Ya nos había parecido detectar cierto olor a azufre en el ambiente (y no hace falta ser Hugo Chávez arrugando la nariz en la ONU). Ahora, el teólogo Iván Castro le pone pimienta al asunto al definir al presidente Evo Morales como un “cruce de llama con Lucifer”, a García Linera como un “engendro de mula con demonio” y al ministro Sacha Llorenti como una mezcla de “travesti con el mismísimo Hades”. Sobre este último agregó que es “un gerifalte de antaño”, “magnate de la parodia y el engaño” y “un dinosaurio sonriente de Walt Disney que ha sobrevivido a sus más encendidos enemigos”. Como era de esperar, el gobierno ya ha anunciado el inicio de un proceso contra el teólogo por haber emitido “una opinión bien desacatadora”, al decir criollo de la ministra de justicia Nilda Copa. Fuertes expresiones, sin duda, las de Iván Castro, pero sintomáticas del grado de molestia contra el gobierno que avanza entre la población. Entre tantas desgracias lamentables, el absurdo cotidiano producido por el “socialismo plurinacional” (por acción o reacción) también genera motivos para la risa.
Las razones del Perú
¿Por qué el Perú, que durante tanto tiempo ha mantenido una política de Estado coherente en materia de exiliados, parece variar su postura en el caso de “Chito” Valle? Es la pregunta que muchos se hacen por estos días y comienzan a surgir las hipótesis para contestarla. Una de las teorías indica que, ante el acercamiento entre Bolivia y Chile a raíz de la “ayudita” dada por Bachelet en la Unasur en septiembre de 2008 y a los cantos de sirena de la administración Piñera sobre un acceso marítimo (sin soberanía), el gobierno peruano estaría buscando la manera de restablecer lazos para contrapesar la influencia de La Moneda sobre el Palacio Quemado, procurando una recomposición de los equilibrios geopolíticos regionales. La segunda teoría recuerda que ante todos los pedidos de extradición Perú siempre respondió que Bolivia debía ser coherente y extraditar primero al vecino país al ex emerretista Wálter Chávez, protegido por el gobierno de Evo Morales. Según esta última hipótesis, no habría que descartar que esté en marcha una negociación para un canje que sea útil a ambos gobiernos.
¿Anunciando represalias?
El ministro de minería, José Pimentel, ha advertido con iniciar “acciones políticas” contra el diputado chiquitano Luis Felipe Dorado, quien recientemente presentó una querella contra el director de la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM) por malos manejos económicos. Señal de que el parlamentario ha golpeado en una zona sensible y de que su investigación ha de estar encaminada hacia la verdad. Es la doble vara de la “lucha contra la corrupción” del actual gobierno: procesos contra los opositores que cometen presuntas irregularidades, y contra los opositores que denuncian las del oficialismo también.
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