JICA: “La ayuda más efectiva es enseñar lo que uno sabe”

A 110 años de la formación de la primera colonia japonesa en Santa Cruz, la cooperación de Japón a Bolivia, a través de JICA, ha sido fundamental para el desarrollo de la región.

JICA: “La ayuda más efectiva es enseñar lo que uno sabe”



Santa Cruz | Los Tiempos

En los municipios de San Juan y Okinawa, ambos ubicados en el departamento de Santa Cruz, se asentaron, hace 110 años, los primeros colonos japoneses que llegaron a Bolivia. Desde entonces, la presencia de la comunidad japonesa ha sido fundamental para el desarrollo de esas poblaciones.

Sólo para poner un ejemplo de la importancia de la colonia japonesa, cabe mencionar que el 40 por ciento del huevo que se consume en Bolivia proviene de los municipios de Okinawa y San Juan.

Según el director residente en Bolivia de la Agencia Internacional de Cooperación Japonesa (JICA, por su sigla en inglés), Hirofumi Matsuyama, “la seguridad alimentaria es uno de los objetivos principales con los que JICA trabaja con Bolivia y con Santa Cruz”.

La agencia japonesa trabaja en Santa Cruz capacitando a los agricultores en producción agrícola alternativa y tradicional, combinando saberes no sólo de Japón y Bolivia, sino de distintas partes del mundo. “Lo más importante y lo único que queda es lo que uno sabe, por eso, enseñar siempre es la mejor ayuda”, recalca Matsuyama.

Seguridad alimentaria

Para el director del Servicio Departamental Agropecuario (Sedag) de la Gobernación de Santa Cruz, Luis Benjamín Bowles, la cooperación japonesa es muy importante para el desarrollo regional, especialmente en cuanto a proyectos de agricultura y cultivos orgánicos.

“El Sedag, con presencia en 48 municipios de los 56, tiene entre sus programas y proyectos la extensión agropecuaria. Para este caso, ha solicitado el apoyo de un experto, el señor Kazuo Ando, para que nos oriente las técnicas para ser más productivos en lo que significa la extensión y cultivo orgánico de hortalizas, tópico muy relacionado con el cuidado del medio ambiente”, explica.

Kazuo Ando es un ingeniero japonés, representante de JICA, que trabaja en Bolivia con los agricultores de Santa Cruz capacitándolos en el uso del abono orgánico. “Gracias al esfuerzo que ha hecho el señor Kazuo conjuntamente con la contraparte nuestra, el ingeniero Ricardo Rodríguez, se han recopilado las experiencias que tienen nuestros productores en la forma de cultivar y en la forma de plantar”, señala Bowles.

A través de la asimilación de las costumbres y la aplicación de los conocimientos, se ha elaborado un didáctico manual sobre el cultivo de hortalizas de manera orgánica. “Hay muchos caminos por recorrer en lo que se refiere a cultivos orgánicos, siempre cuidando el medio ambiente y con la característica de que es un cultivo donde ellos producen sus fertilizantes a través de mecanismos muy sencillos que aportan a una mayor productividad”, dice el representante del Sedag de Santa Cruz.

Uno de los productos que es parte del proyecto es la frutilla. Los cambios que se han visto en este cultivo están en la mejora de la producción de plantines y la aplicación de algunos productos químicos para el control de plagas hechos a base de productos orgánicos, por ejemplo, el almidón, que aparentemente no tenía ninguna importancia, pero se ha convertido en un efectivo control para las arañuelas.

Los cultivos orgánicos aún no están extendidos

La producción orgánica no es muy extendida en Bolivia, pero en Santa Cruz hay algunos esfuerzos importantes gracias a la cooperación japonesa.

“En el tema de cultivos orgánicos en nuestro departamento y en el país se ha hecho muy poco. Concretamente en Santa Cruz sólo hay un productor en Samaipata, que es también un japonés, y está certificado como productor orgánico”, comenta Ricardo Rodríguez, contraparte del Sedag para el proyecto con JICA.

Diversos factores como el desconocimiento de alternativas para el control de plagas o la mejora en la productividad han ocasionado que este tipo de cultivo no se extienda.

“Las zonas que surten de hortalizas al departamento de Santa Cruz están en la zona de los valles (Los Negros, zona de Saipina, San Isidro, etc.) donde hay una tremenda presión de insectos que obligan a los productores a usar una gran cantidad de agroquímicos para el control de plagas”, explica Rodríguez.

MANUAL PARA EL CULTIVO ORGÁNICO

La Gobernación de Santa Cruz, a través del Servicio Departamental Agropecuario (Sedag) y JICA, elaboró un manual para el cultivo orgánico de hortalizas para uso de los propios agricultores. En él están todos los pasos para elaborar sus abonos orgánicos. El apoyo de Kazuo Ando, un ingeniero japonés representante de JICA, ha sido fundamental.

“El apoyo, la ayuda y la experiencia de profesionales como el señor Kazuo nos permite darnos cuenta de lo que estamos haciendo y qué es lo que deberíamos hacer para el futuro. En todos los viajes que hicimos él pudo captar la idea de qué es lo que está pasando en este momento y, como consecuencia de eso, él ha escrito este manual donde se dan ciertas pautas sobre cómo deberíamos ir introduciéndonos en el cultivo orgánico. Supongo que van a pasar varios años para que Bolivia, al igual que otros países de Europa y Japón ya estén consumiendo productos orgánicos”, explica el director del Sedag, Luis Benjamín Bowles.

Los alimentos que con este proyecto se pretende producir son tomate, lechuga, papa, repollo, cebolla y frutilla, esta última, la especialidad de Kazuo.

Abono para mejorar la producción

UN EXPERTO JAPONÉS ENSEÑA A LAS COMUNIDADES.

Por Oscar E. Jordán Arandia – Los Tiempos – 19/02/2012

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ASESORAMIENTO El técnico japonés Kazuo Anzo explica la técnica de cultivo orgánico, durante una inspección con el Sedag de la Gobernación de Santa Cruz.

El proyecto de mejoramiento de la producción agrícola en Santa Cruz a través de cultivos orgánicos trabaja sobre tres componentes: el problema de extensión, la sanidad y la capacitación.

Para el componente de la capacitación se ha recibido el apoyo de Kazuo Ando, experto de JICA, para conocer el proceso de elaboración del abono orgánico.

“Se ha elaborado el abono con residuos de vegetales, pasto, rastrojo, hojarasca. Todo eso se ha preparado y se ha conseguido elaborar el abono orgánico”, explica el director de JICA en Bolivia, Hirofumi Matsuyama.

“También se ha usado almidón para aumentar la tensión superficial del abono en las plantas de hortalizas y poder controlar algunos insectos”, dice el director del Sedag, Luis Benjamín Bowles.

Difusión

La capacitación pretende ser “viral”, pues quienes ya manejan la técnica deben encargarse de difundir ese conocimiento.

“El siguiente trabajo que hacemos es capacitar formando grupos y luego cada líder de grupo se convierte como líder técnico para que siga asistiendo a la comunidad. Luego se realizan trabajos de campo en cada rubro”, señala Bowles.

Las proyecciones para el final de la gestión ya están marcadas: construir una finca productiva piloto con diferentes tipos de cultivos orgánicos, y por otro lado la crianza de ganado.

ENTREVISTA

“Tenemos 34 años de historia de envío de voluntarios”

El director representante residente de la Agencia Internacional de Cooperación Japonesa (JICA, por su sigla en inglés), Hirofumi Matsuyama, explica los alcances del apoyo de Japón en el país.

-¿Cuántos voluntarios tiene JICA en Bolivia?

– Actualmente en Bolivia se encuentran 49 voluntarios, y en Santa Cruz se encuentran unos 15 actualmente. Los destacados son salud, agricultura y educación.

-¿Cuál es el procedimiento para recibir la ayuda de JICA?

-Nosotros, por ejemplo, recibimos una solicitud por medio de la Alcaldía de San Juan y esa solicitud llega al ministerio correspondiente. Luego, esa solicitud es enviada vía diplomática por medio de la Embajada de Japón en Bolivia y después a la Cancillería boliviana y luego a Japón. En Japón, recibiendo esa solicitud, se hace una convocatoria en la que se especifica que tal lugar de Bolivia necesita un voluntario o un técnico y algunos aspirantes japoneses jóvenes se postulan y son seleccionados mediante un examen.

-¿Cómo es la distribución de voluntarios?

-Tenemos 34 años de historia de envío de voluntarios, empezamos en 1978. En todo este tiempo, hemos enviado 1.004 voluntarios siendo el área más destacada la de la salud, con 277 voluntarios; agricultura con 216, educación con 203 y el resto se reparte entre cultura, deporte y otras áreas.

Actualmente contamos con 49 voluntarios en Bolivia distribuidos: en La Paz, 11; en Cochabamba, 12; en Chuquisaca, tres; en Santa Cruz, 15; en Tarija, tres; en Oruro, uno; y en Beni, cuatro, que están repartidos de la siguiente manera: 16 en educación, 12 en salud, siete en agricultura y 14 en deportes, culturas y otras áreas.

-¿Cómo miden el impacto en las áreas en las que trabajan?

-Los voluntarios trabajan en zonas aisladas y se evidencia el impacto positivo por el mejoramiento de cultivos de hortalizas o mejoramiento de cría de ganado o en el servicio de salud, atención médica, educación para la enseñanza, esas cosas son visibles.

En todo caso, nosotros tenemos que difundir el trabajo que hacemos, por eso estamos en constante contacto con los ministerios para que ellos apoyen más en la difusión de los efectos de la cooperación. Estamos siempre colaborando con los ministerios relacionados a las áreas de nuestro trabajo.