La llajua y su poder de seducción

Karen Arauz

karen-arauz Una de las pocas ventajas de tener este gobierno por ya cinco años y diez largos meses, es que ya lo conocemos. Lo extraño ha dejado de ser la excepción y hoy es la regla.

Ya no da lugar a la sorpresa la habilidad con la que manipulan sus improvisaciones. No importa de qué se trate, las metidas de pata las convierten en políticas de estado con una ligereza prodigiosa.



La intervención de SE en la cumbre Iberoamericana de Asunción, provocó genuina vergüenza ajena. Pasamos de un bochorno a otro sin mayores trámites y el sonrojo es ahora la permanente tonalidad de nuestras mejillas. Aparte de reclamar “el por qué Latinoamérica tiene que rendir cuentas al Rey” se despachó con una frase digna de destaque: “saludamos a los países que pueden contar con su monarquía, con su oligarquía y con su jerarquía…” si verdad, felices de ellos. Acá no nos queda ni siquiera jerarquía.

Porque comparar la adicción a la cocaína con la de la llajua, denota una deplorable categoría al nivel de los pollos causantes de la homosexualidad. Vilipendiada la inocente llajua, nunca la consideré adictiva. Pero SE nos enseña a diario.

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Se queja de la subvención a los carburantes, cuando en el colmo del absurdo se tomó de los pelos una idea -brillante iniciativa de dos senadores masistas- y legalizaron miles de vehículos de contrabando. Encima, con la eficiencia que caracteriza a Diprove y a la Aduana, estamos hoy ante un inminente bloqueo de carreteras porque las cosas mal hechas traen estas consecuencias. Los que pagaremos somos los que nada tenemos que ver pues ni siquiera un chuto legalizamos, pero no podremos circular una vez más por ningún camino del país.

Con gran hombría, se ignoró la marcha de los indígenas del Tipnis, se los trató de neutralizar con la sutileza de un paquidermo y finalmente cuando arribaron a La Paz, se reculó. Pero como hay que retomar el mando perdido, se anuncia la adquisición de millones de dólares en maquinaria pesada para que los ingenieros del ejército construyan carreteras. Y como al ex virgen territorio hay que sentarle la mano, se planea construir una base militar en esas tierras. Todo está entretejido en el modo como se conduce al país.

Cuando el Estado le debe a la Caja de Salud la friolera de 663 millones de bolivianos, nuevamente se pretende hacer borrón y cuenta nueva. Me encanta. Creen que es cambiando el nombre del Servicio Nacional de Caminos por ABC, mover los ejecutivos como enroque a posiciones de menor perfil y empezar de cero para que funcione la magia. ¿Dónde va a dar toda la institucionalidad cuando es barrida de un plumazo vía decreto supremo o la nueva moda de Ley Corta, su enigmático invento innovador? Y el secreto mejor guardado de esta administración: ¿qué es del Contralor de este Estado Plurinacional, multiforme y multicromático? Es parte del esoterismo y la nigromancia. Este ex diputado del MAS y ahora inservible y etéreo funcionario público, es el paradigma de la atrocidad vigente.

Con la CNS se juega al ilusionismo. Apagar la luz, cerrar la puerta y esperar que la oscuridad y la vorágine de los nuevos acontecimientos se traguen todo lo malo, se desvanezcan las deudas y un manto de niebla perfumada tape la pestilencia de lo inconsistente e irresponsable.

Que los empleados hayan estado aportando para su atención de salud, es un detalle sin importancia. Parece que este gobierno considera a los pobres bastante menos que los anteriores. Ahora hay que afiliarse al costo que sea a algún seguro privado y a olvidarse de sus aportes. Que impresionante la facilidad y la tranquilidad con la que se aniquilan las cosas. Y suena a neoliberal.

Para terminar con las novedades de estos días (¿alguna vez han pensado que vertiginoso es el acontecer boliviano y cómo juega eso a su favor?) resulta que el acicalado vicecanciller ha firmado el acuerdo marco con Estados Unidos en la persona de la Subsecretaria de Asuntos Globales del Departamento de Estado, quien es una ciudadana norteamericana nacida en Bolivia, por lo que algunos parlamentarios del oficialismo han tomado esta casualidad, como una señal que estamos tratando de imperio a imperio. Entre paisanos es más fácil opinan.

Nos tendrán entretenidos en que si vuelve la DEA o no, si vuelve USAID o no, qué puede y qué no puede decir el nuevo Embajador, lo importante es que traiga plata y harta. Mientras tanto, el Órgano Electoral meterá a un incinerador nuestros tontos votos nulos, Quintana tomará control de la madera en la Amazonia como tomó el del oro, el funcional ejército avanzará sobre el Tipnis, los chutos se tragarán la gasolina y los iraníes llegarán nuevamente para que Bolivia se sienta soberana.

Qué necesaria es la presencia norteamericana en La Paz para tener quien pague el pato de la boda.