El gasoducto submarino más largo del mundo, que atraviesa el lecho del mar Báltico y mide en total unos 1.200 kilómetros, suministrará gas natural ruso a Europa. Fue abierto este martes en un evento al que asistieron varios mandatarios regionales. Pero Nord Stream es también una infraestructura que genera dudas.
La conducción submarina busca solucionar los problemas energéticos de la región y, al mismo tiempo, advierten los analistas, provoca discordiaMientras Polonia y otros estados vecinos por los que el ducto no pasa se quejan de que quedarán solos para negociar con Rusia los precios del combustible, los países que sí se verán beneficiados por la estructura llamada Nord Stream esperan que reduzca los riesgos de desabastecimiento al eludir el paso por Bielorrusia y Ucrania.
Minsk y Kiev disputan a Moscú los altos precios del combustible que le compran, y desencadenaron lo que se conoció como «la guerra del gas» en 2009. Dejaron a Europa sin suministro en pleno invierno al cortar el paso del gas ruso hacia occidente.
Refiriéndose a esto, Klaus Schaefer, el director ejecutivo de una de las firmas alemanas que desarrolló Nord Stream, EON Ruhrgas, dijo que «Nord Stream es una solución a largo plazo para los desafíos que enfrenta uno de los mayores proveedores de gas en la región, sus socios y clientes».
Pero al tiempo que Europa se libera potencialmente del peligro de desabastecimiento, con Nord Stream refuerza su dependencia de Moscú, señalan los críticos.A la fecha Rusia suministra un cuarto de los requerimientos europeos de gas natural.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Un ducto politizado
La primera fase del proyecto Nord Stream, que culminó este martes, era la apertura del primero de dos gasoductos. Se espera que el segundo esté terminado para 2012.
Como explica el corresponsal de la BBC Sean Fanning, el consorcio de Nord Stream -integrado por la rusa Gazprom y varias compañías alemanas, francesas y holandesas- espera para entonces suministrar suficiente gas como para abastecer a 26 millones de hogares europeos.
En volúmen de esto equivale a 55.000 millones de metros cúbicos anuales.
El proyecto Nord Stream fue acordado en 2005 entre el entonces presidente ruso Vladimir Putin y el en aquel momento canciller alemán Gerhard Schroeder, quien hoy preside el comité de accionistas de Nord Stream.
Este martes, quienes se reunieron en la pequeña ciudad alemana de Lubmin para inaugurar la cañería fueron el sucesor de Putin, Dmitry Medvedev, y varios dignatarios europeos: el primer ministro francés, Francois Fillon, la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el comisario europeo de Energía, Guenther Oettinger. Juntos abrieron una válvula simbólica para las cámaras de la prensa.
¿Independencia?
Pero Nord Stream empieza a operar en momentos en que la Unión Europea debate sus vínculos con Moscú.
Los críticos del proyecto indican que Nord Stream dejará a Europa más atada a una Rusia a la que a menudo se le cuestionada su compromiso con la democracia y el estado de derecho.
Esta semana, un editorial en el periódico alemán de corte conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung decía: «El suministro es demasiado importante como para depender de un solo proveedor. Lo que importa es conseguir una buena mezcla. La UE debe promover proyectos de suministro que no se encuentren bajo la influencia de Rusia».
En este sentido, Fanning señala que hay otros gasoductos en construcción para paliar el hambre de combustible en Europa, entre ellos Nabucco, una vía que elude Rusia.
«Se lo considera una forma de reducir el dominio de Rusia en este campo, suministrando gas directamente del Caspio a Europa. Pero su viabilidad ha sido puesta en duda», dice el corresponsal.
Fuente: bbc