Lula, el cínico


image La vergüenza de Brasil

EDITORIAL DE “EL NACIONAL” DE CARACAS

Apenas llegó a El Salvador, en Centroamérica, donde el mandatario Mauricio Funes le ha colocado en el pedestal de sus preferencias y orientaciones ideológicas, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo esta perla política que los latinoamericanos decentes no deberíamos olvidar nunca: "No se puede juzgar el Gobierno de un país por la actitud de un ciudadano que se declara en huelga de hambre". Obviamente se refería a la muerte del preso político cubano Orlando Zapata, fallecido luego de una larga agonía que la dictadura cubana de Fidel y Raúl Castro no quiso detener.



Pero Lula, que lleva años tratando de ocultar a la vez, como si fuera un equilibrista de circo, sus inclinaciones izquierdistas y sus actuaciones rotundamente neoliberales, ha quedado atrapado en su hipócrita trampa en el caso de Cuba. La muerte en prisión del activista cubano Orlando Zapata le estalló en la cara y ahora necesita de una careta bondadosa para ocultar las cicatrices que lleva en el rostro. Son cicatrices difíciles de ocultar.

Por ejemplo, cómo puede justificar ante los brasileños que le acompañaron en su mensaje democrático y de apertura ante los desmanes de la dictadura militar que azotó a su país durante años, si él como mandatario no sólo justifica al régimen cubano sino que descalifica las huelgas de hambre, un gesto y un acto genuino que los activistas de todo el mundo siempre emplean para llamar la atención sobre las condiciones de los derechos humanos.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Veamos qué dice este ex dirigente sindical, gordito, achispado por el whisky y complaciente ante sus empresarios de confianza: "Un ciudadano que entra en huelga de hambre está tomando una opción. En mi opinión, es una opción equivocada". ¡Qué maravilla! Lula enfatizó que no se puede "juzgar a un país o la actitud de un gobernante en función de la actitud de un ciudadano que decide empezar una huelga de hambre". El mandatario recordó que él mismo recurrió a este tipo de protesta en Brasil cuando era dirigente sindical, pero aseguró que jamás volvería a hacer una huelga de hambre. Pero ¿cómo lo puede hacer si está repleto de comodidades y dispone de manjares que no están al alcance de los pobres? El albañil cubano Zapata falleció el día cuando Lula arribó a Cuba para entrevistarse con Fidel Castro, pero el mandatario brasileño cobardemente se negó a expresar su "opinión sobre las actitudes de los otros gobiernos". (…) "Muchas veces nosotros metemos la cuchara donde no deberíamos". Pues sí, la valentía social consiste en meter la cuchara en unas cuestiones que son de vida o muerte, que tienen que ver con la libertad de los ciudadanos y con sus derechos humanos.

Veamos, por ejemplo, lo que dice la ex ministra brasileña de Medio Ambiente y precandidata del Partido Verde a la presidencia de la República, Marina Silva: Brasil "no debe permitir la sustracción del derecho a la libertad de expresión y de la forma libre del pensamiento".