Hace unos días, poco después de haberse clausurado la Conferencia sobre el cambio climático, surgió una pregunta que en medio de las polémicas pasó poco menos que desapercibida. ¿De dónde provino el dinero necesario —que sin duda no fue poco— para financiar un encuentro tan grande?
Es probable que no haya una, sino muchas respuestas a tal pregunta. Y no sólo porque hay más de una versión al respecto, sino porque deben haber sido muy diversas, y no una sola, las fuentes de donde provinieron los recursos necesarios para financiar los viajes —aéreos en unos casos, terrestres y hasta pedestres otros— pero todos con algún costo, así como la alimentación y alojamiento de varios miles de personas.
Por lo poco que se sabe, y según la versión oficial de la Cancillería, cada participante corrió con sus propios gastos. Y es probable que así haya sido en muchos casos, pero sin duda no en todos.
Según muchos testimonios, por lo menos una parte de la alimentación y alojamiento corrió a cuenta de los anfitriones, aunque nadie conoce los montos ni su procedencia. No estaría demás por eso que, en nombre de la tan pregonada transparencia, se den algunos detalles al respecto.
La generosidad con que el presidente venezolano Hugo Chávez instó a quienes lo aclamaban en la clausura del acto a que se preparen para viajar todos a Cancún, y que no se preocupen de los gastos, pues de eso se ocuparía él, es otro elemento que permite despejar algunas posibles incógnitas. Pero insistimos: mejor que las especulaciones, sería que alguien dé un informe sobre tan llamativo tema.
Los Tiempos – Subeditorial