Repartir bien la torta

Ismael Schabib Montero*

VICEALMIRANTE SCHABIB En ocasión de una de las visitas que hizo a Bolivia Marco Aurelio, uno de los principales asesores del Ex Presidente Lula, invitado a un simposio auspiciado por la Fundación española Lola Flores, donde asistió también un Ex Vicepresidente del Paraguay, llevado a cabo allá por el 2008, en un moderno hotel de la Avenida Ballivián del elegante barrio de Calacoto de la ciudad de La Paz, mientras argumentaba el éxito y la gran popularidad del entonces presidente del Brasil, expresó que se debía a que en ese gobierno se “repartía bien la torta”.

Andrés Oppenheimer, en una de sus obras, “Cuentos chinos”, dice que en la política la izquierda y la derecha son cosas del pasado, lo que en la actualidad hay son “países capta capitales” y “países ahuyenta capitales”, se podría decir entonces que lo fundamental no es que un gobierno pertenezca a una de esas dos tendencias o a una intermedia, de centro, sino que actúe con equidad. Lo importante es que el hombre que ostenta el poder sea bien intencionado y resista el mareo que genera “la altura”, sea sano sin ser ingenuo, solidario sin botar la riqueza, sin ser demagogo.



El Ex-Presidente Ignacio Da Silva, Lula, antes de llegar a la presidencia del Brasil tuvo que esperar pacientemente para que su pueblo votara mayoritariamente por él, tuvo que perder varias elecciones, era considerado un izquierdista radical, fundador del Foro de San Pablo, al que se dice pertenecen las FARC de Colombia, no inspiraba confianza, pero cuando llegó a instalarse en Itamaratí, demostró ser responsable, se acordó de los débiles pero tomó muy en cuenta aquello de que “Ud. no puede ayudar a los pobres, destruyendo al rico”**. Lula se ocupó inicialmente de disipar cualquier duda sobre su forma de actuar creando un clima de confianza donde la inversión propia y la extranjera se jugaron sin recelos.

Lo cierto, parece ser, que el meollo en la política es hacer del pobre una persona menos pobre, para que pueda pagarse una mejor educación, para que mejoren las universidades, pagarse una mejor salud, para que los hospitales estén mejor equipados, pagarse una mejor alimentación consumiendo lo que el país produce, generando mayor riqueza, creando un círculo virtuoso.

Pero dar bienestar no es sólo satisfacer las necesidades básicas de la gente, es respeto de su libertad, de su iniciativa, originar una clima de satisfacción, confianza y fraternidad, algo que se le está negando al pueblo cubano desde hace medio siglo como estrategia para que la dictadura castro-comunista perdure, alentada por algunos gobiernos latinoamericanos que dicen ser demócratas, como el nuestro.

*Vicealmirante de la República de Bolivia

**Abraham Lincoln