguanta, que el pueblo se levanta” y “El pueblo unido jamás será vencido”. También anunció que en las próximas horas dará instrucciones “para seguir la lucha contra los golpistas”.

Zelaya llamó a sus simpatizantes a romper los bloqueos militares en nombre de la democracia. Pidió a los militares de su país “que no se manchen con sangre del pueblo hondureño, y menos con la sangre del presidente de la república”.

Zelaya desatendió las advertencias de Washington, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la comunidad internacional de no intentar regresar a su país en estos momentos. Sus llamamientos a la insurrección y a la desobediencia de los militares parecía que buscaban exaltar los ánimos de sus partidarios, como ocurrió en su fallido intento de regreso el pasado día 5 por el aeropuerto de Tegucigalpa.

“Tolerancia extrema, pero seremos muy estrictos en cumplir la orden de detención. Si él actúa de manera voluntaria facilitaría la situación. Tenemos la preparación, sabemos cómo hacerlo y cuándo hacerlo”, dijo Mario Eduardo Perdomo, ministro de Seguridad de Honduras.

Mientras Zelaya estuvo en suelo hondureño, se reprodujeron las manifestaciones y choques en El Paraído, a unos 10 kilómetros de la frontera. Unos dos mil partidarios del derrocado presidente protagonizaron graves enfrentamientos con soldados y policías. La llegada de Zelaya al puesto de Las Manos exaltó más los ánimos. Un momento crítico se produjo cuando los manifestantes intentaron traspasar a la fuerza los controles militares.

Policías y soldados lanzaron gases lacrimógenos para contener a la multitud, después se produjeron disparos por parte de los soldados. La zona se convirtió en campo de batalla, con un saldo provisional de dos heridos leves.

Para neutralizar a los manifestantes, los militares los rodearon por delante, por detrás y por los costados. Además, las autoridades decretaron toque de queda desde las 12 del mediodía de ayer a las 6 de la mañana del sábado en las zonas fronterizas con El Salvador y Nicaragua, en las provincias de El Paraíso, Olancho, Valle y Choluteca. Para el resto del territorio nacional, la medida se extiende de 12 de la noche a 4,30 de la mañana. Sin embargo, los manifestantes de El Paraíso no atendieron el toque de queda.

Desde primeras horas de la mañana, los militares hondureños suspendieron el tránsito de personas y vehículos hacia el puesto fronterizo de Las Manos, para impedir avanzar a los seguidores de Zelaya. Por ello, los manifestantes tuvieron que reagruparse en El Paraíso.

Los soldados montaron docenas de barricadas improvisadas a lo largo de las carreteras que conducen a la frontera para dificultar el avance de los simpatizantes de Zelaya. Algunos se abrieron paso a pie después de que los chóferes de autobuses rehusaron continuar. En otros casos, los soldados bloquearon sus autobuses. Cientos de soldados estaban formadas en los cruces de caminos.

Al llegar cerca de la frontera con Honduras, Zelaya dio una improvisada rueda de prensa en mitad de la carretera. “Voy a estar en la frontera todo el tiempo que sea necesario hasta regresar a mi país, este territorio es un teatro de defensa de la democracia latinoamericana”, dijo. En tono dramático, el depuesto mandatario pidió a los soldados que ignoren la orden de detención en su contra y bajen los fusiles.

Las Fuerzas Armadas hondureñas emitieron un comunicado a través del ministerio de Defensa, en el cual aseguraron que no se responsabilizan “por la seguridad de personas que, por fomentar la violencia generalizada en el país, están sujetas a ser atacadas incluso por sus mismos partidarios, con el exclusivo propósito de constituirlas en mártires”. Aunque el comunicado no menciona a Zelaya, el portavoz del ejército confirmó que fue emitido “a raíz de las acusaciones de Zelaya” contra el general Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto.

LA MEDIACION DE ÓSCAR ARIAS SIGUE ABIERTA

El departamento de Estado dijo que espera a Manuel Zelaya en Washington la semana próxima. Estados Unidos había pedido al depuesto presidente que no regresara a Honduras para evitar violencia. Marta Lorena Alvarado, vice ministra de Asuntos Exteriores del gobierno de facto de Roberto Micheletti, responsabilizó a Hugo Chávez, a Daniel Ortega y a Manuel Zelaya de los disturbios que se produjeron en la frontera de Honduras.

Alvarado dijo que la mediación del presidente costarricense Óscar Arias sigue abierta. Pedimos a Canadá, Colombia, Suecia y a otros países de la comunidad internacional para que supervisen el diálogo. La viceministra hizo un llamamiento urgente a la Cruz Roja Internacional para que compruebe que se dará un trato humanitario a Manuel Zelaya a partir del momento en que sea detenido.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, dijo que hay que pronunciarse sobre la propuesta de Arias. “Crea un abismo si no se acepta el regreso al poder de un presidente constitucional”, dijo Insulza.

“Seguimos esperando que las dos partes digan que estamos de acuerdo con la propuesta de Arias. Ya tengo contactos para crear una comisión de verificación que supervisaría el cumplimiento de los acuerdos”, dijo Insulta. El secretario general de la OEA había exhortado a Zelaya a que no regresara a Honduras para evitar derramamiento de sangre.