El viceministro de descolonización, don Félix Cárdenas, no es un personaje anodino en el gobierno de Evo Morales. A diferencia de otros funcionarios grises, que simplemente vegetan en sus espacios burocráticos en usufructo de la prebenda, Cárdenas es un activista del disparate, un co-creador de “evadas” que no queda a la zaga del primer mandatario.
Como se recordará, en septiembre de 2010 el citado viceministro pretendió purgar de la currícula escolar a una serie de autores clásicos de la literatura boliviana -entre ellos el gran Alcides Arguedas- arguyendo que se trataba de escritores “colonialistas”.
El intento desató una amplia polémica, de manera que Cárdenas tuvo que dejar en suspenso su propósito goebbeliano, hasta que pocos días atrás volvió a la carga para censurar varios títulos de una lista de 15 novelas que el Estado se dispone a imprimir, de nuevo con la muletilla del “colonialismo”.
Pues bien. Sucede que ahora don Félix ha sido pillado in fraganti en la contradicción que desnuda la falacia de su postura de inquisidor cultural. La lente del fotógrafo de un matutino paceño captó al funcionario telurista ataviado con una polera alusiva al álbum “Let it be”, de los inmortales The Beatles.
¿Dónde queda la defensa a ultranza de la cultura autóctona y las críticas a la globalización? ¿Dónde los propósitos de “fortalecer la intraculturalidad”, en la jerga del descolonialismo?
El asunto, con ribetes de opereta o de comedia, deja en claro el carácter postizo del purismo indigenista asumido como pose por el gobierno evista, algo que ya habíamos constatado con legisladores oficialistas que se disfrazan de originarios para las cámaras o el hemiciclo, pero que en su vida civil visten a la manera más occidental.
Muestrario en el que también habría que incluir al propio presidente Morales, con los ropajes de monarca precolombino diseñados por imaginativos asesores, con los que se coronó en Tiahuanaco.
Lo cierto es que la identidad nacional es fruto de un amplio y barroco mestizaje cultural, verdad que vuelve absurdos los intentos de constreñir la bolivianidad a los límites artificiales de un nativismo folclórico, máscara de la censura ideológica y del falseamiento de la historia…