¿La oposición es de derecha?

Gamal Serhan Jaldin

GAMAL_thumb El título del presente artículo surge a partir de un trabajo elaborado por el equipo permanente de reflexión interdisciplinar del Centro Cuarto Intermedio, titulado ¿El MAS es de Izquierda?. Parecería que al hacer esta pregunta es inevitable hacer la otra, la de este artículo. Y para esto haremos algunas precisiones.

La derecha y la izquierda, es un artificio político que se usó para definir a los seguidores del Rey y del Tercer Estado en la Francia Revolucionaria; es decir, unos conservadores y otros revolucionarios. El mismo código que siguió siendo utilizado en los siglos XIX, XX y es todavía usado en pleno siglo XXI de manera intencional, a partir de una visión maniquea de la realidad.



Los medios de comunicación y comentaristas políticos hablan de la oposición como si fuera “una” sola, cuando existe varias oposiciones de diferentes características ideológicas cada una, que han tenido como factor común la defensa del sistema democrático y el rechazo al proyecto totalitario que el Movimiento al Socialismo ha pretendido consolidar en el país.

Lo cierto es que hay algunos sectores opositores que se han caracterizado por una visión conservadora, que les garantice seguir aprovechándose de algunos privilegios que conquistaron a partir de la cooptación del poder a través de su vinculación a algunas organizaciones políticas que llevaron a la situación de crisis de Estado que Bolivia sufrió desde el año 2000. Creo que la miopía de este sector, más una gestión ineficiente, corrupta y prebendal terminaron cansando a la población que termino exigiendo un cambio.

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Parte de ese cambio fue reflejado en los pedidos de la oposición de Autonomía Departamental, como la conclusión de un proceso de descentralización iniciado a mediados de los 80´s. Al final esta demanda, ha terminado siendo la principal transformación institucional real del Estado desde la promulgación de la nueva Constitución.

La que termino siendo la principal fuerza política de oposición después de las elecciones del 2005, le propuso al país un cambio con una dirección muy clara: nuevo modelo político, nuevo modelo económico, despolitización de la justicia, inclusión e igualdad, y autonomías. La polarización, hizo que se sustituyera el debate de lo principal por los estigmas de un lado y de otro, perdiendo en última instancia el pueblo la oportunidad de un debate democrático de las diferentes visiones del país.

Actualmente las oposiciones se encuentran fragmentadas y diluidas, en una lucha de resistencia y de sobrevivencia a los constantes embates políticos y judiciales que el partido de gobierno ha promovido con el fin de hacer desaparecer a cualquiera que muestre señales de disenso a su forma de gobernar.

El agotamiento de un sistema de caudillos y jefes –la mayoría dueños de las siglas políticas- y el surgimiento de fuerzas locales y regionales, obligan a repensar la configuración de las nuevas organizaciones políticas de abajo hacia arriba. De ahí que creo que la recomposición del sistema de organizaciones políticas nacionales se darán a partir de un proceso de agregación de las demandas regionales conjugado con una visión nacional compartida.

Es difícil pensar en una oposición u oposiciones que no incluyan en su agenda “el cambio”. Lo que estará en juego es la dirección del cambio que propongan unos y otros, por lo que sería difícil definirlas como de derecha; a menos que, el cambio que propongan sea el regreso al pasado lo cual las sacaría del escenario electoral futuro.

El Movimiento al Socialismo ha agotado su agenda política del proceso de cambio y si tuviéramos que definirla por los resultados y no por el discurso simbólico, coincidiremos que ha terminado siendo una organización política de derecha, convirtiéndose rápidamente en un partido conservador.

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