¿Chantajear a Estados Unidos?

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Apelar a un intento de chantaje no hace más que poner al régimen de Evo Morales en una situación de interdicto, no sólo frente a Estados Unidos, sino ante toda la comunidad internacional, que observa sorprendida el avance del narcotráfico en el país y la escasa voluntad que hay para combatirlo.

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Tiempo de cosecha

  2. El Día: Debacle árabe

  3. El Día: Más catástrofes

  4. El Día: Bolítica

  5. El Día: Los ‘buenos’ y los ‘malos’

  6. El Día: ¿Chantajear a Estados Unidos?

  7. Los Tiempos: TAMBIÉN LA LLUVIA, ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD

  8. El Deber: Plazos contra la corrupción

  9. Cambio: Un amigo en una hora triste

  10. La Prensa: El informe de la FAO y la CEPAL

  11. El Diario: Japón: tragedia y dolor que es lección para la humanidad

  12. El Mundo: Panorama

  13. Opinión:

  14. Clarín, Argentina: La hostilidad a la libertad de prensa




El Día: Tiempo de cosecha

En 1991 el jefe de la familia Gambino, John Gotti, fue condenado a prisión perpetua por una corte norteamericana.  Se terminaba así la carrera de uno de los más glamorosos personajes de la mafia nuyorkina.
Su caída definitiva se debió al testimonio de su segundo, Sammy Gravano, quien se acogió luego al programa de protección de testigos del Gobierno. El United States Witness Protection Program es administrado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y reubica, con nombre y dirección nuevos, a los testigos como Gravano, quien siendo asesino confeso, entre muchos delitos, fue perdonado por su actuación en la condena del capo.

En el caso del general Sanabria, hoy en Miami y con una perpetua como segura sentencia, uno se pregunta acerca de quiénes son en realidad a los que persiguen los norteamericanos. Sanabria, a pesar del monto económico de sus crímenes, es todavía un apéndice en el asunto. Hay criterios sin duda que exceden los límites meramente financieros y se transforman en políticos, como sucedió en el caso de Manuel Antonio Noriega.

Opciones apuntan a que se quiere utilizar al delincuente boliviano para desbaratar una red de tráfico.  Sanabria era un detalle logístico de un entramado mayor.  Pero está claro que no sólo Estados Unidos sino todos saben bien quiénes, cuántos, dónde y cómo trabajan en el negocio de la droga. No se los atrapa y menos extermina porque funcionan a la perfección en el mundo capitalista de los negocios.

Cierto que el Chapo Guzmán entra en la lista Forbes de los hombres ricos del orbe, pero hay muchos otros, muchísimos, en la sombra y con prestigio y respeto que se benefician como él del truculento festín.

Se ha molestado al amo, al país imperio que rigió los destinos de América por demasiado tiempo. Y ahora llegó el momento de cobrar, Sanabria es el comienzo. La lástima radica en que el que paga, la que en este caso, es la población que trabaja y hace cola para el azúcar, a la que la subida de unos céntimos en el transporte afecta, la que ha sido otra vez y con retórica malévola y pertinaz engañada por los que gobiernan. Les llegó el tiempo de caer, dejándonos como siempre con la ilusión de que al menos algunos cambios son posibles. Hoy parece que ninguno.

En vano hablan de franciscanismo, de la pobreza de los ministros, de la limpidez de las cúpulas.  Bien sabe el pueblo, sin que se lo digan, quién roba y quién no.  La pena, otra vez, es que hasta el derecho de ser juez se le veta;  otros han de juzgar y condenar, soslayando a los damnificados.

La justicia del norte se aventará con todo encima del originario general, hasta aterrarlo. Nada raro que entonces el policía cante como  jilguero.  Y su canto, dorado por las promesas de inmunidad y paz que le han de ofertar, perforará los oídos de los que tras bambalinas lucraron junto a él, y que son el objetivo en pos del cual corren hambrientos los sabuesos.
         

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El Día: Debacle árabe

Hay por lo menos tres lecciones que extraer del reñidero árabe. La primera es que los regímenes caudillistas y sin instituciones legítimas tienden a desembocar en la violencia cuando llegan a su agotamiento.

El reemplazo se produce a cañonazos porque no hay modos pacíficos de transmitir la autoridad. Eso ha ocurrido en Túnez, en Egipto y luego en Libia. Quienes desprecian el Estado de derecho a la manera de las democracias estables y prósperas de Occidente, no entienden que la gran virtud del sistema radica, precisamente, en la renovación pacífica de los gobernantes. Es posible que elijamos a un cretino o a un inepto, incluso a un canalla (ocurre con frecuencia), pero a estos indeseables se les puede reemplazar en los próximos comicios.

La segunda lección tiene que ver con el petróleo. ¿Hasta cuándo las naciones importadoras de petróleo van a seguir aplazando el desarrollo de fuentes alternas de energía? Recuerdo un vibrante discurso de Nixon en 1973, hace casi cuarenta años, en el que juraba que Estados Unidos le pondría fin a las importaciones petroleras. En ese año, los países árabes productores de energía castigaron a Occidente por el apoyo dado a Israel durante la guerra de Yom Kippur. El costo del petróleo se multiplicó por 5 y medio planeta cayó en recesión. Desde entonces, todos los ocupantes de la Casa Blanca han repetido la patriótica cháchara de Nixon, pero el país continúa dependiendo de importaciones de crudo.

¿Por qué ese fracaso? Porque a la hora de valorar la factura del petróleo los norteamericanos se limitan a abonar el precio que indica el mercado al barril de crudo, sin tomar en cuenta los costos ocultos de un oligopolio controlado por unas veinte compañías, trece de ellas estatales, establecido en regiones inestables e impredecibles, parcialmente regulado por un cártel de productores que mantiene artificialmente los precios del combustible, práctica que en cualquier otra actividad es un delito severamente penado.

¿Cuál es el gasto militar de proteger las instalaciones en el Medio Oriente? ¿Cuánto cuestan las recesiones provocadas por estos vaivenes del petróleo?

La tercera lección tiene que ver con el cinismo de los amigos de Gaddafi. Los tres líderes que más descaradamente han salido a defender a este dictador son Hugo Chávez, Daniel Ortega y Fidel Castro. El trío, mientras condena, conmovido, las muertes de inocentes provocadas por Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán, respalda con entusiasmo los bombardeos de Gaddafi contra civiles.

Chávez, además, ha dedicado a los países de la ALBA a tratar de salvar a su colega libio. El coronel venezolano, había leído con fascinación las tonterías escritas por Gaddafi en El libro verde y defendía con ardor la "tercera teoría universal", como pomposamente le llamaba el libio a unas autoritarias maquinaciones ideológicas en las que prescribía un modelo de Estado basado en la existencia de un caudillo iluminado, ligado a una sabia masa por medio de un ejército popular.

El resto de los países integrados en la ALBA -Ecuador, Bolivia y un par de risueños islotes caribeños-, más los "observadores" (Granada, Haití, Paraguay, Uruguay, acompañados por la satrapía Siria) deben tomar nota de que la ALBA es mucho más que una organización dedicada a estimular el comercio: es un instrumento diplomático de Chávez, Castro y Ortega para respaldar las peores tiranías. Es muy grave prestarse a esas componendas.
 

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El Día: Más catástrofes

Usted, paciente lector, quedó impresionado por los desastres que afectaron a la ciudad de La Paz y a casi todo el país a causa de las lluvias torrenciales y persistentes. Apenas usted se había recobrado de su preocupación, se enteró de que el máximo jefe antidroga de Bolivia, general René Sanabria,  había sido pescado con las manos en la masa y encarcelado en un penal de Miami. La capacidad de usted, de sorprenderse, llegó a colmarse al conocer las brutalidades del tirano Muammar Gaddafi, masacrando como moscas a los libios opositores.

Usted se sorprendió aún más al ver por la televisión cómo el tsunami del Japón arrasaba todo cuanto encontraba a su paso y, para mayor desgracia, se producían explosiones en las plantas nucleares. Todos estos hechos siguen reclamando la máxima atención de los informadores y de los comentaristas. ¿Qué nos queda a los columnistas para escribir algo interesante que no se haya escrito y reescrito ya?

Vamos a ver. En cuanto a los desastres ocurridos en Bolivia, siempre nos queda seguir animando a la solidaridad efectiva. Lo mismo que para los damnificados del Japón, aunque nos pilla muy lejos. Respecto al narco-general, todavía queda mucha tela que cortar. El primer corte es la decisión gubernamental de “agradecer los servicios prestados” al general Óscar Nina, hasta hace unos días comandante de la policía y el consiguiente nombramiento del coronel Ciro Farfán para el mismo cargo.

Vaya por delante una pregunta. ¿Acaso la Constitución Política del Estado Plurinacional no establece en su artículo 253 que para ser comandante de la Policía nacional es “indispensable” (sic) ser general? ¿Es que ya no quedan generales “limpios”, para que el Sr. Presidente en persona haya elegido por sí y ante sí a un coronel, saltándose el escalafón reglamentario?  Porque la justificación que se ha dado es precisamente ésta: que ha sido el Presidente el que ha ordenado ese nombramiento. Esto probaría que sí se está produciendo una reestructuración de la Policía nacional, empezando por arriba. Y si algunos lo cuestionan, no importa, “ya lo arreglarán los abogados, que para eso estudian”. Don Evo “dixit”.

El otro asunto que nos llama la atención es el anuncio hecho por el ex ministro de la Presidencia y actual director ejecutivo de la poderosa y omnipresente Agencia para el Desarrollo de Zonas Fronteras, Juan Ramón Quintana, quien se descolgó con el anuncio de que USAID iba a ser expulsada de Bolivia.

Quintana denunció que el objetivo de USAID “es la subversión política… el erosionar, deteriorar la imagen, el prestigio y la solidez del Gobierno”. Y para dar mayor dramatismo a su anuncio exclamó con energía, “¡Fuera! ¡A su país! ¡Vayan a limpiar la mugre que hay en Estados Unidos con sus propias manos  y dejen de echar mugre en este país!” Uno se pregunta si, con estas versallescas expresiones, el Departamento de Estado de Washington facilitará la reactivación amistosa de las relaciones diplomáticas con Bolivia. Más bien cabe suponer que, con  la expulsión de USAID, el Gobierno de Estados Unidos dejará de financiar su contraparte de los proyectos ya concertados con Bolivia. No importa, repite el Gobierno: lo que sí importa es que los gringos no manipulen las cosas ni nos acusen de narcotraficantes. Con lo dicho hasta aquí, creo haber llegado a un punto en que ya no me queda casi nada para sorprenderme y comentarlo.
 

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El Día: Bolítica

"Nadie aboga por la inocencia, sino por su derecho, y el de todos, a ser juzgados en el marco del debido proceso y ante jueces independientes, cosa que desde 2010 no sucede más en Bolivia".

Marcelo Antezana
senador de PPB-CN


Se dice que: Legisladores de PPB-Convergencia Nacional demandaron al gobierno demostrar que no existe persecución política y otorgar garantías jurídicas plenas que permitan el retorno de dirigentes de oposición expatriados".


Tienen todo el derecho de caminar, pararse, hacer huelga de hambre, criticar, gritar, es su derecho democrático y bienvenido. La solicitud de refugio de las hijas de Cossío, es un show, porque pretenden asumirse como perseguidas políticas".

Álvaro García Linera
VIPresidente del estado

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El Día: Los ‘buenos’ y los ‘malos’

Es comprensible que muchos camaradas de la Policía Boliviana se pasen a las filas de la delincuencia, especialmente de las fuerzas “pluripotenciarias” del narcotráfico. El Gobierno les brinda a nuestros queridos verdolagas las señales precisas para abandonar la lucha contra los criminales. La expulsión de la DEA fue justamente el mensaje más convincente, que les sirvió a muchos policías para orientarse y decidir de qué lado colocarse. Obviamente el general Sanabria fue uno de los adelantados y logró posicionarse mejor que nadie gracias a los excelentes contactos que hizo cuando estuvo militando en el bando de los “¿buenos?” A él no lo agarraron sus camaradas y según dicen, aunque muy pocos lo creen, nadie consiguió siquiera montar la más mínima sospecha.  A Sanabria lo atraparon los gringos de la DEA y también los chilenos de la OS-7 y los agentes antidrogas de Panamá. Molestos con semejante osadía, los pluris amenazan con más expulsiones, aunque curiosamente no han dicho nada de la “intromisión” chilena. Así  cualquiera entiende y mucho más los policías, a los que todo les puede faltar menos la agilidad para caer siempre parados, como los gatos.

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El Día: ¿Chantajear a Estados Unidos?

Cuando todo parecía indicar que el Gobierno asumiría parte de la responsabilidad por el caso Sanabria y la megacorrupción policial, productos del mayúsculo desborde del narcotráfico en el país, los dos personajes más rabiosos del régimen, Juan Ramón Quintana y Álvaro García Linera salieron casi en coro a la palestra pública a atizar el rescoldo en el que se encuentran desde hace años las relaciones de Bolivia con Estados Unidos.

¿Rabietas infantiles? ¿Absurdos intentos por chantajear a Estados Unidos? El vicepresidente García Linera sabe -y lo señala muy bien cuando ataca a la Casa Blanca-, que con sus palabras echa a perder meses de negociaciones y avances importantes conseguidos por la Cancillería boliviana en el restablecimiento de la normalidad de las relaciones con Washington, donde existe un marcado interés por colocar a Bolivia en un plano muy distinto al que rige los vínculos con Venezuela, donde el régimen de Hugo Chávez “quemó naves” hace mucho tiempo.

Los insultos del vicepresidente y las acusaciones de Quintana, quien coloca a la DEA a la altura de una organización criminal, buscan precisamente llevar las relaciones con Estados Unidos a extremos irreconciliables, algo que han venido haciendo ambos con mucha insistencia en estos años, pese a que desde Washington la respuesta ha sido siempre la paciencia y una manifiesta voluntad de renovar la búsqueda de cualquier espacio de diálogo. No hay duda que la amenaza de expulsar definitivamente del país a la agencia de cooperación norteamericana, Usaid, está destinada conducir las cosas a un punto de no retorno, hecho que no se encuentra dentro del abanico de posibilidades que baraja la administración de Barack Obama. Está claro que el régimen que conduce Evo Morales es nada más que un satélite del eje La Habana-Caracas y en ese sentido la política  estadounidense sabe muy bien cómo enfocar sus esfuerzos.

Toda esta andanada de berrinches, en la que también se enredó al principio el presidente Morales, se origina en el escándalo del general Sanabria, cuya detención en una celda de Miami, es entendida por el Gobierno como un acto de chantaje político de parte de Estados Unidos. Resultaría poco más que ingenuo pensar que con las recientes amenazas proferidas por García Linera y Quintana, la justicia norteamericana aflojará el torniquete en este caso, que a todas luces tiene comprometido al régimen del MAS. Son las mismas autoridades bolivianas las que se han delatado con sus reacciones y es obvio que si los tribunales  estadounidenses encuentran pruebas al respecto, no dudarán en profundizar las investigaciones más allá de considerar quién estuviera involucrado o contemplar  los enredos diplomáticos que esto pudiera ocasionar.

Si el general Sanabria decide contarle toda su historia a los norteamericanos le agregaría nada más que un condimento melodramático a un telón de fondo que podría ya estar nítidamente definido.  En ese caso, apelar a un intento de chantaje no hace más que agravar las cosas y poner al régimen de Evo Morales en una situación de interdicto, no sólo frente a Estados Unidos, sino ante toda la comunidad internacional, que observa sorprendida el avance del narcotráfico en el país y la escasa voluntad que hay para combatirlo.
 

Apelar a un intento de chantaje no hace más que poner al régimen de Evo Morales en una situación de interdicto, no sólo frente a Estados Unidos, sino ante toda la comunidad internacional, que observa sorprendida el avance del narcotráfico en el país y la escasa voluntad que hay para combatirlo.

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Los Tiempos: TAMBIÉN LA LLUVIA, ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD

Es de esperar que pronto se produzca la segunda parte de También la Lluvia, pues son muchas las preguntas que quedaron abiertas

Dos noticias, aparentemente inconexas entre sí, por esos extraños azares del destino han compartido destacados espacios informativos en los medios de comunicación de nuestra ciudad. Mientras en los dedicados a la actividad cultural se anunciaba el estreno de la película También la Lluvia, en los dedicados a la información local se comunicaba que las principales carreteras de Cochabamba estaban bloqueadas por las dos fracciones en las que está dividida la Federación de Regantes de Cochabamba (Fedecor).

¿Qué relación puede haber entre uno y otro hecho? Mucha, pues ambos acontecimientos son la máxima expresión de lo que ha quedado de la tan famosa "guerra del agua" en Cochabamba 11 años después. Es que quienes decidieron bloquear caminos para aislar nuestra ciudad del resto del país para protestar por múltiples motivos, todos ellos relacionados con la falta de agua y con la pésima administración de tan escaso recurso, son los mismos, exactamente los mismos, que protagonizaron, no en la pantalla grande sino en la vida real, la hazaña que inspiró a los cineastas españoles que llegaron a nuestra ciudad a presentar su obra de arte.

No es casual ni poco significativo que tal coincidencia haya pasado desapercibida tanto para los protagonistas de las actuales batallas por el agua y su administración como para los apologistas de las jornadas supuestamente heroicas que inspiraron la película. Es natural y comprensible que así haya sido, pues es bien sabido que no suele ser fácil superar la distancia que hay entre la realidad y la ficción. Y no podía ser de otro modo, por lo demás, pues las élites culturales, políticas y "sociales" que se regocijan rememorando y aplaudiendo las "jornadas épicas" de hace 11 años plasmadas en el écran no son, como no lo eran hace 11 años, las más afectadas por la escasez de agua o por el precio del servicio.

Eso, sin embargo, no quita, sino aumenta la importancia y plena vigencia de la incógnita que hace las veces de colofón a También la Lluvia. Es que cuando uno de los personajes de la película pregunta a un dirigente barrial "¿Y ahora, qué van a hacer?", deja abierta la posibilidad de que esa historia, que está lejos de haber concluido, tenga una segunda parte que, ojalá, merezca también la atención de quienes filmaron la primera.

Será urgente que cuando lo hagan -si lo hacen- pregunten por qué, 11 años después, los regantes, supuestos vencedores de la "guerra del agua", siguen bloqueando los caminos de Bolivia. Por qué quienes compartieron su triunfo, los vecinos de los barrios más pobres de la ciudad, siguen viviendo sin agua potable y sin alcantarillado mientras quienes viven en los condominios más caros de la ciudad siguen pagando precios irrisorios por el agua que desperdician sin tener que medirla por lo poco que les cuesta.

Esas preguntas, entre muchas otras, pueden servir de base para una segunda parte de También la Lluvia que, es de esperar, sea producida pronto de modo que el arte cinematográfico sirva para achicar y no agrandar las distancias que separan la realidad de la ficción. Y para que los reales protagonistas de la historia sean algo más que un buen elemento decorativo o un exótico artículo de consumo cultural.

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El Deber: Plazos contra la corrupción

El presidente Evo Morales dio 90 días de plazo al nuevo comandante de la Policía, coronel Ciro Farfán, para que acabe con “el cáncer de la corrupción” que reina en esa institución.

Lo hizo a los pocos días de que estallara el escándalo de la captura del general René Sanabria en Panamá, portando 60 kilos de cocaína, con lo que se enlodó aún más la policía boliviana.

Una de las enseñanzas más difundidas en política es que no conviene ponerse plazos para nada, porque la gente los toma en cuenta y cualquier falla es un fracaso.

El presidente Morales había dado un plazo más corto todavía, de 45 días, al comandante reemplazado, general Oscar Nina, pero nunca le pidió cuentas sobre lo que había avanzado en esa materia.

El reemplazo de Nina, producido a los pocos días de la detención de Sanabria, dio la impresión de haber obedecido a ese escándalo y no a cambios fijados por el calendario, como explicaron los funcionarios del Gobierno.

Como quiera que sea, el plazo de 90 días dado a Farfán no parece una decisión bien meditada. Es difícil erradicar un cáncer, pero si es un cáncer de corrupción es más difícil todavía, y más aún si se lo debe hacer en tres meses.

Algunos analistas sospechan que en el Gobierno hay alguien que hace cometer errores al presidente Morales, pero esta vez se ha observado que es él mismo quien los comete. No tenía ninguna necesidad de poner plazos al nuevo comandante de la Policía: necesitaba mostrar al país que su gobierno entiende muy bien que el narcotráfico es un peligro mayúsculo que amenaza a la sociedad boliviana.

En cambio de ello, se han esmerado en decir cosas que le perjudican, como sostener que la captura de Sanabria es una patraña montada por “el imperio” contra el mandatario y su gobierno. Si nadie hubiera vinculado el caso con el Gobierno y con Evo Morales, estas declaraciones le hubieran abierto los ojos sobre este novedoso alcance.

Un estadista hubiera convocado a una reunión nacional para proponer la elaboración de una estrategia de defensa del país ante este flagelo. Hubiera propuesto la ejecución de un plan acelerado para la erradicación de los cocales, tanto excedentarios como ilegales. Hubiera dicho a los bolivianos que esta guerra la vamos a ganar, y que el narcotráfico no se saldrá con las suyas porque se le irán arrebatando los factores que tiene a su favor, como son los cocales ilegales.

El espectáculo del Parlamento, donde el ministro que tenía bajo su mando al general Sanabria fue aplaudido por el oficialismo, fue otro error. Ganar a la oposición en el Parlamento no podría llamarse un éxito, dada la diferencia de votos, de los propios y de los recién adquiridos. Lo que había que hacer era otra cosa.

Albert Einstein dijo: “no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”. Esta enseñanza podría servir mucho al Gobierno central. Si quiere que la situación del narcotráfico cambie, para beneficio del país, habría que dejar de hacer lo mismo.

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Cambio: Un amigo en una hora triste

Cuando ocurren desgracias en el planeta, los medios rápidamente se ponen en acción porque la desgracia es noticia sensible y todo el público quiere saber qué pasó, quedar impresionados por la magnitud del evento o por las escenas de destrucción, también está un importante público que busca satisfacer su morbosidad ante la desgracia de otros, la que se explota con las imágenes y relatos de dolor, soledad y desconsolación.

La curiosidad y el morbo se dan en mayor o menor medida en relación a la cercanía o afecto que tiene el público sobre el lugar del desastre o la afinidad con sus víctimas. Un mega evento se ha producido en un lejano país asiático, Japón; la enorme ola del tsunami arrasó con todo, las imágenes eran impresionantes, en un mismo conjunto, ya sea por el televisor o la fotografía, pasaban en confusión barcos, casas, autos y todo tipo de infraestructura, lo que no se veía pasar eran las personas. Esa es la magnitud del desastre, la ausencia física de las víctimas humanas, la mayoría de ellas desaparecidas.

Es que los sentimientos aumentan cuando hay cercanía con el lugar y las víctimas, en este sentido ¿cuán dolidos estamos los bolivianos con los nipones? Pues deberíamos estarlo mucho, el dolor por las víctimas y el país tendría que ser mayúsculo. Japón está entre los principales países que nos dan cooperación, sino el primero, y lo más importante, lo hace de manera sencilla y silenciosa, no como otros que dan poco y hacen mucho ruido y llenan de ostentosos stikers lo que dan. Japón no es de esos, cooperan y hasta pareciera que agradecen a los bolivianos por la posibilidad de hacerlo. 

Otra actitud de nobleza que debe ser imitada es el respeto al país que ayudan, que sepamos la cooperación japonesa nunca usó su ayuda para imponer ideas y políticas como los hicieron otros que con bastante menos han ayudado.

Por estas razones Japón para Bolivia es algo más que un amigo, está entre los mejores amigos del mundo desarrollado, entendiendo como amigo a quién te quiere y te acompaña sin condiciones y con total respeto. Japón es el único país que ha sufrido un ataque con bombas nucleares, raid aéreo que hasta ahora se sigue discutiendo sobre su real necesidad, dicen que el objetivo de probar la eficacia de la poderosa arma era más importante que acabar con la contienda.

Ninguna otra nación como la japonesa aprendió de la crueldad de la guerra para construir un país desarrollado sin necesidad de gastar enormes cantidades de dinero en ejércitos ‘invencibles’. Se constituyó en una nación pacífica, lo que unido a su cultura del trabajo industrioso, hicieron de ellos un país ejemplar.

Tras el tsunami, lo más doloroso es que sobrevino, una vez más, el desastre nuclear. La lección aprendida por la guerra atómica ahora da otra dolorosa cátedra sobre la energía nuclear pacífica. Esta energía, ya sea para bien o para mal, es igualmente peligrosa cuando sus fuerzas se liberan y destruyen todo a su paso.

Cuando Japón decidió desarrollar las plantas atómicas, dentro de su población se estableció un importante debate acerca de las razones a favor o en contra de la energía nuclear, en ese entonces ganó la posición a favor de contar con esta energía. Han pasado años seguros, la seguridad es un detalle importante en la cultura nipona.

De pronto y sin proponérselo se ha producido el temido desastre atómico, tal vez la manipulación del átomo es el espacio en que el soberbio ser humano comenzó a jugar a ser Dios, y ahora el juego, una vez más, se ceba sobre un mismo pueblo, el noble pueblo japonés.

Nuestra condición de subdesarrollo impide que demos una ayuda afectiva a nuestros queridos amigos japoneses, pero es importante que sepan que los queremos al extremo de que lo ocurrido nos duele en el alma, porque somos un amigo que acompaña el dolor del otro.

Japón está entre los principales países que nos dan cooperación, sino el primero, y lo más importante, lo hace de manera sencilla y silenciosa, no como otros que dan poco y hacen mucho ruido y llenan de ostentosos stikers lo que dan.

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La Prensa: El informe de la FAO y la CEPAL

La FAO y la CEPAL recomiendan restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda de productos, algo que no se consigue de la noche a la mañana?

En un reciente informe, la FAO y la CEPAL mencionan a Bolivia, Venezuela y Argentina como los países de América Latina donde se registran los mayores alzas de precios en artículos alimenticios.

En lo que respecta a nosotros, ambos organismos basan sus conclusiones en datos del INE, relativos a la inflación que en tal rubro experimentamos entre enero de 2010 y enero de 2011. En este lapso, los artículos básicos de la canasta familiar se encarecieron en un 14 por ciento. Obviamente, el dato oficial fue cuestionado por analistas y sectores de oposición, que alegan que aquél corresponde a un índice bastante mayor. No pocos afirman que la subida llegó al 30 por ciento, apreciación que ahora alimenta demandas salariales que el Gobierno considera imposibles de atender y que, sin duda, darán lugar a una serie de conflictos sociales en el transcurso del presente año.

El hecho es que se conjugaron factores específicos para que los precios de los referidos alimentos treparan a cifras imprevistas. La sequía operó visibles efectos restrictivos de las áreas de cultivo de caña, contingencia que dio lugar a la escasez de azúcar, entre otras cosas. El denominado ?gasolinazo? equivalió a campanazo para el encarecimiento de los precios de otros componentes de la canasta familiar, creando una atmósfera de malestar social que derivó en protestas callejeras y rabiosas actitudes en defensa de intereses sectoriales, como el de los trabajadores del transporte público, que aún continúan? Lo por venir será más preocupante aún, porque varios gremios amenazan con medidas extremas para que se atiendan sus pedidos salariales.

En su informe, los especialistas de la FAO y la CEPAL, en forma implícita, recomiendan a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Argentina producir más para frenar el alza en los precios de los alimentos. Es decir, restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda de los respectivos productos, algo que en un interregno de crisis como el que vivimos no se consigue de la noche a la mañana, sino en toda una etapa de aplicación exitosa de políticas gubernamentales de promoción de la producción agropecuaria. La FAO y la CEPAL recomiendan que esta labor se ajuste a normas claras en el comercio. O sea que los productores sepan exactamente a qué atenerse y cuáles son los principios de seguridad jurídica que se les ofrece.

El dirigismo estatal sujeto a fórmulas ?estatizantes? va a contrapelo de las referidas orientaciones. Son recurrentes los estrepitosos fracasos de los gobiernos que con tal esquema intentaron controlar el mercado. Lo único que consiguen es perforar la economía nacional con crecientes falencias. El caso de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), tras la denominada ?nacionalización?, es muy ilustrativo al respecto: baja la producción hidrocarburífera respecto de índices anteriores y los inversores privados se resisten a arriesgar capitales?

Ojalá que nuestro Gobierno acoja las recomendaciones realizadas por dos organizaciones de gran credibilidad como la FAO y la CEPAL e ingrese en un proceso de programas idóneos que frenen el alza en los alimentos y nos elimine los riesgos de una grave inseguridad alimentaria.

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El Diario: Japón: tragedia y dolor que es lección para la humanidad

El terremoto, seguido de tsunamis y una serie de réplicas que ha sufrido el Japón y que ha sumido en el dolor, el luto y la tragedia a todo su pueblo, se ha convertido en drama para la humanidad porque se siente lastimada hasta los sentimientos más íntimos por lo ocurrido; se trata de una de las desgracias que ha sufrido ese país y que es, además, una lección para todos los países del mundo.

El Japón, país que alcanzó los más altos índices de civilización, desarrollo y progreso, hoy se ve sumido en la desgracia por causa de fenómenos de la naturaleza que, parece, se ensañaron contra su territorio, su capacidad para enfrentar las grandes desgracias como las que tuvo que soportar con las bombas de los días 6 y 9 de agosto de 1945 en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, donde fallecieron miles de personas, hubo miles de heridos y miles de incapacitados por efectos de las explosiones y radiaciones nucleares; país que, año tras año, sufre la inclemencia de movimientos sísmicos que obligaron a su pueblo a prevenirlos y soportar con coraje, grandes valores y constancia.

Hoy la humanidad, frente a lo que Japón padece y tratará de superar con el tiempo, como venció a grandes desgracias, encuentra lecciones que tendrá que sopesar, medirlas para evitar que la misma ciencia y tecnología no incrementen las desgracias que padece la humanidad, especialmente con las políticas armamentistas que tratan, por todos los medios, de mejorar sistemas para matar al ser humano, lo que significa políticas que buscan más armas y más enfrentamientos entre quienes deben vivir en armonía.

Ya Chile, Haití y Taiwan, en el año 2010, dieron la tónica de lo que el mundo puede sufrir con los extremos de fenómenos que produce la naturaleza, que parece se defendiera de tantos desatinos que comete el ser humano. Fueron tres desafíos para entender que nuestras limitaciones deben conducirnos por caminos que permitan superar la soberbia, el orgullo y la petulancia que hace que los que poseen poder quieran más y, para conseguirlo, no trepidan en avanzar más por los caminos de las guerras y el enfrentamiento, desafiando sus propias capacidades y retando a la naturaleza que el rato menos pensado desparrama por el orbe toda su energía.

La tragedia del Japón es dolor de la humanidad; es tanto dolor como angustia de lo que pueda ocurrir en un futuro que es más cercano que alejado de nuestras perspectivas y expectativas de vida, desarrollo y progreso, que si bien son necesarios y deben ser alcanzables para todos los pueblos del mundo, no dejan de ser preocupación y angustia por todo lo que hay que hacer para alcanzarlos.

El mundo se mueve en medio de escepticismos que descartan a Dios de sus vidas; pero en el fondo de sus corazones y espíritus, concuerdan con su existencia y presencia permanentes en la vida del ser humano. Esta es realidad en la que cree la mayor parte de la humanidad, inclusive los que no creen, pero en momentos de angustia y dolor, creen en sus corazones. Japón recibe en estos días la solidaridad y el afecto de la humanidad, de habitantes de la Tierra que tienen la esperanza de que el imperio nipón pueda superar sus angustias y, con el espíritu que tiene, relanzarse por el mundo de la civilización en pos de mejores días para ellos y todos los pueblos que están a su lado.

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El Mundo: Panorama

La crisis alimentaria que viene acosando a nuestro país no solo tiende a mantenerse sino a incrementarse, debido a políticas erradas que se suman al los efectos climatológicos que se han manifestado de una manera imprevista en todo el planeta y nuestro país no es la excepción.

El caso del azúcar que ha sido una preocupación y es todavía un problema no resuelto para la canasta familiar y tampoco para los productores, es sólo una señal de todo cuanto puede suceder en el aspecto alimentario, por la forma en que se han manejado las políticas relacionadas con la producción, para mejorar las condiciones en que los productos puedan llegar a las familias.

Recordemos que también hubo en algún momento una crisis aguda con la producción de carne de pollo y ella fue debida a la baja en la producción de maíz; en pocos días más, será intensificada la cosecha de maíz y por un momento podremos tener mejorado e abastecimiento de carne blanca en el mercado.

Lamentablemente los problemas no desaparecen y por el contario se manifiestan en otros hechos, en algunos momentos con mayor intensidad, los productores de arroz por ejemplo han anunciado su decisión de no vendar su producto a la empresa gubernamental Emapa, ya que ella no está dispuesta a pagar los costos de la producción, a pesar de que al llegar el producto al mercado no tendrá alteraciones de precio, en otras palabras, la empresa gubernamental trata de conseguir beneficio en su favor a costa de los productores.

Estamos en vísperas de la zafra para procesar la producción azucarera de la presente gestión; sin embargo, el Gobierno intenta un nuevo procedimiento que no hará otra cosa que agravar el proceso de producción, se trata de la intervención de los surtidores de hidrocarburos que entre otras cosas, impedirá el flujo del carburante necesario parea las operaciones agrícolas, en un momento en que se convierte en un producto indispensable para llevar adelante esas tareas. Toda demora en la producción azucarera no solo provocará escasez del producto, sino que al extender el tiempo de zafra, los trabajos de preparación de tierras y siembra para una nueva gestión quedarán limitados, bajando el tiempo que la naturaleza fija para esas tareas y dará como resultado que el producto futuro sea de menor cantidad y calidad.

Actualmente, la crisis alcanza a otro sector importante de la producción y con seguridad se dictarán medidas paralelas para agravar la situación, en perjuicio de los productores que como es sabido, se han convertido en el enemigo que el Gobierno pretende destruir, sin tomar en cuenta que los resultados de ese accionar tendrán que ser soportados por el pueblo que será castigado con el encarecimiento que en este caso seria el mal menor, ya que lo que se teme será un aguda escasez, puesto que las inundaciones han dado lugar a que gran parte del ganado muera; una vez que desaparezcan las aguas, los animales que queden no tendrán posibilidades de encontrar pastos para su subsistencias. Si a lo anterior se suman las consecuencias de la sequía que precedió a las inundaciones en otras regiones, las posibilidades de falta de carne en el mercado son bastante claras. Si las dificultades que se prestan con el manejo del ganado son serias, las medidas gubernamentales no hacen otra cosa que atar las manos a los productores que en otras condiciones, podrían contar con el apoyo necesario para revertir una situación que se ve bastante critica.

Lamentablemente, como lo decíamos en un comentario anterior, el Gobierno esta empeñado en la búsqueda de nuevos problemas que impiden poner atención a las situaciones que se relacionan con la subsistencia de los ciudadanos a los que reiteradamente asegura defender.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: La hostilidad a la libertad de prensa

La hostilidad abierta o encubierta del poder político hacia diarios y medios de comunicación independientes coloca a nuestro país en el foco de atención y preocupación de distintas asociaciones periodísticas. Es así que la Asociación Mundial de Diarios (WAN-IFRA), que nuclea a importantes diarios del mundo, analizó la situación argentina en su primera conferencia latinoamericana, en la cual se manifestó la preocupación por los ataques a la libertad de prensa en la región.

En la ocasión se reseñaron los manejos discrecionales de la publicidad oficial en la Argentina, las presiones sobre anunciantes e injerencias en los medios para influir sobre las líneas editoriales, las legislaciones y decisiones administrativas lesivas para la libertad de expresión y la escasa transparencia en las gestiones gubernamentales. La relevancia adquirida por los medios de comunicación ha llevado a que gobiernos y funcionarios poco afectos a la libertad de expresión dediquen crecientes energías en sus ataques a la prensa independiente.

La hostilidad abierta o encubierta del poder político a los medios independientes en la Argentina, es motivo de preocupación de asociaciones periodísticas locales e internacionales.

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