Después de Chávez

El aparente agravamiento de la enfermedad de Hugo Chávez reaviva las preguntas sobre el futuro del proyecto populista del ALBA tras la eventual desaparición de su cabecilla, lo que incluye a la Bolivia hegemonizada por Evo Morales.Decimos aparente, ya que los profusos antecedentes manipulatorios del mandamás de Caracas no permiten descartar la posibilidad de que todo el asunto no sea más que una maniobra de cara a las elecciones de gobernadores que tendrán lugar en Venezuela el próximo domingo, con miras a reflotar el “voto compasivo”.En el otro plato de la balanza hay que poner varios elementos de juicio que parecen acreditar la veracidad del problema de salud de Chávez, como el caso de la periodista de Al Jazeera que grabó las convulsiones del presidente y que luego fue expulsada, previo borrado de la filmación.Lo cierto es que, de producirse el deceso del locuaz teniente coronel o de que resulte inhabilitado para seguir gobernando, ya nada será lo mismo para el bloque de países embarcados en el nuevo ensayo de socialismo autoritario.No porque el proyecto sea una creación personal de Chávez (que no lo es), sino por la erosión del capital emocional que representa la figura del caudillo.Desde el chavismo, ya se han iniciado una serie de contactos con la oposición venezolana tendientes a negociar una hipotética apertura democrática después de la salida de escena del polémico gobernante, lo que incluiría una amnistía para los presos políticos.Mientras tanto, Evo Morales, cuyo gobierno se ha caracterizado por la dependencia hacia la administración de Caracas, da muestras de una extremada preocupación por la posible desaparición de Chávez, lo que movió al presidente cocalero a convocar a “todas las energías del mundo” para preservar la salud de su tutor. Debilitado el chavismo, motor económico del “socialismo del siglo XXI”, el neo-populismo acelerará su inevitable marcha hacia el ocaso…[email protected]