Elecciones legislativas en Venezuela


Marcelo Ostria Trigo

ostria En pocos días habrá elecciones en Venezuela para renovar su Asamblea Nacional. Estos comicios, que serán cruciales, se realizarán bajo circunstancias diferentes a las que rodearon a las más de diez elecciones convocadas por Hugo Chávez Frías, pues ahora hay creciente ineficiencia, mayor corrupción, más atentados a la libertad de expresión, así como una sañuda persecución de líderes opositores. A esta lista se agrega la creciente tasa de criminalidad, una inflación entre el 28 y el 29% en 2010 –la más alta del continente–, apagones eléctricos, mayor desempleo, déficit de viviendas, alto costo de la vida y, en general, la grave crisis económica derivada del acoso al sector privado.

“Hugo Chávez, que sufre el mayor deterioro en su popularidad desde que accedió a la Presidencia en febrero de 1999, ha puesto en marcha la imponente ‘maquinaria roja’ del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y se ha volcado a la campaña electoral, pese a que la normativa lo prohíbe”. El Presidente, asimismo, ha desatado nuevamente su violencia verbal contra los opositores: los de la “oligarquía subimperialista” o “sanguijuelas de la burguesía apátrida, proimperialista, podrida, corrupta y parásita”. Todo con consignas preocupantes, como “¡Me los demuelen! Ésa es la orden, demolición” (El Confidencial, 20/09/2010).



Por otra parte, seguramente Chávez no había imaginado que, poco antes de las elecciones parlamentarias, Fidel Castro afirmara que el modelo marxista no funciona ni en Cuba, sin que importen aclaraciones o desmentidos. Es que el modelo cubano, admirado por Chávez y sus aliados, es el ejemplo a seguir en la edificación de un sistema comunista, a imagen y semejanza del que comenzó en Cuba hace más de 50 años. El aura que los populistas integrantes de la ALBA asignaron al castrismo tiene que haberse desportillado con el reconocimiento de Fidel Castro y con el abandono de su hermano Raúl de la ortodoxia marxista al anunciar el despido de medio millón de cubanos empleados por el Estado, a los que se procurará absorber en un nuevo sector privado, todo a contrapelo de la fiebre nacionalizadora de los populistas.

El oficialista PSUV busca retener el control mayoritario de la Asamblea Nacional que obtuvo cuando en 2005 los opositores se abstuvieron en las elecciones legislativas por “falta de garantías”. No hubo en estos cinco años ningún freno a la arbitrariedad oficialista. Ahora, la diferencia se manifestará con la participación opositora en este órgano legislativo, que será importante. Entonces, será más difícil para los ‘bolivarianos’ disponer a su arbitrio recursos para sus aventuras externas, con donaciones y la provisión de petróleo a precios subvencionados e incluso simbólicos, en favor de Cuba y de otros de sus socios. Esto, naturalmente, aumentará las preocupaciones de los castristas.

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Hay, por ello, mayor temor a las irregularidades que se pudieran cometer en estos comicios. Mario Vargas Llosa, un agudo crítico del régimen bolivariano, dice: “Me parece difícil que se puedan celebrar hoy elecciones libres en Venezuela”. Esta preocupación coincide con la observación de Trino Márquez, catedrático de la Universidad Central de Venezuela: “Hay algo que se debe saber: hay un ‘ventajismo’ excesivo a favor de los candidatos del presidente Hugo Chávez’’ (Notimex).

No obstante, habrá representación opositora en la Asamblea Nacional, y esto va a sentirse.

El Deber – Santa Cruz