¿Escucharán alguna vez?

Nuevamente la Iglesia Católica nos hizo conocer su opinión, sensata, equilibrada y serena, sobre la actual situación en el país, que dista mucho de ser satisfactoria. Sin embargo, como ya ocurrió en otras ocasiones, el oficialismo reacciona acusando a la Iglesia de estar al servicio del “imperio” y de la “derecha”. Es que están intoxicados por su propio discurso y no les queda lucidez para asumir criterios diferentes que muy bien podrían ser usados para enmendar errores.

image El poder oficialista. Instalación de la Asamblea Legislativa en el salón Chiquitano de la Fexpocruz, ayer en Santa Cruz de la Sierra. (foto Apg, Los Tiempos)

La reflexión emitida por la Iglesia con motivo de las Fiestas Patrias sigue el mismo tenor de las anteriores y nos advierte de los peligros que acechan al país y que el gobierno no quiere ver debido tal vez, a que está profundamente infiltrado y corroído por estos males.



Se trata, en primer término de la corrupción y el narcotráfico, además de los evidentes intentos de instaurar un sistema hegemónico y de supeditar la justicia a los intereses políticos.

En cumplimiento de su labor pastoral la Iglesia no puede dejar de referirse a los problemas que afectan al país así el “jacobino” vicepresidente Alvaro García se le ocurra decir que se debe “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, sacando de los pelos una cita bíblica para intentar demostrar que la labor de la Iglesia debe dedicarse a la “salvación de las almas”, como también argumentaban en las dictaduras de aquí y de allá cuando a esta se le ocurría indagar por la suerte de los desaparecidos, los torturados y detenidos o cuando, simplemente se les daba por pedir justicia social. Sin duda una curiosa coincidencia que debe movernos a la reflexión.

Pero volviendo al tema, la Conferencia Episcopal puso nuevamente el dedo en la llaga. Para nadie es un secreto que el narcotráfico ya ha sentado sus reales en el territorio nacional y las consecuencias con la toda la secuela de violencia ya las estamos advirtiendo, pero el presidente Morales prefiere echar la culpa a los países consumidores de droga (EEUU en primer lugar) para alivianar su responsabilidad. Su gobierno ha permitido el crecimiento desmesurado de cultivos de coca y por lo tanto se produce mas cocaína para envenenar a seres humanos dentro y fuera de Bolivia.

En relación a la corrupción, por cierto no es un mal reciente y no podríamos decir que se generó en el actual gobierno. Pero si podemos afirmar que se ha agravado y está a punto de institucionalizarse. No se trata tan solo del funcionario que recibe unos centavos para acelerar un trámite o para favorecer a uno u otro.

La corrupción se ha hecho de alto vuelo e involucra millones y millones de dólares. ¿Cómo puede explicar el gobierno el súbito enriquecimiento de unos cuantos altos funcionarios y dirigentes de “organizaciones sociales”? Naturalmente nadie puede creer que los vehículos último modelo y las casas de lujo sean producto de un esforzado trabajo casualmente realizado en los últimos cuatro años.

Y el contrabando es un monstruo de varias cabezas que pese a los discursos de la presidente de la Aduana Nacional no solo se mantiene sino que ha aumentado contaminando inclusive a indígenas de las comunidades próximas a zonas fronterizas. 

En el país se ha conformado una nueva casta política que tiene todos los vicios de la anterior y ninguna de sus virtudes. El poder les ha otorgado la sensación de impunidad que a su vez los ha tornado soberbios e intolerantes, al extremo de atropellar a quienes sustentan ideas diferentes.

«El ambiente de tensión y confrontación social que se vive casi constantemente ha hecho que en varias ocasiones se haya violado el respeto a la persona humana y sus derechos fundamentales. La primacía de la persona humana y el bien común son los principios básicos que tienen que guiar el accionar público y privado, y están por encima de las ideologías. Nada puede justificar la violación del derecho a la vida y a la libertad de las personas. El fin, por noble que sea, no justifica los medios; si estos son injustos, todo lo que se pueda lograr estará viciado de raíz por la injusticia», señala la Conferencia Episcopal en su mensaje a los bolivianos en el mes de la Patria.

El presidente Evo Morales haría muy bien en analizar la reflexión de la Iglesia y debiera mirar la realidad por si mismo, sin el tamiz político-partidista de su entorno, que lo lleva al extremo de no asistir a un Tedeum por la Efeméride de Bolivia, y todo porque no quiere escuchar las palabras de orientación de un pastor que como el Cardenal Terrazas sabe lo que dice y por qué lo dice.